Usted está aquí: lunes 28 de enero de 2008 Cultura Inocultable, la influencia estilística de Efrén Hernández en Juan Rulfo

Alejandro Toledo realizó la compilación y el prólogo de sus obras completas

Inocultable, la influencia estilística de Efrén Hernández en Juan Rulfo

Siempre con el mismo traje y el estomago vacío, sus textos superan la anécdota

Ángel Vargas

El papel que Efrén Hernández desempeñó en la vida y la escritura de Juan Rulfo trasciende por mucho la curiosa y acaso hasta profética anécdota de cómo, al conocerlo en una oficina pública, le descubrió de inmediato la facha de escritor.

Y no sólo eso, sino que tras leer algunos de sus textos, lo instó a no abandonar el oficio e incluso lo llevó a la Revista América, en la que el autor jaliscience publicó sus primeros relatos.

De acuerdo con Alejandro Toledo, resulta inocultable la influencia estilística que el extravagante escritor guanuajuatense, nacido en 1904 y fallecido en 1958, ejerció sobre su colega, quien con el tiempo y sólo dos obras, El llano en llamas y Pedro Páramo, se convirtió en uno de los grandes clásicos contemporáneos en lengua castellana.

La anterior es la principal conclusión que se desprende de los cuatro años de investigación que el especialista realizó como compilador y prologuista de las Obras completas de Efrén Hernández, cuyo primer tomo acaba de aparecer bajo el sello del Fondo de Cultura Económica.

“Lo que más me ha asombrado de este trabajo es descubrir la influencia que él ejerció en Rulfo. Hernández solía mezclar el habla popular con la culta, aspecto que da estilo a su obra y que después aprendió a hacer muy bien el jalisciense: ese oído atento a lo que se dice en la calle, pasado por una sensibilidad y cultura literarias extraordinarias”, explica.

Otro aspecto recuperado “es la idea del texto suelto, sin historia aparente, como sucede con Macario. Sí se nota la presencia de Hernández en la obra de Rulfo, aunque en el prólogo asiente yo otra cosa, pero ello se debe a que lo escribí hace año y medio o dos.

“Dicha influencia es algo que no se ha estudiado y debe hacerse.” Incluso en la década de los 50 del siglo pasado se decía que Juan Rulfo había dejado de publicar porque no estaba allí Efrén Hernández para que le revisara sus textos. “Era una exageración, pero es un hecho que el encuentro sí marcó” al también fotógrafo, agrega Toledo.

En entrevista, el investigador ubica al escritor guanajuatense como un personaje peculiar dentro de la literatura mexicana, tanto por su extravagancia personal como por esa postura marginal que asumió y las cuales lo ubican dentro de un grupo de autores discretos que, a pesar de ser reconocidos en los círculos literarios, han sido poco leídos.

Siempre con el mismo traje y el estomago vacío, desparpajado y distraído, su caso no se encuentra dentro de ésos en los que la forma de vida se impone a la obra, de acuerdo con Toledo.

“En él no pesa tanto la biografía, ya que se ha ido diluyendo el recuerdo del personaje. Lo que han hecho los jóvenes escritores ahora es estudiar al autor. No resulta exagerado afirmar que se trata de un escritor adelantado a su tiempo, un vanguardista”, indica.

Efrén Hernández abarcó muchos géneros, señala el especialista: “Parte de su creatividad era ir de la poesía al cuento, de éste a la novela, y de ésta al teatro o a los pensamientos.

“Su poesía es como antigua, apegada al Siglo de Oro, y de pronto parece arcaico. Pero el ámbito en el que sin duda sobresale es la narrativa, donde está muy adelantado, mira hacia adelante. Es muy audaz, aunque no se aparta de manejar matices poéticos de manera continua, juegos literarios muy rebuscados. Era un obsesivo en el manejo y cuidado de su lenguaje.”

Trato de iguales

La suya, sostiene Toledo, “es una lectura muy agradable, lo cual no pasa con algunos autores que tratan de imponerse al lector por su talento o genio. Efrén Hernández le habla de igual. Incluso no sube por eso mucho su nivel económico en cuanto a los personajes de sus escritos, le gusta andar pisando siempre tierra.

“Esto lo hace, ante el lector común, muy simpático, agradable; se siente que está uno con un igual. Pero este ser igual a uno tiene una serie de pensamientos y reflexiones a la vez muy profundos.”

En cuanto a las obras completas, el investigador explica que está antecedido por un volumen que el propio FCE editó en 1965, pero que carecía de los textos de teatro y la prosa crítica.

Por ello decidió emprender esta compilación, en una especie de herencia intelectual que recibió de Marco Antonio Millán, quien fue amigo de Efrén Hernández y director de Revista América, a quien conoció en su vejez y lo adentró a conocer ese fascinante y raro personaje.

En principio, pensó que el trabajo sería sencillo: sólo incluir ese material del que carecía el libro de la década de los 60, pero todo cambió cuando un hijo del autor, Martín, le informó que conservaba una caja “con un montón de material mecanografiado, todo un universo a explorar”.

El primer tomo de las obras cubre poesía, cuento y novela, y posee un cuento, Animalita, y una novela corta, Autos, que son totalmente inéditos.

El tomo dos, previsto para aparecer en octubre, abarcará teatro y prosa crítica. Como parte del primer rubro se incluye un guión que Efrén Hernández escribió de manera conjunta con Rosario Castellanos, Dolores Castro y Marco Antonio Millán –sus compañeros en la Revista América– para Cantinflas, pero que nunca se filmó.

Entre los materiales de prosa crítica hay textos que el escritor leía como presentaciones de poetas en los llamados Viernes Poéticos, que tenían lugar en Bellas Artes. El tomo dos cierra con un libro de notas y pensamientos del cual el autor había dado ya cuenta en un texto de semblanza autobiográfica.

 
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