Usted está aquí: viernes 11 de enero de 2008 Cultura Murió el malabarista de la palabra Andrés Henestrosa

A las 13 horas recibirá un homenaje de cuerpo presente en el Palacio de Bellas Artes

Murió el malabarista de la palabra Andrés Henestrosa

Padecía neumonía desde hace más de un mes; “ya estaba cansado”, señala su hija Cibeles

Gracias a él se conoció la palabra zapoteca: Macario Matus

“Consternacion” de Calderón

Fabiola Palapa y Arturo Jiménez

Ampliar la imagen El escritor oaxaqueño frente al mar, hace un par de años El escritor oaxaqueño frente al mar, hace un par de años Foto: Blanca Charolet

El poeta, narrador, ensayista, orador e historiador Andrés Henestrosa falleció este jueves a la edad de 101 años a causa de complicaciones por una neumonía, en su casa del sur de la ciudad de México. Le sobreviven su hija Cibeles, tres nietos y siete bisnietos.

La hija del escritor oaxaqueño señaló que “estaba enfermo desde hace un mes, además, por su edad, ya estaba muy cansado”.

Los restos del escritor originario de Ixhuatán, Oaxaca, son velados desde la noche del jueves en la funeraria Gayosso de Félix Cuevas y posteriormente será inhumado en el Panteón Francés La Piedad, de la ciudad de México.

En el Palacio de Bellas Artes hoy se rendirá un homenaje póstumo a Andrés Henestrosa a partir de las 13 horas. El presidente Felipe Calderón Hinojosa y su esposa Margarita Zavala lamentaron profundamente, en un comunicado, el deceso del escritor oaxaqueño.

Considerado una de las joyas de la literatura mexicana, Henestrosa celebró 101 años de vida el 30 de noviembre de 2007, en un encuentro íntimo con sus familiares y amigos, pero no estuvo presente en el festejo porque estaba delicado de salud. En esa ocasión, sólo sus amigos más cercanos como el periodista Jacobo Zabludovsky y el poeta Alí Chumacero, tuvieron la oportunidad de felicitar personalmente al escritor.

Debido también a problemas de salud, el ensayista y poeta no pudo recibir en persona el diploma que acredita el grado de doctor honoris causa que le otorgó el 13 de diciembre la Universidad Autónoma Metropolitana. En su lugar, su hija Cibeles recibió la distinción y expresó el agradecimiento de su padre.

La última presentación en público de Henestrosa fue cuando el Consejo de Estado de la República de Cuba lo condecoró con la Orden de la Solidaridad, por su destacada trayectoria literaria. En esa ocasión, el autor de Los hombres que dispersó la danza (1929) expresó su beneplácito por el reconocimiento. Ahí confesó su anhelo de vivir 100 años más para continuar haciendo lo que más le gusta.

Francisco de la Cruz, presidente de la asociación Escritores en Lenguas Indígenas y poeta zapoteco, manifestó la consternación del gremio y destacó los aportes de Henestrosa para la cultura zapoteca oaxaqueña y mexicana. Su obra, dijo, tiene trascendencia histórica, “su muerte nos duele mucho como hermanos zapotecos. Fue un gran hombre y un gran escritor que dio a conocer la poesía y la narrativa indígena al resto de la sociedad nacional”.

Macario Matus, uno de los más importantes escritores y promotores culturales de Juchitán, dijo que gracias a la obra de Henestrosa se conoció la cultura zapoteca, sobre todo la imaginación y el vuelo artístico de su pensamiento y de su filosofía.

“Gracias a él se dio a conocer la palabra zapoteca, que siempre había sido enorme y extensa, como las otras lenguas humanas”. Agregó que la obra de Henestrosa “proyectó el alma y la belleza estética de los binni zaa, en sus páginas perviven la tradición clásica de la lengua española y lo inmortal de la lengua zaa.”

José Luis Martínez (1918-2007) llegó a escribir que Andrés Henestrosa dio aportaciones destacadas al indigenismo, ya que en Los hombres que dispersó la danza recreó e inventó, en prosa llena de brío y eficacia narrativa, cuentos y leyendas de su tierra zapoteca.

“Tras su frescura tácita, late una orgullosa nobleza de su condición indígena, tan profunda como antigua. Su Retrato de mi madre (1940), es una de las páginas más hermosas de nuestra literatura, en que la evocación filial, ajena a todo sentimentalismo, se expresa con elocuencia sobria y vigorosa.

“Henestrosa tiene, además, una importante labor crítica; durante muchos años escribió ensayos, artículos y relatos, dispersos en las páginas de revistas y periódicos o como prólogos y contribuciones en libros. En esta extensa obra, siguió una línea paralela a la de sus libros de creación: la exaltación de su pueblo y de nuestro pasado indígena”, señaló.

 
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