Usted está aquí: viernes 7 de diciembre de 2007 Política Antes de Acteal

Jaime Martínez Veloz/ I

Antes de Acteal

En abril de 1997, una semana después del lamentable fallecimiento de Heberto Castillo, la Comisión de Concordia y Pacificación (Cocopa) se trasladó al estado de Chiapas para realizar una gira de trabajo en la zona norte y los Altos, donde existía un clima de crispación y enfrentamiento.

Después que el gobierno mexicano decidió negarse a cumplir los acuerdos de San Andrés, o más bien, avalando la misma decisión, las fuerzas más oscuras del Estado mexicano determinaron fomentar la confrontación entre indígenas, utilizando recursos y mecanismos de gobierno para alentar a las fuerzas contrarias al zapatismo. En ese contexto armaron a grupos de indígenas campesinos y alentaron todas aquellas acciones que provocaran a las fuerzas insurgentes.

Cansados de tanta confrontación, los indígenas de uno y otro bandos plantearon a la Cocopa la necesidad de parar los enfrentamientos y propusieron instalar mesas de concertación para detener la violencia brutal, que se agudizó a partir de la negativa del gobierno a cumplir los acuerdos de San Andrés.

Después de dicho viaje, la Cocopa se reunió con el entonces secretario de Gobernación, Emilio Chuayffet Chemor, y con el nuevo delegado del gobierno federal para el diálogo de paz, Pedro Joaquín Coldwell, con la finalidad de buscar mecanismos conjuntos que atenuasen la violencia que se había venido registrando en algunas comunidades del norte de Chiapas.

Los legisladores remitieron al secretario un documento sobre la visita que realizaron, el cual da constancia de la inestabilidad y la violencia en los lugares visitados que enmarca la vida cotidiana de sus habitantes. También confirmaba la fuerte presencia de la policía de seguridad pública estatal, así como el patrullaje de efectivos militares.

Asimismo, la Cocopa visitó la cárcel de Cerro Hueco y se entrevistó con los presos recluidos a causa de los enfrentamientos recientes en el municipio de El Bosque, cuya situación jurídica era imprecisa. En el colmo del cinismo, los familiares de los agredidos y asesinados eran acusados de haber disparado en contra de sus propios familiares. La situación, pues, era lamentable, y la impotencia y el coraje nos hacía hervir la sangre a los miembros de la Cocopa.

En el mismo documento manifestamos a Gobernación que “se habían registrado violentos enfrentamientos entre diferentes grupos por disputas del poder político, originados, según los propios actores, por los partidos políticos a instancia de los gobiernos federal y estatal y miembros de la Iglesia católica”.

De los testimonios sobre la inestabilidad y la violencia, la Cocopa concluyó que procedían de diversos orígenes y se enumeraron de la siguiente manera: 1) La marginación económica y social traducida en precarias condiciones de vida; 2) El activismo de grupos parapartidistas que se disputan el poder local; y 3) La opinión controvertida entre los lugareños visitados sobre la presencia y operación de las fuerzas de seguridad pública del estado. Al mismo tiempo la Cocopa hizo hincapié en que el nivel de confrontación amenazaba con rebasar “las formalidades de las disputas entre grupos partidistas y parapartidistas, comprometiendo la convivencia entre los distintos grupos civiles, étnicos y religiosos”.

Después de entregar este informe el Congreso del estado sustituyó al diputado local priísta Juan Roque Flores como representante ante la Cocopa. La Comisión Permanente, que encabezaba Juan Carlos Bonifaz Trujillo, aprobó con cuatro votos del PRI y uno del PAN, por uno en contra del PRD, el relevo de Roque Flores, quien sería sustituido por el también diputado del PRI Carlos Alonso Hernández.

Ante tal situación, la Cocopa emitió un comunicado en el que afirmaba que “se enteró extraoficialmente de la sustitución del diputado Juan Roque Flores como representante del Congreso del Estado de Chiapas ante esta instancia de coadyuvancia. En esta comisión, hemos respetado y seguiremos respetando la soberanía del Honorable Congreso del Estado de Chiapas. Fue así como recibimos al diputado Juan Roque Flores, quien fue designado en sesión plenaria con la aprobación unánime de los cinco grupos parlamentarios que integran el Congreso Chiapaneco. Nos causa extrañeza, por tanto, que su relevo no se haya acordado por el Pleno del Congreso del Estado, sino por la Comisión Permanente y precisamente por dos de los cinco grupos parlamentarios”.

En el escrito la Cocopa resaltó “el trabajo serio y honesto del compañero Juan Roque Flores, quien en una actitud permanentemente responsable antepuso siempre a sus legítimos intereses partidistas el superior objetivo de alcanzar para los chiapanecos una paz justa y digna. Dejamos constancia de nuestro reconocimiento al diputado Juan Roque Flores por su aportación reflexiva, muestra de la pluralidad del Congreso chiapaneco a los trabajos de esta comisión, y reiteramos nuestra voluntad de seguir ayudando a la construcción de la paz y la concordia entre nosotros”.

 
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