Usted está aquí: lunes 28 de enero de 2008 Opinión Tumbando caña

Tumbando caña

Ernesto Márquez
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Medalla Mozart a Roberto Bravo Garzón

Este domingo, en la Sala Principal del Palacio de la Bellas Artes, fue entregada en ceremonia solemne, la medalla Mozart al distinguido catedrático y promotor cultural veracruzano Roberto Bravo Garzón.

La presea que otorga la embajada de Austria en México y la Academia Medalla Mozart, AC, es considerada la más alta distinción que se otorga a los artistas y promotores de la música en México, y al maestro Bravo Garzón se le dio por su decisivo apoyo al desarrollo cultural en el estado de Veracruz

La noticia de su distinción se la hizo saber el maestro Fernando Lozano, presidente de la Academia Medalla Mozart y el agregado cultural de la embajada de Austria, Wolfgang Kutschera. “Una distinción que no me hacen a mí, sino a Veracruz, y especialmente a la Universidad Veracruzana (UV), los verdaderos impulsores del arte”, mencionó Bravo Garzón en una entrevista en su residencia de Lomas de Tejar, Jalapa.

Acompañado de su esposa, la doctora en derecho, Mercedes Gayosso, y de su amigo Leonardo Ortiz, el también gestor de las orquestas Sinfónica Juvenil, de Música Popular de la UV y de la Infantil de la Secretaría de Educación y Cultura, insistió en que él sólo contribuyó con algo que ya se desarrollaba en el estado y, en especial, en Jalapa.

“Veracruz es, desde hace muchos años, impulsor del arte, y tal vez sea el polo geográfico más importante, después del Distrito Federal, en cultura, política y economía. No es fortuito que Diego Rivera se haya ido a Europa a estudiar pintura becado por el gobierno veracruzano, así como tampoco lo es que en Jalapa se haya iniciado el movimiento estridentista con Maples Arce (…) Lo digo como antecedente, porque uno es uno y su circunstancia, no es que alguien sea así por sí mismo. En Jalapa se ha cultivado por muchos años la música, el teatro, la danza, las artes gráficas y la literatura (cita una buena cantidad de nombres). Ejemplo de ello es el trabajo editorial de la UV, que permitió a los jóvenes escritores publicar sus obras. Hay una lista muy amplia, como la primera obra importante de Gabriel García Márquez, Los funerales de mamá grande, antes, inclusive, de su obra cumbre, Cien años de soledad.

Licenciado en derecho y maestro en filosofía por la UV, así como maestro en economía por el Colegio de México, Roberto Bravo Garzón desempeñó diferentes cargos de la función pública. Fue rector en esa casa de estudios y secretario de Educación y Cultura. Pero más intensa aún ha sido su actividad cultural, ya como animador de empresas artísticas o como dramaturgo y músico.

Durante su labor de rector, las escuelas de teatro, danza, artes plásticas y música pasaron a ser facultades, y se creó lo que es hoy la Unidad de Artes. En ese periodo gestionó la incorporación de la Orquesta Sinfónica de Xalapa a la UV, y apoyó decididamente la consolidación de la Orquesta Sinfónica de Orizaba.

Ya como titular de la SEC, cargo al que le invitó el entonces gobernador Patricio Chirinos, se propuso rescatar los valores de la cultura tradicional veracruzana, como los altares de muertos, las posadas y la rama, que se estaban perdiendo “por modas extranjerizantes”.

“Acudimos a los pueblos, a los barrios; buscamos a los viejos, a informantes y guardianes de estas tradiciones para que nos iluminaran y poder retomar lo nuestro, ante los embates de la moda. Instruí al maestro Alberto de la Rosa (arpista), Miguel Vélez Arceo (coreógrafo), Pedro Castillo Moscovita (sonero) y Mateo Oliva (compositor, arreglista y director de orquesta) para que trabajáramos en ello, en esa labor de rescate. De ahí salieron los grupos Tlen Huicani, el Ballet Folclórico de la UV y las orquestas de Salsa Moscovita y de Música Tradicional, mismas que a la fecha siguen haciendo esa labor.”

Pianista por inducción materna y melómano por sensibilidad bohemia, Bravo Garzón cita que para él no existen barreras entre lo popular y lo académico. “Para mí sólo hay música mala y música buena. Me gusta tanto Mozart o Brahms como una buena guaracha o un buen danzón”

Para cerrar la extensa charla, mencionó que el reconocimiento le ha puesto medio tristón. “Cuando a uno le empiezan a hacer homenajes comienza a oler a panteón.”

 
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