Usted está aquí: sábado 22 de diciembre de 2007 Cultura Vestigios al alcance de quienes no abandonen el área metropolitana

Huellas prehispánicas para explorar

Las zonas de Cuicuilco, Tenayuca y Tlatelolco permanecerán abiertas estos días de asueto

Vestigios al alcance de quienes no abandonen el área metropolitana

Al sitio precolombino ubicado en Tlalnepantla “nadie viene”, dice uno de sus dos custodios

Rodeada de edificios multifamiliares, la Plaza de las Tres Culturas espera a los visitantes

El Templo Mayor, en el Centro Histórico, y el cerro de la Estrella, en Iztapalapa, otras opciones

Ana Mónica Rodríguez

Ampliar la imagen Vista parcial de Tenayuca, sitio localizado al norponiente de la ciudad de México, cuya entrada es gratuita Vista parcial de Tenayuca, sitio localizado al norponiente de la ciudad de México, cuya entrada es gratuita Foto: Ana Mónica Rodríguez

Ampliar la imagen Aspecto del templo calendárico ubicado en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, al norte de la capital, zona arqueológica que este 2007 ha recibido 70 mil visitantes. Aspecto del templo calendárico ubicado en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, al norte de la capital, zona arqueológica que este 2007 ha recibido 70 mil visitantes. Foto: Guillermo Sologuren

Ampliar la imagen Vista parcial del sitio precolombino de Cuicuilco emplazado en el sur de la ciudad Vista parcial del sitio precolombino de Cuicuilco emplazado en el sur de la ciudad Foto: Guillermo Sologuren

“Aquí nunca viene alguien”, dice uno de los dos custodios que resguardan el acervo del solitario y olvidado museo de sitio de la zona arqueológica de Tenayuca, enclavada en el municipio de Tlalnepantla, estado de México, donde sólo las sombras del pasado parecen recorrer la pequeña área prehispánica y su monumental pirámide.

Al pie de un tzompantli, colocado arbitrariamente en el Museo Xólotl, se lee en un viejo papel, trazadas las letras con plumón negro: “No pisar, no tocar”.

El polvo, las telarañas y el descuido de la museografía, además de la basura y el crecimiento del prado en la barda que circunda la estructura piramidal son muestra clara del olvido y la falta de interés generalizados.

Algunas sin ningún visitante, otras con escasos curiosos, unas más con multitudes en ciertas épocas del año, algunas pirámides y ruinas prehispánicas del valle de México permanecen inmutables ante el paso del tiempo.

Valiosos testimonios

Con motivo de la temporada de vacaciones decembrinas, qué mejor que permanecer en el área metropolitana para “descubrir” vestigios que están al alcance de la mano en las zonas arqueológicas tanto en las menos conocidas y sus museos de sitio, como en el popular Templo Mayor.

Desde Tlatelolco, Cuicuilco e Iztapalapa hasta Tenayuca y Santa Cecilia se hallan testimonios que dan cuenta del esplendor de antiguas civilizaciones.

Si las antiguas piedras hablaran tendrían mucho que contar, como es el caso de Tlatelolco, que formó parte del gran señorío de Tenochtitlán, padeció la conquista y, el siglo pasado, fue testigo de la matanza de estudiantes en 1968 y de las miles de muertes por el terremoto de 1985.

Salvador Guilliem, quien ha sido director de esa zona prehispánica durante más de dos décadas, explica que en 2008 “habrá sorpresas agradables y una renovación” para ese lugar circundado por edificios multifamiliares y grandes avenidas.

“La gente que recorra la zona arqueológica podrá observar 67 estructuras piramidales con su gran Templo Mayor, además de un vestigio calendárico que es único, entre tzompantlis, la iglesia de Santiago Tlatelolco y el palacio de Tecpan, donde gobernó Cuauhtémoc –que tiene el mural de Siqueiros titulado Cuauhtémoc contra el mito.”

En el antiguo convento se custodian pinturas murales y fragmentos de retablos y pechinas; sin mencionar las investigaciones que aún se realizan donde hace unos años apareció una caja de agua novohispana, pintada por tlacuilos y en 2006 emergió parte de una estructura piramidal debajo de la cisterna.

Este año, explicó Guilliem, hemos recibido alrededor de 70 mil visitantes y, de ellos, 40 por ciento son turistas.

La próxima semana, en conferencia de prensa, se anunciarán aspectos relacionados con la zona arqueológica de Tlatelolco.

Huehueteotl, Dios Viejo del Fuego

En el sur de la ciudad, entre Insurgentes y el cruce de anillo periférico, se halla el área prehispánica de Cuicuilco, circundada por el Centro Deportivo Villa Olímpica y el Montículo de Peña Pobre.

El arqueólogo Carlos Rangel, quien está a cargo de esta zona, considerada “el centro urbano más antiguo de la cuenca de México”, indica que el sitio también es una reserva ecológica por la flora y fauna que lo rodea. Allí, enfatizó, “no ha sido hallada ninguna evidencia de sacrificio humano”.

Es el primer centro urbano del Altiplano Central “integra arquitectura monumental, tiene traza urbana y entre sus deidades se ha identificado al Dios Viejo del Fuego, Huehueteotl”.

Entre los grandes atractivos de Cuicuilco, emergen de entre los vestigios prehispánicos grandes estructuras arquitectónicas, petrograbados y, la principal, “es un basamento circular, único en el mundo”.

