Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 27 de enero de 2008 Num: 673

Portada

Presentación

Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA

Calar sin culpa
GABRIEL SANTANDER

La ceniza
SARANDOS PAVLEAS

Correspondencia
y literatura

EDMUND WILSON

La Celestina: una lección en el arte de la elección
ENRIQUE HÉCTOR GONZÁLEZ

El microcosmos de micrós
AGUSTÍN SÁNCHEZ GONZÁLEZ

Entrevista con
Margaret Randall

XIMENA BUSTAMANTE

Leer

Columnas:
Señales en el camino
MARCO ANTONIO CAMPOS

Las Rayas de la Cebra
VERÓNICA MURGUíA

Bemol Sostenido
ALONSO ARREOLA

Cinexcusas
LUIS TOVAR

Corporal
MANUEL STEPHENS

El Mono de Alambre
NOÉ MORALES MUÑOZ

Cabezalcubo
JORGE MOCH

Mentiras Transparentes
FELIPE GARRIDO

Al Vuelo
ROGELIO GUEDEA


Directorio
Núm. anteriores
[email protected]

 

Rogelio Guedea
[email protected]

Pájaros

Del otro lado de la ventana de mi habitación, aparte del mar, hay un árbol. Un árbol de grandes frondas que se extiende hasta la casa vecina. Todas las mañanas, al amparo de la luz delgadísima del alba, llega un pájaro de pico amarillo. Se detiene justo en la rama que cruza el cristal de mi ventana de norte a sur, o de este a oeste, según la posición final de mi cabeza al despertar. El pájaro me observa como si observara un pedacito de madera. Inclina un ojo, ladeando la cabeza, para capturar todo detalle. De vez en cuando emite un canto delicado, casi imperceptible. Se mueve de un lado a otro de la rama con sus piecillos veloces, sin despegarme la vista. Esto mismo lo ha venido haciendo desde que me mudé a esta casa, hace ya más o menos cinco meses. Desde entonces nada ha cambiado: la misma ventana, el mismo árbol, la misma rama, el mismo pájaro. Yo mismo no he cambiado nada desde entonces: mi hombro, la mano con la que escribo, la boca con la que amo, mi pie. Aunque la luz delgadísima del alba nos ofrezca una espectáculo distinto cada día, nosotros, los de entonces, seguimos siendo los mismos.