Usted está aquí: martes 15 de enero de 2008 Ciencias Los hombres son más chistosos que las mujeres debido a la testosterona

Forma de agresión sublimada, según estudio de un médico en Gran Bretaña

Los hombres son más chistosos que las mujeres debido a la testosterona

Jeremy Laurance (The Independent)

Ampliar la imagen El galeno británico Sam Shuster realizó el experimento en un monociclo por las calles de Newcastle, cosa que no podría haber hecho en Boston, este fin de semana, donde la naturaleza jugó a los ciclistas una pesada broma, como se observa en la imagen El galeno británico Sam Shuster realizó el experimento en un monociclo por las calles de Newcastle, cosa que no podría haber hecho en Boston, este fin de semana, donde la naturaleza jugó a los ciclistas una pesada broma, como se observa en la imagen Foto: Ap

Un médico que paseó en monociclo para un experimento científico afirma que los hombres son más graciosos que las mujeres, y cree haber descubierto por qué. El humorismo es una forma de agresión sublimada y es impulsado por la testosterona, la hormona masculina, sostiene Sam Shuster, dermatólogo consultor de Newcastle upon Tyne.

El profesor Suster basó su conclusión en las reacciones que provocó al pedalear por su ciudad natal. Se dio cuenta de que el enorme número de respuestas estereotipadas y predecibles que recibió revelaba un fenómeno biológico subyacente.

Nueve de cada 10 personas lo miraban con la boca abierta o hacían ademanes de saludo, y la mitad respondían verbalmente, los hombres con más frecuencia que las mujeres. Pero había una gran diferencia en la naturaleza de las respuestas de unos y otras. Ellos hacían más bromas, las cuales tendían a ser más agresivas.

Entre las respuestas típicas estaban “¿Se te perdió una rueda?”, “¡Oye, se te cayó una rueda!” o “¿Sólo te alcanzó para una rueda?” Las mujeres tendían a hacer comentarios de elogio o para dar ánimos, en contraste con los hombres, que se burlaban.

Curiosidad entre los niños

Dos terceras partes de las repuestas cómicas de los varones se referían al número de ruedas, y el nivel de agresividad era más alto en los más jóvenes. Mientras los niños menores de 10 años reaccionaban con curiosidad, los adolescentes le gritaban y trataban de derribarlo. Los adolescentes mayores lanzaban bromas hirientes, y los más agresivos eran los jóvenes que viajaban en automóvil.

Esta conducta evolucionó hacia lo que Shuster describe como humorismo masculino adulto: “denuestos verbales repetitivos que ocultan una agresión latente”. Las bromas disminuían con la edad y los niveles decrecientes de testosterona; los hombres mayores respondían en forma más neutral.

Las mujeres se inclinaban más por elogiar la habilidad del profesor y expresar preocupación por su seguridad. La respuesta femenina era reprimida entre las púberes y las adolescentes, y luego evolucionaba hacia elogios y recomendaciones en las adultas.

En un artículo publicado en la revista British Medical Journal, el profesor Shuster indicó: “La intención agresiva inicial canalizó la repuesta verbal hacia una broma ingeniosa pero más sutil y refinada, en la cual la agresión es escondida por la picardía. Ello ilustra la forma en que la agresión que conduce al humorismo a la larga se separa de él, conforme las pullas, las bromas y otras formas de la comicidad cobran vida propia”.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya

 
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