Usted está aquí: lunes 21 de enero de 2008 Cultura “Pintar puras firmas es como ser remedo región 4 de EU”

Para algunos contar con permisos es desvirtuar el espíritu contestatario del grafiti

“Pintar puras firmas es como ser remedo región 4 de EU”

El barniz convierte paredes en medio alternativo de comunicación, reivindican adolescentes

Es una actividad que se remonta al principio de la historia humana

Auspiciado por reyes y gobernantes en alguna época, en otras ha sido condenado

Se extingue el contenido político

Carlos Paul

Ampliar la imagen Las paredes de la Secundaria 256 alojan el trabajo de decenas de grafiteros Las paredes de la Secundaria 256 alojan el trabajo de decenas de grafiteros Foto: Roberto García Ortiz

Cuando el lenguaje escrito o el de las artes plásticas toca un muro público o privado, aquella pared deja de ser lo que es: pierde su concreta y plana constitución y se transforma en un sitio que habla, en un lugar que dice algo. Aquello que expresa o transmite, dependerá por supuesto de cada persona, grupo o creador.

En la actualidad, mediante el grafiti, se pueden transmitir infinidad de discursos o mensajes artísticos, políticos o sociales. Se pueden ver reflejados anhelos, sueños, ideologías, inquietudes, convicciones, filias y fobias, memoria e historia, o simplemente una firma estilizada o un mensaje de amor.

Toca al espectador o transeúnte, en su momento, juzgar, criticar o apreciar cierto grafiti, el cual a pesar de ser efímero, sigue siendo eficaz medio de comunicación alternativa.

Es así que la transformación de un muro en un sitio que habla, se logró este domingo, cuando más de 35 jóvenes grafiteros –algunos cuya firma es reconocida en ese ámbito, como Kubo, Neuzz, Sego, Tiza, Remi o Basic– realizaron un monumental grafiti sobre la barda exterior de la Secundaria 256, (110 metros lineales) ubicada en el eje 10 sur, casi esquina Cerro del Agua, con el afán de revalorar el aspecto social y estético de ese arte.

La importancia de la firma

Inspirados en México, como tema, el abigarrado, colorido y monumental grafiti incluyó desde firmas –en letras enormes, que reflejan el estilo de cada grafitero– hasta imágenes de animales fantásticos, personajes o caricaturas estilo cómic, edificios con vehículos voladores, diablos, una chica volando entre las estrellas e iconos prehispánicos.

Entre los trabajos más sutilmente provocadores, se encuentra el realizado por Kubo, uno de los grafiteros con más experiencia y reconocido entre sus colegas, quien se distinguió de las demás tags o firmas, al incluir al final de su firma una cabeza de cerdo con gorro de policía y sobre las letras, otras más pequeñas y estilizadas con la leyenda: ¡Cops hates kids!

Como se dio a conocer ayer en estas páginas, este proyecto tuvo su origen en la propuesta del Kolektivo Aluxes, el cual contó con la logística de la ONG Comunicación Comunitaria, el apoyo de las secretarías de Desarrollo Social y de Cultura, y del Instituto de la Juventud, dependencias todas del Gobierno del Distrito Federal, además de la asesoría técnica y artística del colectivo Sublevarte.

De acuerdo con uno de los entusiastas grafiteros, quien citó un reportaje de la revista Siempre, en su primera época, aclaró que algunos chicos que inician piensan que el grafiti nació siendo ilegal. Sin embargo, esgrafiar un muro, el grafiti, ha sido una de las actividades que ha acompañado al ser humano a lo largo de su historia.

Esa actividad en ciertas épocas se podría decir que se realizó con un sentido místico o mágico, en otras, fue tolerado y hasta auspiciado por reyes o gobernantes, en otros momentos históricos el grafiti fue considerado ilegal y por ello perseguido.

Habría que reconocer desde el arte rupestre encontrado en ciertas cuevas, pasando por los muros mayas o egipcios esgrafiados por desconocidos pero notables artistas; hasta una época contemporánea en la que el grafiti –frente a los medios masivos de comunicación– se convirtió en un medio alternativo de interlocución con la sociedad.

Quizá el grafiti más reconocido sea el que se hace en las calles, pero también está el hecho en las bancas de las escuelas, en baños y en cárceles.

Para Neuzz hacer grafiti “es algo muy personal. Pero no quiero, dice, quedarme en sólo poner mi nombre, en decir soy fulano, sino poder hablar de lo que es mi tradición familiar. Por ello, cambié las letras de mi tag por una figura iconográfica, en este caso un toro, el cual es una representación más abstracta de lo que soy y una forma de hablar acerca de mi familia, originaria de Oaxaca”.

Recientemente, añade, “muchos grafiteros vienen de otros países a pintar a México, con Internet existe una apertura muy grande de contactos, y creo que ahora se trata de mostrarle al mundo lo que hay en México, pues con las puras firmas es como si fuéramos un remedo región 4 de lo que hacen o hicieron, por ejemplo, los gabachos”.

Frente a su propio trabajo, Sego consideró que sería bueno tomar en cuenta los años de experiencia de unos y otros, para que los trabajos sean reconocidos y no desmerezcan unos ni otros. “Actualmente el graf como que ha perdido el respeto de la gente que está empezando, en relación con quien ya lleva tiempo”.

La premura inhibe el arte

Israel Gallegos –conocido como Itz e integrante del Kolektivo Aluxes–, por su parte, tras reconocer la disposición de las autoridades de la escuela secundaria para realizar la pinta, comentó que “en la actualidad por todos lados hay una extensa toma de espacios públicos, pero de la forma que se interpreta como ilegal, pero al hacerlo de esa manera no creo que pueda llegar a ser arte, porque no te da el tiempo para hacerlo.

“Ellos (los que hacen grafiti ilegal), creo que piensan que contar con permisos es desvirtuar el espíritu del grafiti. Si de pronto te patrocina el estadio Azteca, si son las instituciones las que dan los espacios para la pinta, si ahora es la propia Secretaría de Seguridad Pública la que te patrocina y, por otro lado, suben los precios de las latas de pintura, siguen los cateos; entonces ellos dicen: dónde quedó lo contestatario”.

Ahora, también se puede apreciar entre los chavos “una falta de contenido político, se van más por la forma y el estilo o por el nombre”.

No obstante, nosotros, concluye Gallegos, “tratamos de romper con el estigma que pesa sobre el grafiti. Demostrar que si se da un tiempo, un espacio y una herramienta, los chavos crean. Por ello es que le pusimos al acto El arte del grafiti”.

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.