Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 27 de enero de 2008 Num: 673

Portada

Presentación

Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA

Calar sin culpa
GABRIEL SANTANDER

La ceniza
SARANDOS PAVLEAS

Correspondencia
y literatura

EDMUND WILSON

La Celestina: una lección en el arte de la elección
ENRIQUE HÉCTOR GONZÁLEZ

El microcosmos de micrós
AGUSTÍN SÁNCHEZ GONZÁLEZ

Entrevista con
Margaret Randall

XIMENA BUSTAMANTE

Leer

Columnas:
Señales en el camino
MARCO ANTONIO CAMPOS

Las Rayas de la Cebra
VERÓNICA MURGUíA

Bemol Sostenido
ALONSO ARREOLA

Cinexcusas
LUIS TOVAR

Corporal
MANUEL STEPHENS

El Mono de Alambre
NOÉ MORALES MUÑOZ

Cabezalcubo
JORGE MOCH

Mentiras Transparentes
FELIPE GARRIDO

Al Vuelo
ROGELIO GUEDEA


Directorio
Núm. anteriores
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Calar sin culpa

Gabriel Santander

Recientemente entró en vigor la ley antitabaco que supone meterá en cintura a los fumadores y protegerá así a los fumadores pasivos. Los viciosos de mal aliento y yemas amarillentas obtendrán al fin su merecido. Los reformulados y hoy nombrados adictos a la nicotina sólo podrán fumar en sus casas o en la calle. Las medidas que se impondrán más pronto de lo que se cree, se fundamentan en el principio de la salud pública, término ambiguo y solapado que permite justificar el ascenso de valores morales más que de salud.

Antes que nada habría que recordar que para la mayoría de los fumadores fumar es un placer. Y sabemos que el matrimonio bien público-placer es un infierno. Pero, ¿cómo entienden esto las autoridades?... De manera infantil, como el hecho de tratar a los ciudadanos como menores de edad. La nueva Ley Antitabaco es totalitaria, desconoce los matices y las razones del placer. Una cosa es prohibir el fumar en hospitales, escuelas y aviones y otra, penalizar a quienes vayan a fumar en bares y antros. La primera medida es justa y razonable, la segunda es hipócrita, ñoña e irrespetuosa.

Hay un problema de salud, pero mental. Recuérdese al gobernador de Alabama, quien suprimió el último cigarrillo al condenado a muerte “por motivos de salud”. La paradoja es extrema, pero en su esqueleto sobrevive la moralina de estas sanciones.


Campañas antitabaco tomadas de: www.dejardefumar.com.ar

Otra ilustre paradoja: Hollywood, que enseñó a fumar (cigarrillos) a todo un siglo, hoy es el primer escenario correctivo de los adictos al cigarro. No olvidemos que en el siglo XIX los hombres fumaban puro, y algunos afeminados y ciertas mujeres, cigarrillos. En el siglo XX el cine cambió por completo estos roles. Hombres y mujeres, machines, maricas, lesbianas, quimeras, todos fume que fume; no había parlamento importante que no estuviera tatuado por el humo. El pobre Humphrey Bogart, en una incesante imagen que legitimó al machín fumando cigarros, acabó en la tumba víctima de un cáncer. Pero no nada más él: Uma Thurman, Audrey Hepburn, Burt Lancaster, Montgomery Clift, Vivien Leigh, Bette Davis, Mae West, Gary Cooper, Marlene Dietrich, Cary Grant… ¡Rita Hayworth! En esta lista están los nombres que le dieron rostro a una parte de la cultura del siglo XX, todos fuman y su imagen es indisociable del tabaco, el humo, las boquillas y, sobre todo, cómo se toma y se mueve el cigarrillo. Pobres Estados Unidos: tan lejos de dios y tan cerca de sí mismos. Esta política antitabaco total que se quiere implementar en México es una tendencia global nacida en el neomojigatismo norteamericano, continuada por los aburridos canadienses, magnificada por los veletas europeos y seguida por quien se deje en el tercer mundo.

Esta no es una apología del tabaco, ni una invitación a la anarquía. Es bueno y hasta una obligación informar que el tabaco es dañino, que causa cáncer e inclusive impotencia. Sin embargo, penalizar a los fumadores y a quienes los acogen, perseguirlos en bares, antros y congales es un verdadero atentado a la civilidad y a la convivencia modernas. Es pasar de la asistencia social a la ramplona ignorancia con los decretos en la mano.