Usted está aquí: domingo 20 de enero de 2008 Cultura Un drama que México pierda parte de su cultura popular, lamenta investigador

Ocho décadas de experiencia y pasión por la música son reconocidas en el Cenart

Un drama que México pierda parte de su cultura popular, lamenta investigador

Cuatro intérpretes de son calentano reciben el mejor homenaje: el aplauso del público

Arturo Jiménez

Ampliar la imagen Cástulo Benítez, Zacarías Salmerón y Ángel Tavira durante el homanaje a los músicos del son calentano Cástulo Benítez, Zacarías Salmerón y Ángel Tavira durante el homanaje a los músicos del son calentano Foto: Yazmín Ortega Cortés

Con sus 88 años, don Zacarías Salmerón se trepó al escenario de la Plaza de las Artes y, como si no hubiese pasado todo ese tiempo por sus manos, arrancó a su violín unas notas de tal claridad y virtuosismo que los presentes agradecieron de inmediato con vivas y aplausos.

Ese fue uno de los varios momentos emotivos que se vivieron durante el Homenaje a músicos de Tierra Caliente Juan Reynoso, dedicado a cuatro figuras vivientes del son calentano, contemporáneos de aquél: Zacarías Salmerón, Cástulo Benítez, J. Natividad Leandro y Ángel Tavira.

El homenaje, realizado un año después de la muerte de don Juan Reynoso, comenzó ayer sábado en el Centro Nacional de las Artes (Cenart) y concluirá este domingo con una jornada que iniciará a las 2 de la tarde y finalizará al entrar la noche.

En primera fila estuvieron ayer, junto a Zacarías Salmerón, el guitarrista Cástulo Benítez, de 81 años, y el también violinista Ángel Tavira, de 83, y revelado como buen actor al protagonizar la premiada película El violín. A ellos deberá sumarse este domingo J. Natividad Leandro.

Como parte del reconocimiento se organizó el zapateado sobre una tarima, proyección de documentales, presentaciones de discos y venta de grabaciones, publicaciones, artesanías y gastronomía regional.

También se programó la participación de grupos de son calentano como Los Hermanos Tavira y Los Salmerón –cuya dotación instrumental incluye salterio, flauta y contrabajo para dar cuenta no sólo de sones y gustos, sino de valses, pasodobles y fox trot–, además del grupo de son huasteco Los Brujos de Huejutla, como un hermanamiento de ambas regiones culturales.

Las paradojas de México

La actuación de los grupos musicales se intercaló con las reflexiones de investigadores y promotores culturales, como Isaías Alanís, autor de libros como Don Juan Reynoso, un violinista de Tierra Caliente y quien leyó fragmentos de otro texto sobre este músico, que editará el gobierno de Michoacán.

Alanís destacó el drama y la paradoja de que, mientras México es uno de los países más ricos en cultura popular, este patrimonio intangible se ha perdido o está en riesgo de perderse ante el pasmo de las autoridades y de la propia sociedad.

Dijo que ante la suerte de haber grabado parte de su amplio repertorio, en el que se incluyen sones, gustos, valses y otros géneros de su autoría, don Juan Reynoso fue un caso aislado porque muchísimos músicos murieron sin un registro de sus aportes.

Alanís agregó que el reconocimiento a la calidad y los aportes del propio Reynoso, al que llamó “arquetipo de una región cultural”, tardó 70 años en llegar.

En cierto momento, don Ángel Tavira subió al escenario para compartir algunos versos de la picardía calentana, como el que dice: “Una mujer muy celosa/ con sus celos me engañó/ me encontré otra más graciosa/ que en sus brazos me acostó/ qué mujer tan cariñosa/ que hasta de mamar me dio”.

Íñigo Álvarez Galán habló sobre la trayectoria de don Zacarías Salmerón y recordó que éste, junto con el maestro Juan Reynoso, fueron discípulos del tío de aquél, el gran músico y compositor Isaías Salmerón.

Contó gran cantidad de anécdotas, de pueblos de Guerrero y Michoacán en los que vivieron o por los que anduvieron “cantineando” con sus grupos u orquestas: Tlapehuala, Huetamo y Pungarabato (hoy Ciudad Altamirano).

Álvarez Galán destacó además que don Zacarías gozó de la amistad del presidente Lázaro Cárdenas y que con su música viajó a diversas ciudades de México y de Estados Unidos, pues estuvo en Nueva York y Washington, donde tocó en la Casa Blanca, ante el presidente James Carter.

En tanto, a José Espinosa Quiroz le tocó hablar sobre don Cástulo Benítez, guitarrista muy cercano a don Juan Reynoso, quien fue su maestro y amigo y con quien tocó durante 40 años.

Como a las 5 de la tarde don Zacarías Salmerón subió al escenario para oír una palabras en honor suyo y de Cástulo Benítez. Y este domingo tocará turno a J. Natividad Leandro y a Ángel Tavira.

Después vendría “el gran momento del día”, cuando don Zacarías, acompañado de la agrupación familiar Los Salmerón, tomó su violín para demostrar que, cercano a cumplir 90 años, se encuentra en plenas facultades musicales.

 
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