Usted está aquí: lunes 24 de diciembre de 2007 Opinión Diferencias de las grandes potencias en Bali y Lisboa

Gonzalo Martínez Corbalá

Diferencias de las grandes potencias en Bali y Lisboa

Mientras que en Lisboa hace dos semanas la Europa del siglo XXI nació con la firma que estamparon 27 líderes en un nuevo tratado que moderniza las instituciones de la Unión Europea (UE) y la prepara para los desafíos de la globalización (El País, 14/12/07, edición internacional), en Bali durante la cumbre sobre cambio climático la UE amenazó que iría en contra de la cumbre de las potencias convocadas por el presidente George W. Bush, a realizarse en Hawai, en enero de 1998.

No parece que la suerte del presidente estadunidense esté cambiando ni que mejore la opinión favorable interna sobre él, como tampoco ha logrado últimamente algún éxito en la esfera internacional, pues en estos días también Rusia firmó un acuerdo con Irán y con la compañía estatal Atomstroieksport para terminar de construir la central nucleoeléctrica de Bushehr, junto con el abandono de Irán de su programa militar-nuclear en 2003, además de enviar el primer cargamento de barras de uranio 235 enriquecido.

Con el envío ruso del combustible nuclear a Irán, confirmado el lunes pasado, así como sus planes para construir una segunda planta (New Times, H. Cooper, 18/12/07), Estados Unidos pierde una larga lucha. Del envío de cilindros de combustible enriquecido de uranio a la planta en Bushehr, al sur de Irán, fuentes oficiales han afirmado ante la opinión pública que el combustible será puesto bajo control de la Agencia Internacional de Energía Atómica y monitoreada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

El presidente Bush no solamente no criticó la medida, sino que expresó su satisfacción de que Irán recibirá estos combustibles al tiempo que suspenderá su programa de enriquecimiento nuclear del uranio. “Si los rusos han querido hacer esto, lo cual apoyo, entonces los iraníes no necesitan aprender cómo enriquecer (el uranio)”, dijo el presidente Bush, el lunes pasado, e insistió: “si los iraníes aceptan este uranio para una planta civil nuclear, entonces no tienen ninguna necesidad de aprender cómo enriquecerlo”.

Estas declaraciones han sido consideradas por analistas estadunidenses muy desafortunadas y que no podían haber sido peores en cuanto al momento de hacerlas, ya que vienen a darse a conocer solamente dos semanas después de las que hizo el aparato de inteligencia de Estados Unidos, en el sentido de que Irán suspendió sus programas de armas nucleares desde 2003. El servicio de inteligencia nacional llegó a la conclusión de que Irán no ha reiniciado su programa de armas nucleares en 2007, lo cual va en contra de uno de los temas centrales de la administración de Bush para mantener su presión internacional contra Irán.

La actitud del mandatario estadunidense recuerda en este caso la que asumió cuando hacía toda clase de presiones sobre el Consejo de Seguridad de la ONU, donde estaba representado por el general Colin Powell, habiendo incluso llegado a afirmar que con o sin el respaldo del consejo emprendería la invasión a Irak con el apoyo explícito de Tony Blair, del Reino Unido, y de José María Aznar, de España, con base en una supuesta peligrosidad, la cual nunca fue demostrada, como tampoco que Saddam Hussein tuviera armas de destrucción masiva; además, nadie encontró armas, ni aun ya iniciada la guerra de invasión, ni a la fecha ni después de haber mandado al patíbulo al dictador iraquí.

La decisión de Rusia de proporcionar combustible nuclear para la planta de Bushehr ha causado diversas reacciones de la propia administración estadunidense, así como de diplomáticos europeos que lo han expresado privadamente, pues consideran que todo ello es un triunfo para el joven presidente Mahmud Ahmadinejad, quien resultará estimulado por este hecho. Sin embargo, la Casa Blanca le dio una interpretación diferente en sus comentarios. “No hay duda de que Rusia y el resto del mundo quieren mantener a Irán lejos de la posibilidad de obtener armamentos nucleares”, señaló el vocero de la Casa Blanca, Gordon D. Johndroe.

Pero en privado los comentarios oficiales han estado esperando que Rusia suspenda en algún momento sus entregas de combustible nuclear, parte para enviar un mensaje a Irán de que Estados Unidos y sus aliados europeos, China y Rusia misma, hablaban en serio en sus afirmaciones de que castigarían a Irán por negarse a suspender el enriquecimiento del uranio, lo cual no parece tener mucha lógica por las declaraciones anteriores del presidente Bush, ni de la Casa Blanca, y por otra parte, el jefe de la Organización de Energía Atómica Iraní afirmó que este país necesita producir combustible nuclear para una segunda planta en construcción de 360 megavatios, cuyo combustible necesita ser producido en la planta de enriquecimiento, ubicada en Natanz.

Como puede comprobarse por los hechos citados, procedentes de fuentes muy confiables, tanto el descalabro en la cumbre de Bali en relación con el cambio climático y los planes que expresaron allí, en los que supuestamente Estados Unidos, India y China finalmente se unen a los objetivos de la cumbre, pero con la amenaza de la Unión Europea de boicotear la reunión convocada por Bush para enero en Hawai, si no firmara el acuerdo de Bali para reducir las emisiones de CO2, muy en la línea del Protocolo de Kyoto, que hasta ahora tanto Estados Unidos como Europa se habían negado a firmar, lo cual significa un avance importante para la humanidad del que podemos felicitarnos.

Al final de Bali aceptaron Estados Unidos, China, India, Brasil e Indonesia limitar sus emisiones de gases de efecto invernadero bajo supervisión de la ONU.

 
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