Usted está aquí: sábado 2 de febrero de 2008 Cultura Recorrido por la pulsión estética de Julio Galán y Paula Santiago

Inauguran exposiciones de los dos artistas en el Museo Amparo de Puebla

Recorrido por la pulsión estética de Julio Galán y Paula Santiago

Comparten aspectos esenciales, como la soledad, el dolor, los sueños, la fragilidad humana, la capacidad de amar y el miedo

Del fallecido pintor se reúne un centenar de obras, entre óleos, collages, cerámicas y objetos personales

Testimonios de la artista como afirmación de la vida

Fabiola Palapa Quijas (Enviada)

Ampliar la imagen Una de las obras de Julio Galán (1959-2004), incluida en la exposición Pensando en ti, que se presenta en el recinto cultural de Calle 2 Sur 707, Centro Histórico de Puebla Una de las obras de Julio Galán (1959-2004), incluida en la exposición Pensando en ti, que se presenta en el recinto cultural de Calle 2 Sur 707, Centro Histórico de Puebla Foto: Cortesía del Museo Amparo

Puebla, Pue., 1º de febrero. La soledad, el dolor, los sueños; la fragilidad del ser humano, la capacidad de amar y el miedo a la realidad son aspectos esenciales en las exposiciones de Julio Galán (1959-2006) y de Paula Santiago (1969), inauguradas la noche del jueves en el Museo Amparo, de la ciudad de Puebla.

Mediante las propuestas estéticas provenientes del Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey (Marco), el espectador explorará las emociones y sentimientos de los artistas.

Pensando en ti es el título de la exposición de Julio Galán, que reúne 100 obras, entre óleos, collages, cerámicas y diversos objetos que pertenecieron al artista.

La pintura de Galán es vivencial, anímicamente autobiográfica, cargada de soledad y deseo, como una obra abierta con infinitas lecturas, paradojas y ambigüedades. Es un claro referente del momento actual y de la conducta humana, donde se reflejan los caóticos cambios en todos los ámbitos de su actividad, señaló el curador Guillermo Sepúlveda, en la presentación de la muestra.

Expiación mediante el arte

La mayoría de la obra de Julio Galán son autorretratos en los que se juega con elementos efímeros, con papel tapiz, como en El mandarín, donde el artista se ve como un emperador, un príncipe de la libertad.

Conocido también como “el niño terrible de la pintura”, Galán expiaba sus culpas, miedos y deseos en sus obras. También utilizó el tema de la identidad de género y nunca plasmó las diferencias entre lo masculino y lo femenino, pues todo era unidad.

En opinión de Sepúlveda, “el pintor vivía atormentado y se ahogaba en su propia imagen; siempre pensaba en él”.

Mediante sus trazos y colores, en La semana el artista describe sus estados de ánimo, desde abstracciones hasta retratos; en miércoles, hace un resumen de lo que ha sido su vida hasta el domingo y lo que pasará hasta el sábado. En la pintura resalta un atardecer melancólico que incluye la pregunta, ¿dónde estás?

Las fuentes formales y las que potenciaron su registro emocional son muy variadas: la pintura popular mexicana, la de retablos, calendarios y rótulos; la decoración de arcones policromados; el pop art estadunidense.

Como referentes, el trabajo y la cercanía con Andy Warhol, la pintura de Julian Schnabel, Anselm Kiefer, Jean Michel Basquiat, Sigmar Polke y Francesco Clemente.

Guillermo Sepúlveda recordó que Galán afirmaba: “No sé qué es querer, ni sé qué es ser querido. No tengo claro ese sentimiento. Lo único que tengo claro es mi pintura. Estoy sujeto a la inspiración, soy un instrumento”.

La muestra incluye el último cuadro que realizó el pintor en 2004, Todo lo que brilla se desvanece, en el cual Galán se dibuja desnudo metiéndose en un camastro.

La fortaleza de las emociones

La exposición de Paula Santiago, a su vez, refleja la alegría, la melancolía, los celos, la ira: la fortaleza de las emociones. Con la invención de objetos sagrados, tesoros individuales de papel, cabello y sangre construye su propia vida, revela sus secretos y muestra su fragilidad ante la vida.

Para el curador de la muestra, Jorge Contreras, el trabajo de Santiago, sugiere que quizá sea posible vivir en un mundo donde cada día podamos disfrutar con serenidad la sorpresa de experimentar nuestras emociones; donde cada paso, incluso los de la tristeza y la angustia, sean una afirmación de vida.

Paula Santiago nació en Guadalajara y a la edad de 23 años dejó la pintura porque no quería crear imágenes en un lienzo, sino desde su interior. “No deseaba trabajar con conceptos, quería trabajar con mi vida”, comentó la artista en una ocasión.

Al observar las piezas de Santiago –ropones, huipiles, un yelmo, un pectoral y otras figuras de cera– lo que llama la atención no es el material, sino el contenido, el concepto que tiene de la vida.

Cada vestido bordado en papel arroz, con cabellos y gotas de sangre se convierte en parte de Paula, en un testimonio de vida.

Las exposiciones concluirán el próximo mayo, en el Museo Amparo (Calle 2 Sur 707, Centro Histórico de Puebla).

 
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