Usted está aquí: viernes 4 de enero de 2008 Capital Albergue Coruña, un oasis contra el frío

En los días recientes creció su población de 380 a 600 personas

Albergue Coruña, un oasis contra el frío

Alejandro Cruz Flores

Ampliar la imagen Una persona en situación de calle decidió abandonar ayer el albergue Coruña con tres cobijas, las cuales "son suficientes para dormir a la intemperie", dijo Una persona en situación de calle decidió abandonar ayer el albergue Coruña con tres cobijas, las cuales “son suficientes para dormir a la intemperie”, dijo Foto: Luis H. González

Para no tener que pasar la noche en la calle y enfrentar el frío de la madrugada con “alcohol y mariguana”, cartones que recogen de la basura o, con un poco de suerte, una cobija, cientos de indigentes acuden al albergue Coruña, ubicado en la colonia Viaducto Piedad, donde se les ofrece comida, la posibilidad de dormir bajo un techo, ropa para abrigarse y, en caso de necesitarlo, atención médica.

Se trata de hombres que en su mayoría rebasan los 50 años de edad, que por sus adicciones o a causa de la violencia intrafamiliar fueron expulsados de sus hogares; así como de personas que abandonaron sus pueblos en busca de una mejor vida en el Distrito Federal, pero que al no lograrlo se vieron forzados a vivir en la calle y a dormir en plazas, en algunas estaciones del Metro o donde les “agarre la noche”.

En los días recientes, el número de personas atendidas en el albergue se ha incrementado de 380 a 600, debido al fuerte descenso de la temperatura; deben salir al día siguiente a más tardar a las 10 de la mañana y, si así lo desean, regresar por la tarde.

En general, consideraron que el trato que reciben es “bueno”, salen bañados y lo mejor abrigados que pueden, con chamarras, suéteres, bufandas, que en muchos de los casos les proporcionan en el mismo centro, para buscar “un peso para comer”.

Aunque la mayoría señaló que volverán al albergue para no dormir bajo el intenso frío, hubo quien duda en regresar, “estoy aquí porque nos recogieron por la noche, dijeron que por la helada; pero está muy lejos y no creo que venga otra vez”, indicó uno de los indigentes, salió del lugar con tres cobijas cargadas al hombro, las cuales, afirmó, “son suficientes” para dormir a la intemperie.

“Yo tenía miedo y me andaba escondiendo, cuando un señor me dijo que a lo mejor venían a buscarme para llevarme al albergue”, comentó por su parte José Antonio Morales, de 57 años y originario de Veracruz, “no tengo casa. Aquí nos tratan bien, por eso voy a regresar en la tarde”, aseguró.

 
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