El museo de sitio tiene en sus paredes un mural de Jorge González Camarena y posee un acervo de más de 300 piezas, cuenta con una cronología de toda Mesoamérica y exhibe las características físicas y el atuendo que caracterizaron a los cuicuilcas. quienes debieron salir despavoridos hacia Teotihuacán, ante la erupción del volcán, lo cual se dice ocurrió alrededor del año 100 dC.

Cuatro edificios en la sección B de Cuicuilco o Villa Olímpica, el montículo de Tenaltongo –en el bosque de Tlalpan– y la todavía inexplorada Peña Pobre, integran la amplia traza de la ciudad realizada por los cuicuilcas, cuya superficie se calcula era de 400 hectáreas. “Y actualmente están abiertas al público 26 de ellas”.

En el “Lugar donde se hacen cantos y ruegos”, sólo han sido descubiertas ofrendas de mariposas y flores.

También se desconoce el lenguaje que utilizaban los cuicuilcas y, con las investigaciones de campo que se realizan, se espera obtener más información sobre esta cultura.

Rangel agrega que el promedio mensual de visitantes es de 5 mil, cifra que cambia debido a las temporadas escolares o vacacionales. La entrada a la zona arqueológica de Cuicuilco es gratuita.

El Museo de Xólotl, en el abandono

Al norte de la ciudad de México, a pocos kilómetros de la carretera que lleva a Querétaro, se ubica la zona arqueológica de Tenayuca: “Lugar amurallado”.

Este sitio rutinario para la vista de los mexiquenses, se ubica en el municipio de Tlalnepantla y posee una fosa arqueológica que data del año 1200 dC, cuando el chichimeca Xólotl dirigió a esa civilización.

El pequeño museo de sitio lleva el nombre del mencionado dirigente y permanece totalmente abandonado; nadie ingresa al área cercada de la pirámide y menos al olvidado recinto, que apenas cuenta con un papel amarillento, que con letra negra de plumón y pegado con cinta adhesiva indica: “No tocar, no pisar”.

“Aquí no viene nadie, sólo el 21 de marzo llegan muchos para subir a la pirámide”, asegura unos de los guardias. Lo cierto es que ninguna de las piezas prehispánicas tiene ficha informativa ni referencia sobre la pertenencia de esas figuras antropomorfas montadas sin ningún orden.

Piedras labradas, cabezas de serpiente, vasijas, un cuchillo de pedernal y un tzompantli carecen de cédula informativa.

Entre las ruinas, en buen estado, se observa un gran basamento cuadrado y diversos cuerpos escalonados con accesos hacia el poniente, dividido por dos alfardas las cuales conducían a los templos de Tláloc y Huitzilopochtli.

Las representaciones de cabezas de serpientes y otras talladas en cuerpo entero son los motivos ornamentales alrededor de la pirámide, las cuales atraen la mirada en la también conocida Oztopolco, “lugar de cueva grande.”

El horario de entrada es de 10 a 17 horas y el costo es de 37 pesos. La enorme pirámide, descubierta en 1925, tiene como marco un pintoresco parque, con su quiosco y una pequeña iglesia.

También en el municipio de Tlalnepantla se encuentra la zona arqueológica de Santa Cecilia, vinculada a la de Tenayuca, la cual estuvo dominada por Tenochtitlán y fue considerada una más de los centros periféricos de la urbe mexica.

Las características arquitectónicas son similares a las de Tenayuca: cuerpos escalonados, con escalinatas de acceso hacia el poniente, con doble alfarda. A pesar de estar reconstruido es un magnífico ejemplo, donde el visitante puede observar un típico templo dedicado a Huitzilopochtli.

El cerro de la Estrella, otra opción

En el sureste del DF, la delegación Iztapalapa posee muchas estructuras piramidales en el cerro de la Estrella. Hace unos meses resurgió, junto a la sede delegacional, el que al parecer fue el centro ceremonial culhua-mexica.

El acceso al cerro de la Estrella es por la avenida Javier Rojo Gómez, hacia el lugar conocido como El Calvario, pero a partir del museo de sitio hay que caminar.

Finalmente, en el corazón de la capital del país se encuentra el Templo Mayor de Tenochtitlán, lugar de múltiples sacrificios y que hace más de cinco siglos fue avasallado por los españoles encabezados por Hernán Cortés.

En 2006 se rompió el récord de ingreso al área prehispánica debido, en parte, al hallazgo de Tlaltecuhtli. Las estructuras piramidales, los adoratorios y los templos de sus deidades son las referencias para recorrer la zona arqueológica y el museo de sitio, que es una copia exacta de la manera en que está ubicada el área prehispánica. Las cúspides de los adoratorios de Tláloc y Huitzilopochtli identifican este recinto.

El próximo febrero habrá diversas actividades en el Museo del Templo Mayor, debido a que el 21 de ese mes se festejará el 30 aniversario del hallazgo de la Coyolxauhqui, emblemática deidad de los mexicas.

Un gran pastel, ciclos de conferencias y otros actos culturales, recordarán la fundación de ese recinto, luego de que fue hallada la diosa lunar.

Ubicada a un costado de la Catedral Metropolitana, la entrada a la zona arqueológica del Templo Mayor cuesta 45 pesos, incluida la visita al museo de sitio, en horario de martes a domingo, de 9 a 17 horas. Menores de 13 años, personas mayores de 60, estudiantes y profesores, jubilados y pensionados, con credencial, no pagan.

El Instituto Nacional de Antropología e Historia ofrece entradas gratuitas en algunos sitios –y en otros otorga descuentos a niños, estudiantes y personas de la tercera edad–, además de visitas guiadas e información sobre los vestigios in situ.

 
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