Usted está aquí: domingo 20 de enero de 2008 Opinión ¿La fiesta en paz?

¿La fiesta en paz?

Leonardo Páez
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Ana y los toros

Recibí el siguiente texto, oportunísimo porque pinta de cuerpo entero a la Confederación Deportiva Mexicana (Codeme), oscura institución que el año pasado pretendió regir el espectáculo taurino en el país dándole ingreso a una alucinada Asociación Mexicana de Tauromaquia:

“Revisando de manera minuciosa el asunto de Ana Guevara, aunque parece ser tema exclusivo del deporte, en realidad expone con precisión los grandes virus que han dañado a nuestra sociedad, a los gobiernos y a los deportistas. El problema que vivimos los mexicanos entra ya en una etapa muy grave, y no me refiero a la idea de que se dé un estallido social y la gente tome las armas, ni a que haremos un paro nacional (lamentablemente, estamos lejos de organizarnos para paralizar al país) o esas acciones que pudieran responder a una crisis como la que vivimos.

“La grave etapa a la que me refiero es la que se manifiesta día con día en los distintos niveles de gobierno, pero también en el hogar, y que repercute en aquellos personajes destacados del arte, la música, el deporte, la ciencia, la tecnología, etcétera, donde todos podemos constatar que no hay lugar donde no haya corrupción; existe aun dentro de las iglesias, las escuelas y, como lo ha expresado la atleta Ana Guevara, en el deporte. En todos los niveles hay trampa, mentira, y tristemente no hay unidad para combatirlas.

“Ana Guevara se va del deporte porque no tiene motivación para seguir compitiendo, porque los que le rodean, que, supuestamente, al ser autoridades y responsables del deporte nacional deberían dar aliciente, recursos, infraestructura, lo único que han hecho es robar, robar y robar, no a Ana o al gobierno, sino a todos los mexicanos que hacemos que esta nación camine con el pago de nuestros impuestos.

“Muchas cosas salen a relucir con el sentir de Ana Guevara y la realidad que pudo vivir del México verdadero, que ya por el mundo se sabe es una porquería, y lo digo con mucha tristeza, vergüenza y pena, pero hemos permitido que unos cuantos vulgares y ambiciosos empujen a un icono del deporte como pocos ha habido en nuestra historia, y que de la noche a la mañana, por la corrupción, se vaya y se despida herida. ¿Qué más tiene que pasar en México para que abramos los ojos y actuemos para que las cosas cambien?”, concluye el correo.

Lo bueno es que Felipe El Tibio Muñoz, aparente titular del Comité Olímpico Mexicano (COM), otro de los pingües negocios deportivamente ineficaces de cada sexenio, ya se curó en salud y anunció que resultados aceptables se obtendrán en las olimpiadas de 2012. ¡No!, si la previsión siempre ha sido una de las cualidades de nuestras organizaciones deportivas. Codeme, COM, Conade, ¡nada, excepto una cínica capacidad para seguir medrando y haciendo el ridículo a la sombra de la falsa democracia!

 
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