Usted está aquí: miércoles 28 de noviembre de 2007 Política Rasura la Corte el dictamen final del caso Lydia Cacho

Por 6 votos contra 4, eliminan ministros referencias a pederastia y pornografía infantil

Rasura la Corte el dictamen final del caso Lydia Cacho

El abuso sexual podría constituir un problema de Estado, dice el ponente

Es un parche mal pegado: Aguirre Anguiano

El pleno sólo determinará si Mario Marín encabezó la confabulación

Silva Meza, Genaro Góngora y Gudiño Pelayo, en favor de declarar responsable al poblano

Jesús Aranda

Ampliar la imagen Lydia Cacho, en la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Al fondo, los ministros Sergio Valls y Juan N. Silva Lydia Cacho, en la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Al fondo, los ministros Sergio Valls y Juan N. Silva Foto: Cristina Rodríguez

La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) eliminó del dictamen final sobre el caso Lydia Cacho Ribeiro lo relativo a abuso sexual, redes de pederastia y pornografía infantil, al considerar que este asunto no tiene que ver con la investigación acerca de la concertación de autoridades encabezada por el gobernador de Puebla, Mario Plutarco Marín Torres, para violentar las garantías individuales de la periodista.

Por seis votos contra cuatro, ayer los ministros dejaron de lado la tesis del resolutivo elaborado por Juan N. Silva Meza acerca de que las acciones orquestadas por el gobernador poblano en agravio de Cacho Ribeiro se originaron a partir de la publicación del libro Los demonios del Edén, en el cual la periodista denuncia la existencia de redes de pederastia, lo que motivó el enojo de Kamel Nacif, quien contó con el apoyo de Marín Torres para violentar los derechos de la escritora.

Con esta decisión, el pleno de la Corte se abocará exclusivamente a determinar si el mandatario poblano encabezó la confabulación de autoridades de Puebla y Quintana Roo en perjuicio de Lydia Cacho.

De acuerdo con fuentes consultadas, en la etapa final del debate hay paridad de fuerzas entre quienes apoyan el dictamen y los que avalan la inocencia de Marín. Se dice inclusive que el voto de la diferencia sería el del ministro presidente.

Por el momento hay tres votos abiertamente en favor de declarar responsable al gobernador poblano: los de Silva, Genaro Góngora Pimentel y José de Jesús Gudiño Pelayo; mientras Sergio Aguirre y Mariano Azuela han dejado constancia de su postura en contra.

En el segundo día de debate las posturas se dividieron. Sergio Salvador Aguirre Anguiano se destacó como escudero en la defensa de Marín Torres al descalificar en repetidas intervenciones todos y cada uno de los elementos del dictamen que afectaban al funcionario.

Guillermo I. Ortiz Mayagoitia, Aguirre Anguiano, Margarita Luna Ramos, José de Jesús Gudiño Pelayo, Sergio Valls y Mariano Azuela consideraron que el tema de la explotación sexual infantil no está directamente vinculado con el dictamen.

Ni siquiera aceptaron la propuesta de José Ramón Cossío de que la Corte aprobara un exhorto a los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, federal y estatales, para que en el ámbito de su competencia establecieran y rehabilitaran las instituciones de salud, de esparcimiento y ayuda física para menores víctimas de abuso.

Dijo que la investigación aporta documentación suficiente sobre el tema y que “ningún daño hace recordarnos, entre todas las instituciones públicas y privadas del país, lo grave que está siendo esta situación”; exhortemos, ya cada quien verá qué peso le da a nuestra exhortación, “esto no va en desdoro de la Corte, sino de quien no la obedece o quien no actúa ante un llamado…”.

Silva Meza planteó en su documento que la comisión a su cargo incluyó diligencias con menores víctimas de abuso sexual, quienes ofrecieron, en presencia de sus abogados, sicólogos y sus madres, testimonios que respaldan su indagatoria. “Esto revela un problema grave, cada una de estas informaciones está perfectamente relacionada, en tanto que éste era el problema, que de ser cierto podría constituir un problema de Estado.

“No se trata de que sean 5 mil (los abusos contra menores), uno es mucho, y nos cumple decirlo aquí, porque si tuvieran la oportunidad de oír las declaraciones de las menores, después de ver y oír eso: uno es mucho.”

Cuestionó que todo el trabajo de la comisión sobre la explotación sexual infantil quedara en la nada, y puntualizó: “(la decisión) la acataré, la que sea, la convicción está en el dictamen”.

En tanto, Góngora Pimentel hizo un infructuoso llamado a la mayoría para que entendiera que “no hay razones bastantes para que un juzgador se convierta en un autómata, obligado a seguir el camino indicado por las partes, cerrando los ojos a la realidad de las cosas, cuando esto afecta de modo directo el interés público”.

Aguirre Anguiano intentó demeritar la actuación de la comisión al señalar que los datos aportados sobre pederastia fueron obtenidos de Internet, y que la existencia de más de 9 mil demandas de abuso sexual contra menores no reflejaban un “problema de Estado”. Para mí, agregó, el dictamen sobre pederastia “es un parche mal pegado”.

Al final, sólo Olga Sánchez Cordero, Cossío y Góngora apoyaron que el tema de la pederastia formara parte del dictamen, votación que fue recibida con júbilo por la defensa legal de Marín: Fabián Aguinaco (hijo del ex presidente de la Corte, José Vicente Aguinaco Alemán) y Alberto Zinser, quienes al igual que Lydia Cacho estuvieron presentes en la sesión.

Una vez votado este asunto, los ministros iniciaron la discusión sobre la validez de las pruebas que forman parte del proyecto: la conversación telefónica entre Marín y Kamel Nacif; la intervención de teléfonos de funcionarios poblanos ordenada por la comisión investigadora, y la validez del registro de llamadas entre la oficina de Marín y los funcionarios involucrados en la acción concertada, proporcionado por las compañías telefónicas.

Para no variar su postura, Aguirre Anguiano descalificó todas las pruebas.

En cuanto a la conversación entre Marín y Kamel Nacif publicada inicialmente en este diario, la importancia radica en que al haber sido obtenida de manera ilícita, no tendría valor probatorio, aunque el dictamen especifica que dicha plática fue considerada únicamente como “hipótesis a confirmar”; la intervención telefónica realmente no tiene relevancia porque no aportó ninguna prueba, y el registro de llamadas parece que no enfrentará mayor problema.

La sesión continuará mañana.

 
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