Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 6 de enero de 2008 Num: 670

Portada

Presentación

Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA

Vinicius de Moraes:
un Buda musical

ALEJANDRO MICHELENA

Alejandra 2
NIKOS KARIDIS

Industrias culturales. México en el contexto latinoamericano
VIANKA R. SANTANA

El vino del amor y la experiencia
HERMANN BELLINGHAUSEN

Méndez Arceo y el '68
CARLOS FAZIO

Chomsky y Foucault:
la razón y la navaja

RAFAEL TORIZ

José Ramón Arana: escritura, silencio y exilio
YOLANDA RINALDI

Leer

Columnas:
Jornada de Poesía
JUAN DOMINGO ARGUELLES

Paso a Retirarme
ANA GARCÍA BERGUA

Bemol Sostenido
ALONSO ARREOLA

Cinexcusas
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La Jornada Virtual
NAIEF YEHYA

A Lápiz
ENRIQUE LÓPEZ AGUILAR

Artes Visuales
GERMAINE GÓMEZ HARO

Cabezalcubo
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Industrias culturales.
México en el contexto latinoamericano

Vianka R. Santana


Ilustración tomada de: www.ypsite.net

Hablar de industrias culturales es referirse a un segmento importante del mercado internacional, que ha permitido que algunas naciones fortalezcan su economía y consoliden un desarrollo en función de su patrimonio creativo.

Si tomamos en consideración la visible concentración de la producción de bienes y servicios culturales, así como la marcada tendencia a la monopolización por parte de grandes corporativos – que a la sombra del proteccionismo gubernamental han extendido su radio de acción– sería oportuno acotar algunos aspectos fundamentales que definen a la industria cultural.

De acuerdo con los criterios de la unesco , la industria cultural incluye medios impresos y audiovisuales, producciones editoriales y cinematográficas, programas de radio, televisión, diseño y producción artesanal, producción de espectáculos de artes escénicas, producción y comercialización de obra plástica, visual y fonográfica, manufactura y comercialización de instrumentos musicales y materiales artísticos, así como las denominadas “mercancías virtuales”. Puede afirmarse que la industria cultural implica todo aquello que tenga por objeto la producción de productos artísticos y creativos en sus diferentes manifestaciones.

En consecuencia, se ha tratado de manera distinta a cada tipo de producto y servicio en lo que respecta a la normatividad jurídica, arancelaria y de distribución comercial en el marco de los gats (Acuerdos Generales del Mercado de Servicios) en el contexto del comercio internacional. Sin embargo, al interior de las naciones, esta industria enfrenta problemáticas distintas que responden a diferentes condiciones económicas, geográficas, políticas, tributarias y legales, que de algún modo favorecen la inequidad comercial que, si bien podría interpretarse como competitividad, lo cierto es que las pequeñas empresas luchan por persistir frente a los grandes capitales que acaparan los mercados globales y sus consumidores.

Es importante recordar que los productos y servicios culturales representan un refrendo de la identidad debido a los símbolos, signos e ideas que divulgan, y que son propios de una comunidad o nación, pero que también –en muchos de los casos– se trata de bienes creativos, patrimoniales, que por su naturaleza le dan un carácter único, en contraposición a la lógica globalizante. Es por ello que algunos organismos internacionales ofrecen asistencia legal y técnica, a fin de que los Estados puedan articular estrategias que les permitan trascender con mayor efectividad hacia el intercambio comercial trasnacional.

En la última década, se han modificado sustantivamente –debido a los avances tecnológicos– los procesos de divulgación, promoción y comercialización, afectando principalmente los derechos de autor de empresas y creativos, así como a las manifestaciones culturales propias. Ejemplo de ello es la industria china, que reproduce objetos artesanales de una consecuente connotación cultural (en tanto que expresiones originales), invadiendo incluso los nichos habituales de mercado interno. Asimismo, la distribución virtual de contenidos científicos, literarios y fonográficos ha lesionado a la industria y modificado las formas de interacción comercial.

En algunos países de América Latina, la industria cultural se ha vuelto parte esencial del desarrollo económico, toda vez que el concilio de gobierno y ciudadanía ha generado condiciones y parámetros jurídicos que facilitan a creadores e iniciativa privada la producción de bienes y servicios, fortaleciendo el mercado de exportaciones, la oferta cultural, y generando nuevos flujos de divisas. Tal es el caso de entidades como Bogotá, declarada por segunda ocasión por la Unión de Ciudades Capitales de Iberoamérica (UCCI) como Capital Iberoamericana de la Cultura 2007 y Capital Mundial del Libro 2007 por la unesco .

Es importante destacar la labor que organismos y colectivos internacionales –denominados “clusters culturales”– como la Red de Merco-ciudades que, a finales de septiembre, realizó su Reunión Anual Temática de Cultura, en Uruguay, el trabajo sostenido de instancias como Mercosur integrada por Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela y sus Estados Asociados (Bolivia, Chile y Perú), que han venido realizando ejercicios de intercambio y cooperación sobre el tema. De igual forma, los convenios inter gubernamentales que promueven la comprensión entre culturas, como el que recientemente dio lugar a la Semana de Buenos Aires, en la ciudad de Belo Horizonte, Brasil, experiencia que mantuvo como premisa la reflexión sobre tres temas fundamentales: cultura, turismo y desarrollo económico a través de la industria cultural.

Sin embargo, en el plano de los esfuerzos intergubernamentales por erradicar las grandes asimetrías que existen en el mercado nacional e internacional, México no ha generado los consensos necesarios que pudieran conducir al abordaje legislativo de estos temas, así como al diálogo entre gobierno y ciudadanos. Sin lugar a dudas, se requiere de un diagnóstico que profundice en las debilidades y desventajas con que trabaja la industria cultural mexicana, así como un análisis de las fortalezas, para lo cual deben considerarse aspectos tales como: leyes nacionales sobre el derecho de autoría, las regulaciones a la inversión extranjera en las industrias culturales, el apoyo a la inversión y la consolidación de un sistema de subvenciones, la reducción de los impuestos para la exportación de los productos culturales, la regularización del espacio radioeléctrico con una premisa de equidad en beneficio de todos los sectores sociales, la regularización del mercado interno, así como todos aquellos aspectos que fomenten la creatividad y la innovación en esta industria en nuestro país.