Usted está aquí: sábado 8 de diciembre de 2007 Mundo Respeto a derechos humanos, una de las principales medidas de Kirchner

El presidente entrega el gobierno con 60% de aprobación

Respeto a derechos humanos, una de las principales medidas de Kirchner

Stella Calloni (Corresponsal)

Buenos Aires, 7 de diciembre. El presidente Néstor Kirchner dejará el gobierno el próximo lunes con apoyo de 60 por ciento de los argentinos, un récord en el periodo democrático que se extiende desde diciembre de 1983. Según las últimas encuestas de opinión, seis de cada 10 argentinos aprueban la gestión del mandatario en forma contundente, otros la consideran sólo “buena” y sólo dos la estiman “negativa”.

Kirchner entregará el gobierno a su esposa, la ex senadora Cristina Fernández, electa en primera vuelta en las elecciones del 28 de octubre, lo que ofrece un compromiso para profundizar en temas pendientes.

En las últimas horas Kirchner recibió una solicitud del presidente francés, Nicolas Sarkozy, quien le pidió apoyo a las gestiones para liberar a la ex candidata presidencial colombiana Ingrid Bentancourt, prisionera de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

Con relación a la gestión de cuatro años y poco más de seis meses de Kirchner, encuestas locales establecen que “en un cuadro comparativo el mandatario pierde sólo con (el ex tres veces presidente) Juan Domingo Perón, ya que los encuestados sostienen que su gobierno fue mejor que los de Raúl Alfonsín (1983-1989), Carlos Menem (1989-1999) y Eduardo Duhalde (enero 2002- mayo 2003) y los ocho presidentes argentinos de los últimos 60 años.

También se señala que la crítica que le hace la mayoría a su gobierno están ligadas con la inflación actual y la inseguridad.

El encuestador Enrique Zuleta Puceiro, de Opinión Pública, Servicios y Mercados, destaca como avances del gobierno saliente la política de empleo (unos 3 millones de trabajos en los últimos años), lo que reconocen 83 por ciento de los consultados. En lo económico lo respalda 63 por ciento de los argentinos, donde se evalúa también la coyuntura de emergencia vivida por Argentina después de la crisis de fines de 2001

Lo cierto es que este ex gobernador de Santa Cruz, una provincia del extremo sur olvidada como todo el interior del país, desde su asunción, el 25 de mayo de 2003, marcó el terreno hacia la izquierda al invitar al presidente de Cuba, Fidel Castro, y a Hugo Chávez, de Venezuela.

En una de sus primeras medidas, el 28 de mayo de 2003, pasó a retiro por decreto a las cúpulas militares De allí en adelante tomó un papel clave en el tema de derechos humanos, lo que quedó en evidencia en su discurso en Naciones Unidas el 2 de septiembre de 2003, donde reivindicó la lucha de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo y criticó duramente al Fondo Monetario Internacional y a la Organización Mundial de Comercio, así como a las políticas y decisiones unilaterales de Washington para combatir militarmente al terrorismo, en abierta referencia a la invasión de Irak. .

Así, Kirchner rompió las “relaciones carnales” impuestas por Menem con Washington y apoyó a Cuba ante las presiones estadunidense Asimismo, se propuso dinamizar junto con Chávez y el presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula Da Silva, el alicaído proceso de integración del Mercosur, lo cual le generó desconfianzas y presiones de Washington, así como enfrentamientos con el Fondo Monetario Internacional.

Los mandatarios llegaron a rechazar la imposición de firmar el Area para el Libre Comercio de las Américas, en un hecho histórico, en la cumbre de finales de 2005 en Mar del Plata. Ahí salió derrotado el presidente de Estados Unidos, George W. Bush.

Organismos humanitarios reconocen a Kirchner la recuperación del edificio en que funcionó el mayor centro clandestino de detención, la Escuela de Mecánica de la Armada, y crear un archivo y un Museo de la Memoria. Asimismo, su decisión de enviar el proyecto del Ejecutivo para la anulación de las leyes de impunidad al Congreso, lo que respondía a una dura lucha de los familiares de las víctimas.

Pero se le demanda por no haber hecho suficiente en lo social, haber pagado la deuda externa y la urgente necesidad de una redistribución equitativa de la riqueza; no haber creado más empleos genuinos ni haber recuperar los recursos estratégicos del país, entregados por Menem al sector privado con sus privatizaciones.

 
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