Usted está aquí: lunes 24 de diciembre de 2007 Opinión Sin infraestructura ni leyes que se cumplan

Iván Restrepo

Sin infraestructura ni leyes que se cumplan

Mientras el gobernador de Jalisco (señalado de encubrir a colaboradores presuntamente delincuentes) con dinero oficial y en nombre de todos los mexicanos regala al Vaticano un nacimiento con valor superior a 700 mil pesos, los ciudadanos esperan otro tipo de regalo en esta época de consumismo extremo. Por ejemplo, la seguridad de que las instancias oficiales harán cumplir la ley sobre el destino final de los residuos tóxicos y peligrosos. Hace seis años, el primer gobierno panista prometió resolver el problema que representan los millones de toneladas de desechos industriales que no se encuentran en sitios adecuados, seguros, de tal forma que son un peligro para la salud pública, el medio ambiente y los recursos naturales. Esa promesa no muestra ningún signo de que se haga realidad en esta administración. Abundan las pruebas: la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente presentó denuncia contra los responsables del incendio ocurrido en el “confinamiento” de residuos industriales peligrosos ubicado en el municipio de Ramos Arizpe, Coahuila. Dicho “confinamiento”, con capacidad para almacenar 24 mil toneladas de residuos, es operado por la empresa Tecnología Ambiental Especializada, pero fue clausurado indefinidamente al comprobarse su incompetencia para manejar tales residuos. Cuando ocurrió el incendio había en ese sitio cerca de 15 toneladas de hidrocarburos y metales pesados. Es obligación de la empresa deshacerse de ellas hasta dejar el lugar limpio y así evitar la contaminación del suelo, el aire y los mantos freáticos de la zona.

Otro problema se presenta en Puerto Vallarta, principal ciudad turística de Jalisco, que carece de un sitio adecuado para depositar la basura proveniente de los hogares y otras actividades. La construcción de un confinamiento moderno fue detenida por las autoridades locales. En cambio otras, las del estado de México, dieron luz verde para instalar un depósito de basura sobre un acuífero, el de Cuautitlán-Pachuca, del que se surte de líquido medio millón de personas residentes en Tlalnepantla y Naucalpan. El citado depósito se localiza en el municipio de Jilotzingo y es propiedad de la empresa Confinam. Aunque desde julio pasado los que se oponen a la construcción del confinamiento lograron el amparo de la justicia, las obras continúan en flagrante violación de la normatividad legal vigente. Entre otras irregularidades, el negocio aludido viola la legislación federal que prohíbe construir confinamientos en zonas de recarga de acuíferos, o cerca de aeropuertos.

Mientras, continúa la generación de desechos sólidos provenientes de las áreas urbanas y de la industria. Según cifras oficiales, cada año se incrementan en 10 por ciento. Los que provienen de los hogares aumentan más de mil toneladas al año. En tanto, la infraestructura nacional para depositar la basura es cada vez más insuficiente. La que existe, con excepciones, es obsoleta y un peligro permanente para la salud pública y el medio ambiente, en especial para los mantos freáticos de los que se surte de agua a numerosas poblaciones.

Además, la generación creciente de basura urbana e industrial evidencia la falta de una política oficial y del sector privado para reducir la generación de dichos residuos. Las llamadas “empresas limpias” son la excepción en el país, como confirman los reportes oficiales. Continúa así el derroche de recursos, en especial naturales, vía la basura, además de que otras políticas, como la de separación de los desechos, el reciclaje y la reutilización de buena parte de lo que tiramos, brillan por su ausencia. Ejemplifica lo anterior la ciudad de México, donde la legislación para separar la basura según el material de que se trate es letra muerta por falta de infraestructura en el sistema de recolección y la poca información que sobre la materia tiene la ciudadanía.

Y regresando al regalo del que hablo al principio, me permito preguntar: ¿quién pagó los gastos de la comitiva (¡oficial?) que presidió la señora Margarita Zavala (30 personas) que fue a Roma a entregarlo en nombre de todos los mexicanos? Sobre ese regalo no fuimos consultados. ¡Viva el laicismo al estilo del PAN y la familia Calderón!

 
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