Usted está aquí: sábado 15 de diciembre de 2007 Opinión Deporte: espíritu trastocado

Editorial

Deporte: espíritu trastocado

En un informe elaborado por el ex senador estadunidense George Mitchell, producto de una exhaustiva y profunda investigación, se ha concluido que más de 80 jugadores del beisbol de las Grandes Ligas, entre los que destacan el lanzador Roger Clemens y el llamado rey de los jonrones, Barry Bonds, incurrieron en el consumo de esteroides con el fin de incrementar su desempeño atlético. En el documento, George Mitchell asegura que ha existido, durante la última década, una “cultura del dopaje” en el beisbol de las Ligas Mayores, que involucra tanto a jugadores como directivos y comisionados de ese deporte. El escándalo desatado por la publicación del informe ha tenido tal impacto que incluso el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, declaró ayer que “los esteroides han mancillado el juego”.

Por desgracia, el consumo de sustancias ilegales se ha vuelto un flagelo recurrente en el deporte profesional. Simplemente, en el año que termina, han ocurrido sonados casos de dopaje que involucran a plusmarquistas mundiales y campeones en pruebas de la más alta exigencia física. Al respecto destaca la sanción impuesta a la atleta estadunidense Marion Jones, quien fue suspendida por dos años de toda competencia, además de que le fueron retiradas siete de sus medallas, incluidas las que obtuvo en los Juegos Olímpicos de Sydney, en 2000. Para colmo, el Comité Olímpico Internacional no ha podido determinar a quiénes corresponden las medallas devueltas por Jones, por el temor a que las competidoras que las llegasen a recibir también se encuentren implicadas en casos similares.

El ciclismo es otro de los deportes invadidos por ese cáncer. Baste recordar que el año pasado le fue retirado al estadunidense Floyd Landis el título de la Tour de Francia, la máxima justa ciclista, que ha vuelto al centro del escándalo a raíz del anuncio que en semanas recientes hizo el consorcio alemán de telecomunicaciones Deutsche Telekom, en el sentido de que no auspiciará más certámenes, luego de verse involucrados en los escándalos de dopaje dos de los competidores de su equipo, Bjorn Riis y Jan Ulrich.

No resulta extraño que el deporte profesional se encuentre en esa circunstancia. Los grandes certámenes, como las Olimpiadas o campeonatos mundiales, se han alejado del objetivo de fomentar un espíritu competitivo noble y honesto en los participantes, para inscribirse en una lógica de mercado regida por las exigencias comerciales de los patrocinadores. La consigna que subyace a esta lógica es la de ganar a toda costa, sin importar los medios.

Quizá sean estas mismas exigencias comerciales las que impiden que las distintas entidades rectoras del deporte mundial configuren una lucha frontal y articulada en contra del uso de sustancias prohibidas. La Agencia Mundial Antidopaje (WADA, por sus siglas en inglés) ha tenido que enfrentar sistemáticamente las cortapisas que ponen las distintas federaciones deportivas, a cuyos intereses económicos no convienen las sanciones y los escándalos derivados por eventuales casos de ese tipo. No resulta descabellado imaginar que, como ocurre ahora con el beisbol, pudieran surgir casos de dopaje en otras disciplinas deportivas si se hicieran las investigaciones correspondientes.

Ante este panorama, es imprescindible que las grandes organizaciones involucradas en la materia permitieran la práctica de los controles antidoping necesarios, a fin de revertir, en la medida de lo posible, el halo de desconfianza que hoy por hoy pesa sobre el deporte mundial, reafirmar la honorabilidad de los competidores y, en su caso, sancionar a los responsables, en concordancia con el cariz de lealtad y honestidad que debieran estar en la base de toda práctica deportiva. Una respuesta en sentido negativo reafirmaría que las presiones mercantiles han acabado por sepultar el espíritu competitivo y humano del fundador de los Juegos Olímpicos, Pierre de Coubertin, que se resume en su célebre frase “mente sana en cuerpo sano”.

 
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