Usted está aquí: domingo 25 de noviembre de 2007 Opinión Desde Otras Ciudades

Desde Otras Ciudades

Gerardo Arreola, corresponsal

Adiós al camello

Ampliar la imagen Un camello en las calles de La Habana  tomada de Internet Un camello en las calles de La Habana tomada de Internet Foto: tomada de Internet

La Habana. El camello desaparecerá de la ciudad y con él se irá un símbolo de los años más violentos de la crisis. Es un autobús de pasajeros armado en Cuba, en el que la unión de la cabina con el cuerpo del vehículo tiene un tramo por encima del nivel y parece una joroba. Nadie lo recuerda por el nombre de sus rutas (la M-1, la M-2…), sino por su giba metálica y amarillenta.

Cuando la capital se quedó casi sin transporte público ni gasolina suficiente, a principios de los años 90 del siglo pasado, apareció el camello. Iba con tanta gente que pronto se le conoció como “la película del sábado” (la popular función de cine por televisión), porque tenía los mismos ingredientes: sexo, violencia y lenguaje para adultos.

Aunque lento y escaso, el camello, con su densa nube de humo negro, fue la única solución en su momento. A bordo de su ruidosa carrocería, en las horas de espera en las esquinas y en la pelea cuerpo a cuerpo por un lugar, miles de habaneros vivieron el primer impacto del derrumbe soviético. Ahora, después de más de una década de trotar por el desierto de cemento, el camello irá a la periferia de la capital o morirá en el oasis del deshuesadero.

En su lugar, anuncia el gobierno, llegarán poco a poco autobuses más propios para el servicio. Aún así, los cálculos oficiales indican que este año unos 660 mil pasajeros podrían viajar en ómnibus en la ciudad, contra casi cuatro millones que lo hacían antes de la crisis.

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.