Usted está aquí: jueves 6 de diciembre de 2007 Economía Enfrenta la banca del país 200 demandas “multimillonarias” de depositantes

Son ahorradores que en los 80 invirtieron con tasas hasta de 140% anual

Enfrenta la banca del país 200 demandas “multimillonarias” de depositantes

Roberto González Amador

La banca comercial que opera en México, sistema dominado por firmas trasnacionales, enfrenta por lo menos 200 demandas “multimillonarias” de depositantes que ahorraron en los años ochenta del siglo pasado, cuando las tasas de interés llegaban hasta 140 por ciento anual, y que reclaman hoy montos que “superan por cientos de veces el valor del producto interno bruto del país”, que es de 930 mil millones de dólares.

El dato sobre el número de las demandas y la magnitud de los montos reclamados fue confirmado este miércoles por la Asociación de Bancos de México (ABM). El organismo que representa los intereses de las instituciones de crédito corroboró también que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), que ya en el pasado dio la razón a los banqueros sobre la legalidad del cobro de intereses sobre intereses en las deudas de los usuarios, tendrá nuevamente que sentar jurisprudencia en este caso.

A finales del mes pasado, el supremo tribunal de justicia de Chihuahua dio la razón a un cliente de Banamex que en los años 80 realizó un depósito, cuando los contratos establecían el pago de intereses a tasas superiores a 100 por ciento anual (como se estilaba en esa época de alta inflación).

El cliente, José Luis Saldívar Cano, reclamó recientemente la devolución de su ahorro, con la respectiva acumulación de intereses calculados a la tasa en que fue hecho el depósito en 1987. La acumulación de intereses arrojó un monto por mil 462 millones de pesos que deberá pagar el banco, según la resolución del tribunal de Chihuahua. Este caso es similar al ocurrido a mediados de la década pasada, cuando una mujer residente en Michoacán, Celia Reyes, reclamó al entonces banco Bital, hoy desaparecido, el equivalente a 70 mil millones de dólares, cantidad que resultaba de la acumulación de intereses sobre un depósito realizado en 1984. Finalmente esta mujer, entonces de 83 años, perdió el caso.

La novedad ahora es que después del precedente sentado por el supremo tribunal de justicia de Chihuahua, la SCJN determinó atraer el caso, cuyo estudio fue encomendado al ministro Juan Silva Nieto.

Este miércoles, Luis Robles Miaja, copresidente de la comisión de normatividad de la ABM y también responsable jurídico de BBVA Bancomer, confirmó que la banca que opera en México enfrenta 200 demandas multimillonarias derivadas de inversiones realizadas en los años ochenta, cuando se observaron los máximos históricos de inflación y, en consecuencia, de tasas de interés. Otras 30 demandas de este tipo, incluida la de la señora Celia Reyes, ya fueron ganadas por la banca en manera definitiva, aseguró.

El argumento en controversia, a menos a nivel del público, es porqué los bancos llevaron a la Suprema Corte, y lograron hacer prevalecer su criterio, que los usuarios de créditos bancarios deben pagar intereses sobre los intereses generados por un préstamo, una práctica conocida en el argot como “anatocismo”. Esa práctica provocó, después de la crisis de 1995, que los saldos de las deudas de los usuarios se dispararan. Ahora, los bancos no están de acuerdo con que en los depósitos de los ahorradores opere la misma mecánica y esperan de la SCJN un fallo, el relacionado con el caso de Chihuahua que, según Robles Miaja, “creará precedente para los otros 200 que hay en los tribunales”. Según el directivo bancario, “lo que diga la Corte para este caso será lo que opere en los 200 restantes”.

Javier Arrigunaga Gómez, que dirigió durante la crisis bancaria el programa gubernamental de rescate financiero, hoy es el responsable jurídico de Banamex y preside el comité respectivo en la ABM. Ayer ofreció una explicación de la postura de la banca.

“Se ha mencionado si esto tendría alguna vinculación con otra decisión que adoptó la Corte en el pasado, que fue el llamado anatocismo, la capitalización de intereses. Y la verdad es que claramente no tiene nada que ver. Lo que está en discusión aquí no es si se capitalizan o no los intereses; cuando los bancos pactan que los intereses se capitalicen, hacen lo mismo en los depósitos que reciben que en los créditos que otorgan. En ese sentido, es perfectamente simétrico.

“Aquí el punto importante, el fondo del asunto es: ¿qué tasa es la aplicable para renovar estos depósitos? Si son las tasas de mercado o si son las tasas que estuvieron vigentes en un periodo de hiper inflación. Las tasas eran altas, porque la inflación era alta”.

Luis Robles Miaja, por su parte, explicó que la postura de la ABM no es que se aplique la capitalización de intereses a los deudores y no a los ahorradores. Expuso: “No estamos sosteniendo que en un caso no proceda la capitalización de intereses y en otro sí. Tenemos que en los dos casos procede la capitalización de intereses. Lo que estamos sosteniendo es que la capitalización de intereses, o los intereses al ser capitalizados, deben calcularse de acuerdo con la tasa vigente al momento en que se hace la capitalización, y no con base en la tasa vigente en el momento en el cual se captó la operación”.

Ofreció un ejemplo: una operación pactada a una tasa de 140 por ciento, si es capitalizada permanentemente o indefinidamente a esa tasa, cuando la inflación actualmente en México es de 4 por ciento y las tasas reales de 6 por ciento, “obviamente genera un absurdo, el absurdo te hace una inversión de 400 pesos (que fue lo depositado por el ahorrador de Chihuahua originalmente) y al cabo de unos años tiene mil 500 millones de pesos ahorrados”.

El monto de las 200 demandas de este tipo que enfrenta la banca es difícil de calcular, según el propio Robles Miaja. No hay duda, dijo, que ese monto supera varias veces el producto interno bruto de Estados Unidos, que es de 12 millones de millones de dólares, y centenares de veces el de México, que alcanza 930 mil millones de dólares.

La Suprema Corte tiene la palabra.

 
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