Usted está aquí: lunes 26 de noviembre de 2007 Economía Contra lo que se cree, bajó la pobreza y mejoró la distribución del ingreso: Hacienda

Prosperaron más los hogares de clase baja que los de la alta, asegura en informe

Contra lo que se cree, bajó la pobreza y mejoró la distribución del ingreso: Hacienda

Entre 1996 y 2006 los recursos monetarios promedio por hogar subieron 36%, dice

Notimex

Durante el periodo de globalización, en México la pobreza ha disminuido y la distribución del ingreso mejoró, al contrario de lo que se cree, afirmó la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).

Así lo demuestran de forma contundente los datos, ya que el coeficiente de Gini1 –indicador de la desigualdad del ingreso– disminuyó durante los últimos 12 años, agregó en el informe semanal de su vocero.

La información señala que los hogares de clase baja han prosperado considerablemente más que los de clase alta, al elevarse el ingreso monetario para el primer decil en 45.3 por ciento en términos reales, y 54.3 por ciento para el segundo decil entre 1994 y 2006.

En tanto, el incremento de dicho ingreso para el decil X fue de sólo 22.2 por ciento en el mismo lapso, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ingreso Gasto de los Hogares (ENIGH), añadió en la nota Lecciones para México de la globalización.

La ENIGH divide al total de hogares del país en 10 grupos iguales, llamados deciles, y se les ordena en función del ingreso que perciben, de los cuales los dos primeros deciles (I y II) concentran a los hogares de menores ingresos, y el decil X a los de mayores ingresos.

Más ingresos y poder adquisitivo

La SHCP refirió que entre 1996 y 2006 el ingreso monetario promedio por hogar en México aumentó 36 por ciento en términos reales, por lo que la pobreza, medida en todas sus formas –alimentaria, de capacidades y patrimonial–, también se redujo notoriamente en esos años.

En 1996, 34.3 millones de mexicanos vivían en extrema pobreza, 43 millones en pobreza de capacidades, y 63.3 millones en pobreza de patrimonio, equivalentes a 37.4 por ciento, 46.9 por ciento y 69 por ciento, respectivamente, de la población total.

En 2004 la pobreza alimentaria se redujo a 17.4 por ciento, y en 2006 a 13.8 por ciento, con lo que entre 1996 y 2006 unos 19.8 millones de mexicanos pudieron salir de la pobreza extrema, expuso Hacienda. Indicó que la pobreza de capacidades disminuyó a 24.7 por ciento en 2004 y a 20.7 por ciento en 2006, con lo que de 1996 a 2006 este tipo de pobreza cayó 49.5 por ciento.

Respecto a la pobreza patrimonial, agregó, se redujo en 2004 a 47.2 por ciento de la población, y en 2006 a 42.6 por ciento, con lo que entre 1996 y 2006, 18.6 millones de mexicanos escaparon del último eslabón de la pobreza.

“Y cómo no va a ser así, si hace diez años cada dólar que los mexicanos obteníamos por nuestras exportaciones al resto del mundo sólo alcanzaba para importar mercancías que valían 93 centavos (de dólar)”, comentó. Ahora, destacó, por cada dólar que se exportan se pueden importar bienes y servicios con un valor equivalente a 1.03 dólares, es decir, el poder adquisitivo se ha incrementado puesto que hoy alcanza para comprar más de lo que se vende.

“La evidencia en México muestra que, durante el periodo de globalización, la pobreza ha disminuido y la distribución del ingreso ha mejorado, contrario a lo que comúnmente se cree. Así lo demuestran contundentemente los datos”, insistió.

Aunque una mejor distribución de los ingresos en México es una buena noticia, y también lo es la reducción de la pobreza, los resultados de la evaluación de la globalización indican que es necesario invertir mejor, reconoció la dependencia federal.

Destacó la necesidad de mejorar la calidad del gasto en la educación de los mexicanos para que, sobre todo los que menos tienen, puedan aprovechar las ventajas de la integración económica por sus propios medios. Esa es la lección de la globalización para México y ahí está el reto, añadió.

La SHCP consideró que antes de descalificar la globalización, es necesario prestar atención especial a los resultados de estos primeros años, los cuales revelan que es cierto que la pobreza disminuye gracias a la libertad de comerciar.

Además, se comprueba que la inversión efectiva en la educación de la fuerza laboral es un factor determinante para aprovechar al máximo las ventajas de la integración económica.

“Con el propósito de elevar el potencial de crecimiento de la economía, debemos proseguir en la construcción de un entorno más competitivo y libre para las actividades productivas”, concluyó.

 
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