Usted está aquí: miércoles 30 de enero de 2008 Opinión Notas sobre nahuatlismos

Carlos Montemayor

Notas sobre nahuatlismos

Cochino. Juan Corominas afirma que la primera documentación de la palabra cochino es de 1343, fecha del ms. S del Libro de buen amor, de Juan Ruiz, donde leemos que un lobo “fuese más adelante cerca de un molino;/ falló y una puerca con mucho buen cochino...” Se confirma en el poema cuatro cuartetas más adelante que cochino significa “lechón”, no cerdo adulto: “Abaxóse el lobo ally so aquel sabçe,/ por tomar el cochino que so la puerca yaçe.” De igual manera lo documenta Alonso Fernández de Palencia en el Universal vocabulario en latín y en romance, publicado en Sevilla en 1490: “La puerca que parió treynta cochinos.” En 1495 Antonio de Nebrija registró cochino en su Diccionario de romance en latín como “lechón” (porcellus), “cerdito destetado” (nefrens) y “castrado” (maialis). La acepción de cochino como cerdo adulto y no como lechón aparece, por tanto, después de la conquista.

Cecilio Robelo propuso que cochino deriva del náhuatl cochini, el que duerme, dormilón. Será útil para el lector recordar los señalamientos de Robelo tanto en las probabilidades de coincidencias como en el carácter usual del diminutivo español que ocurre en esta voz, pues los registros de Corominas podrían convalidar los argumentos de Robelo: “La afirmación de una cosa no es la negación de otra; la afirmación de que cocho haya significado cerdo y marrano, no excluye que los mexicanos hayan llamado cochino a ese animal cuando lo conocieron, tanto más cuanto que... la desinencia ino, como diminutiva de un sustantivo, realmente connota a éste disminuyéndolo o empequeñeciéndolo, como se advierte en cebollino, cebollita, palomino, palomito, etcétera. Si cochino fuera diminutivo de cocho, debería significar cerdito, marranito, lo cual no ha sucedido, pues cualquiera que sea el tamaño del cerdo o marrano, se le llama cochino. Palomino no ha sustituido a palomo, ni cebollino a cebolla, ¿por qué cochino ha de haber sustituido a cocho? Mientras no se pruebe que la palabra cochino se usaba en España antes de la conquista de México, puede afirmarse con gran fundamento que cochino es una adulteración de cochini, el que duerme, dormilón.”

En efecto, como hemos dicho, la voz aparece antes de la Conquista en Juan Ruiz, Fernández de Palencia y aun Nebrija. Pero la voz está documentada con el valor de lechón, es decir, con su valor diminutivo, el cerdito, el cerdo pequeño, según argumentaba Robelo, no el adulto. El sentido de cochino como cerdo adulto es posterior a la conquista, pues el Diccionario de autoridades para la letra C, de 1729, sólo recoge ejemplos posteriores a ella. Puede tratarse, así las cosas, de un nahuatlismo que se ha reforzado por el diminutivo español, o de una coincidencia de voces del español y del náhuatl, señalando que en México nunca tuvo sentido diminutivo, como en España; en México siempre significó “cerdo adulto”. Por otro lado, debemos destacar que en el noroeste de México, particularmente en Sonora, el adjetivo cochi en la expresión Hacerse cochi se aplica a la persona que finge dormir o que no quiere levantarse de la cama. El término, es claro, proviene de cochini, dormilón, que a su vez proviene de cochi, dormir, lo que revela el reforzamiento del náhuatl en estas voces y expresiones en las costas del noroeste del Pacífico y no sólo en la zona central de México.

Trácala. Juan Corominas explica que traque es “onomatopeya del estallido” y enlista algunos derivados como traquear, traqueteo, traquido y traca, en todos los cuales hay, ciertamente, una constante de sentido. Sin embargo, posteriormente Corominas dice: “otras onomatopeyas más, o palabras expresivas de formación análoga, son las siguientes”... sin precisar si “otras onomatopeyas” significa que no tienen vínculos entre sí o si las “palabras expresivas de formación análoga” se refieren a palabras semejantes pero con significación diferente. En estas “otras onomatopeyas” incluye trácala como voz usada en México y Puerto Rico y con el sentido de “trampa, ardid, engaño”. Pero podemos preguntarnos, quizás, ¿qué ruido produce la trampa, el ardid o el engaño para proponer trácala como onomatopeya? En México trácala es una persona tramposa y estafadora y también ardid, estafa o engaño. Sin embargo, el DRAE registra como mexicanismo la palabra trácala con el sentido de ardid y como venezolanismos tracalería y tracalear, esta última con el sentido de “engañar o estafar a alguien mediante un ardid”. Difícil saber la razón de estas distinciones del DRAE, pues en México son de uso generalizado trácala, tracalero y tracalear, y la primera documentación en Venezuela de trácala es el diccionario de Carmona y la primera utilización literaria la de Rómulo Gallegos en Doña Bárbara. Nos parece natural su derivación del cruzamiento de dos voces nahuas: del acortamiento de tlacalaquilli, el tributo o impuesto que se exigía a los indios (tlacalaquiani es el que paga los impuestos y el que recoge o guarda, y tlacalaquiliztli es el pago del impuesto), y del acortamiento de tlacaitaliztli, “hipocresía, fingimiento, disimulo” (tlacaitto es engañador, hipócrita, falso, y tlacaittaliztica es actuar hipócritamente, con fingimiento).

Texto del escritor, ensayista y traductor incluido en el Diccionario del náhuatl en el español de México

 
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