Usted está aquí: lunes 10 de diciembre de 2007 Opinión Balance de la Jornada

Balance de la Jornada

Carlos Hernández
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Pumas merecía el título, pero se topó con Vilar

Ampliar la imagen En una jugada arriesgada, Israel Castro (5) trata de rematar ante el esfuerzo de Omar Castillo para defender la portería de Potros En una jugada arriesgada, Israel Castro (5) trata de rematar ante el esfuerzo de Omar Castillo para defender la portería de Potros Foto: Ap

A muchos les hizo recordar a Miguel Marín. Y la comparación es justificada: Federico Vilar no sólo usa el suéter al estilo del bien recordado Supermán, sino también es un digno heredero de aquel arquero de lances espectaculares y que era una garantía no sólo para detener los embates rivales, sino para iniciar los propios.

Y esa fue la diferencia entre Pumas y Atlante. Un arquero modesto y trabajador, que llegó al futbol mexicano por la puerta trasera, hizo talacha en Zitácuaro y Acapulco y ahora es el emblema de un equipo azulgrana que rejuveneció con los aires de Cancún.

Atlante era un equipo cuyos aficionados estaban en extinción. La fiel porra Tito Tepito era el reflejo de que sólo personas mayores seguían con esa añeja tradición. Pero entonces Alejandro Burillo se mostró en la cancha como el vivillo empresario que es en los negocios y para sorpresa de todos, quizá de ellos mismos, coronó a su equipo en su primer torneo en ese paradisiaco lugar, mientras su primo Emilio Azcárraga sigue sufriendo con sus tres decepcionantes equipos.

Un título merecido para el profesor José Cruz, quien es un técnico estudioso que supo sobreponerse a un pobre plantel, lesiones, escasa banca y a un rival superior.

Pumas realizó el futbol, pero Atlante tuvo a Vilar y demostró, una vez más, que los buenos equipos se arman desde la portería.

Tres títulos son pocos para el que una vez fue llamado el equipo del pueblo, pero las mieles de la victoria se saborean 14 años después. Y si en aquel equipo de Ricardo La Volpe de 1992-93, el profe Cruz alzó la copa como jugador, ahora logra la hazaña de hacerlo como timonel de un equipo formado con remiendos.

Gabriel Pereyra llegó fracasado de Cruz Azul y es un ejemplo más de los elementos que sólo triunfan con playeras sin presión. David Toledo fue desechado por los propios Pumas. El Chícharo González fracasó en Monterrey y ahora hasta lo quieren de regreso. El camerunés Alain Nkong fue contratado de último momento, y ayer muchos empezaron a conocer a Clemente Ovalle, que parece más un nombre de las novelas del Gabo que de un equipo de balompié.

De destacar, también, el venezolano Giancarlo Maldonado, quien llegó con el estigma de una nacionalidad más propicia para el beisbol, pero que anotó 15 goles en su primera campaña y ayer abrió el camino de la victoria. Los directivos azulgranas Miguel Angel Couchonnal y José Antonio García viven en la polémica, pero demostraron que tienen también tienen ojo clínico para armar un equipo campeón con poco dinero.

Pumas merecía el título, pero ya se sabe que esto no es cuestión de merecer, sino de anotar y si no pudo hacerlo fue por las fallas de sus delanteros, pero también porque es imposible (o casi) anotarle a un gran arquero que además anda inspirado.

Sin duda el universitario fue el mejor equipo en la liguilla, y aunque el subcampeonato duele a todos esos Pumas que surgieron hasta de debajo de las piedras, su campaña es también para destacar.

No sólo por la contratación de elementos baratos y talentosos como Esteban Solari, Ignacio Scocco, Rubens Sambueza y Darío Verón, sino por el surgimiento de dos jugadores como Héctor Moreno y Pablo Barrera, en una cantera auriazul que parecía agotada.

Mención aparte merece un elemento como Leandro Augusto, que ahora con la nacionalidad mexicana podría ser considerado por Hugo Sánchez. Batallador incansable, el rubio todo terreno fue una sensible baja en la parte final del encuentro.

En tanto, el futbol mexicano tuvo dos reveses a escala internacional. América perdió la final de la Copa Sudamericana ante un Arsenal de Sarandí que fue mejor conjunto, pero que también se benefició con los arbitrajes localistas de la Conmebol.

No fue la primera ni será la última vez que los silbantes se colocan el antifaz, pero los directivos nacionales deberían exigir un poco de paridad, ya que ambas partes se han beneficiado con la inclusión de equipos mexicanos en torneos sudamericanos.

Y el Pachuca coronó un año para el olvido, luego de tantos éxitos en los que parecía imbatible, al perder en la primera ronda del Mundial de Clubes.

 
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