Usted está aquí: lunes 21 de enero de 2008 Mundo Cultivos de opio se extienden por las provincias iraquíes de Diyala y Baquba

Granjeros empobrecidos reciben ayuda de afganos para sembrar la droga

Cultivos de opio se extienden por las provincias iraquíes de Diyala y Baquba

La producción de amapola se multiplica en localidades con presencia de Al Qaeda

Difícil detener el contrabando porque gran parte del país está controlada por milicias

Patrick Cockburn, (The Independent)

Ampliar la imagen Un niño de siete años observa el vendaje que le hace un médico en un hospital de Ciudad Sadr, en Bagdad, tras haber perdido la mano izquierda en un atentado con bomba cerca de un restaurante; el ataque dejó dos muertos y 10 heridos, de acuerdo con la policía Un niño de siete años observa el vendaje que le hace un médico en un hospital de Ciudad Sadr, en Bagdad, tras haber perdido la mano izquierda en un atentado con bomba cerca de un restaurante; el ataque dejó dos muertos y 10 heridos, de acuerdo con la policía Foto: Ap

Bagdad, 20 de enero. El cultivo de amapolas de opio, cuyo producto es convertido en heroína, se extiende rápidamente por Irak pues los agricultores ya no pueden ganarse la vida con cultivos tradicionales. Afganos con experiencia en la siembra de amapola han ayudado a los granjeros a sembrar opio en las partes más fértiles de la provincia de Diyala, al noreste de Bagdad, alguna vez famosa por sus plantíos de naranjas y granadas.

En una granja fuertemente resguardada cerca del poblado de Buhriz, al sur de la capital provincial de Baquba, se cultivan amapolas entre los naranjos para ocultarlas, de acuerdo con una fuente local.

El hecho de que los agricultores iraquíes estén produciendo opio fue revelado por primera vez por The Independent en mayo pasado. Los primeros campos de amapola, sembrados por narcotraficantes que antes proveían a Arabia Saudita y a la región del Golfo con heroína proveniente de Afganistán, tenían su base cerca de la ciudad de Diwaniya, en el sur de Irak.

El cultivo de amapola ahora se ha extendido a Diyala, uno de los bastiones de Al Qaeda, donde el grupo resiste los embates de las fuerzas estadunidenses y del gobierno iraquí. En su población hay profundas divisiones entre sunitas, chiítas y kurdos, y la violencia extrema implica que las autoridades de seguridad locales tienen poco tiempo para combatir el narcotráfico.

La velocidad a la que los granjeros están recurriendo a la amapola es confirmada por la agencia iraquí de noticias Al Malaf Press, que informa que el opio se produce en torno a los poblados de Khalis, Saadiya, Dainya y el sur de Baladruz, y enfatiza que Al Qaeda tiene fuerte presencia en todas esas localidades.

La agencia cita a un ingeniero agrónomo local identificado como M. Z. Azawi, quien afirma que los granjeros de la región no recibieron del gobierno ningún apoyo y que no podían competir con los bajos precios de la fruta y la verdura importadas.

El precio de los fertilizantes y el combustible también se ha incrementado en gran medida y muy rápidamente. Azawi afirma: “el cultivo de opiáceas se presenta como una solución viable (a esta problemática)”.

Al Qaeda controla muchos de los plantíos de opio recién establecidos y en ocasiones se ha apropiado de tierras agrícolas tras asesinar a sus legítimos propietarios, sostuvo una fuente local.

En Buhriz las fuerzas estadunidenses destruyeron una granja de opio y ahuyentaron a todos los miembros de Al Qaeda el año pasado, pero éstos regresaron poco después. “Nadie puede entrar a la propiedad porque está muy resguardada”, aseguró la fuente, que agregó que el área dedicada a la siembra de opio en Diyala sigue siendo más pequeña que la que existe en el sur de Irak, en la región aledaña a Amara y Majar al Kabir.

Tras ser cosechado, el opio de Diyala es llevado a Ramadi, en el occidente de Irak. Aún no hay reportes de que existan laboratorios de producción de heroína en el país como los hay en Afganistán.

Irak nunca ha sido un consumidor importante de drogas, pero la heroína de Afganistán ha sido trasladada desde Irán para luego cruzar por la ciudad iraquí de Basora y se cree que el cerebro del narcotráfico de la zona está en dicha localidad.

El aumento en la producción de opio y el contrabando de la sustancia será muy difícil de detener en Irak porque gran parte del país está controlada por milicias consideradas criminales.

Los éxitos estadunidenses del año pasado en Irak se deben en gran medida a que se alentó el desarrollo de una milicia sunita árabe de 70 mil hombres, de la cual muchos miembros son antiguos rebeldes ligados a la venta de protección, el secuestro y el crimen.

Moqtada Sadr, el líder de la poderosa milicia chiíta, el Ejército del Mehdi, dice que los criminales se han infiltrado a sus filas. El hecho de que caciques tribales, tanto sunitas como chiítas se hayan involucrado en la siembra de opio es un peligroso acontecimiento en Irak, donde los líderes políticos locales con frecuencia están aliados con mafias.

El robo de combustible, el contrabando y el control de instalaciones gubernamentales como son los puertos, implica que esas bandas criminales con frecuencia son muy ricas. Son ellos, más que los empobrecidos granjeros, los que han tomado la delantera en el financiamiento y la organización de la producción de opio en Irak.

Cuando en un principio se empezó a sembrar en las tierras fértiles en el oeste y sur de Diwaniya, en las inmediaciones de los poblados de Ash Shamiyah, Al Ghammas y Shinafiyah, al parecer hubo problemas debido al clima en extremo cálido y húmedo.

Al Malaf Press informó haber descubierto que ya se llevaron a cabo experimentos exitosos para el cultivo de opio en dicha zona.

Aunque el opio no se ha cultivado en muchas de estas zonas iraquíes en la historia reciente, existen referencias escritas sobre la producción de opio en el Irak antiguo. Se sabe que los sumerios, en el año 3400 antes de Cristo consumían hul gil, que se traduce como “planta de la alegría”, según menciones halladas en tabletas de barro encontradas en excavaciones en la ciudad de Nippur, al este de Diwaniyah.

© The Independent,

Traducción: Gabriela Fonseca

 
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