Usted está aquí: sábado 5 de enero de 2008 Cultura Murió el escritor cubano Lisandro Otero

Sus restos serán incinerados; en los próximos días se le hará un homenaje nacional

Murió el escritor cubano Lisandro Otero

Fundador de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, fue un activo participante de la Revolución

Fue colaborador de periódicos en México, Estados Unidos y Venezuela

Prensa Latina, Notimex y Reuters

Ampliar la imagen Lisandro Otero, en imagen de archivo Lisandro Otero, en imagen de archivo Foto: José Antonio López

La Habana, 4 de enero. El escritor, periodista y ex diplomático cubano Lisandro Otero, Premio Nacional de Literatura 2002, falleció en esta capital a los 75 años de edad, informaron hoy medios periodísticos locales.

Es uno de los narradores más importantes de la segunda mitad del siglo XX cubano, cuyas pulsaciones y virajes han quedado registrados, con mano maestra, en su literatura, a la que el ejercicio paralelo del periodismo –al contrario de lo que opinan algunos escritores sobre ese oficio–, no hizo sino reportarle ganancias, en un juego de mutuas influencias, de savias nutricias, del que ambas vertientes salieron favorecidas.

Otero fue fundador de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), organización que expresó su “profundo dolor” por el deceso del autor cubano, al igual que el Ministerio de Cultura y la Academia Cubana de la Lengua, de la cual era presidente.

El extinto escritor fue también Premio de Novela en el Concurso Casa de las Américas de 1963 con el libro La situación, obra que lo colocó en un lugar sobresaliente dentro del panorama cultural.

Asimismo, fue autor de Temporadas de ángeles (1983), premio de la crítica literaria, y Árbol de la vida (1992), además de una extensa labor periodística que le mereció el Premio Nacional de Periodismo Cultural.

Colaboró en más de una decena de publicaciones, incluidas las especializadas en cultura de Cuba, Francia y México. En nuestro país recibió el Premio Nacional de Periodismo, otorgado por el Club de Periodistas.

Consejero cultural de Cuba en Chile y Gran Bretaña, Lisandro Otero participó en varios congresos de escritores y visitó numerosas naciones de América Latina y Europa.

Granma informó que por voluntad propia sus restos mortales serán cremados y que en los próximos días el Instituto Cubano del Libro, la Uneac y la Academia Cubana de la Lengua convocarán a un homenaje póstumo.

Como periodista fue director del suplemento cultural del diario Excélsior, de México, y colaboró en los periódicos The Washington Post y El Nacional, de Caracas.

Testigo de su historia

Su obra literaria incluye más de 20 títulos publicados en los géneros de novela, testimonio, ensayo y periodismo, algunos de ellos fueron traducidos a 14 idiomas, que lo sitúan como “una de las voces más importantes de la narrativa cubana”, dijeron medios locales.

Testigo y actor de su tiempo, polémico, desenfadado, asequible, con una curiosidad en permanente acecho y una lozanía intelectual intacta en sus más de 70 años, Lisandro Otero consolidó una obra vasta, coral, significativa; una novelística espléndida, que sigue creciendo, en la cual exploró a fondo en la historia –no sólo la de su país– y en los entresijos más íntimos de la naturaleza humana, los azares del hombre frente a sí mismo y a su destino.

Esta es un fragmento de una de las últimas entrevistas que ofreció a la agencia de noticias Prensa Latina:

–A estas alturas de una vida intensamente vivida, como la suya, y una obra sólida, de alto vuelo que lo respalda, se impone una especie de retrospectiva. ¿Ha dado ya esa mirada atrás, cuál es el saldo?

–Todavía no he realizado esa retrospectiva, porque cuando tire la raya y sume quiere decir que no hay nada más que añadir. Pero hay en el haber algunas realizaciones, algunas frustraciones, pérdidas y ganancias, desaciertos y conquistas... como todo mundo.

–El Premio Nacional de Literatura le llegó en un momento en que tiene acumulado un número considerable de honores y distinciones. ¿Cómo lo recibió?

–Con sorpresa, con asombro y desconcierto. No tenía la menor idea de que habría de recibirlo. Pensaba que jamás me sería otorgado. Recibí casi un centenar de mensajes de Internet y decenas de llamadas telefónicas de todo el mundo. He visto numerosos cables de agencias de prensa, los periódicos de América Latina difundieron la noticia. Es un lauro prestigioso que ha convocado la atención de la esfera de la cultura.

“Después, la sorpresa dio paso al júbilo. Sobre todo cuando percibí que eran muchos, más de los que imaginaba, quienes se regocijaban junto conmigo, que era un contento compartido y auténtico. Eso me otorga una sensación de confiada seguridad en el consenso alcanzado.”

–Al cabo de más de 70 años, ¿cómo se ve, qué espera del Lisandro que es?

–Por el tiempo que me queda ya no puedo aguardar demasiadas novedades ni albergar mayores expectativas, pero sí espero mucho de la nueva generación, de los jóvenes que se han formado mucho mejor que los de mi promoción, que tienen umbrales de tolerancia más significativos y niveles de educación mucho más vastos.

 
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