Usted está aquí: sábado 2 de febrero de 2008 Cultura Dios es un baobab

Disquero

Dios es un baobab

Pablo Espinosa

El arte de la música establece un sistema de vasos comunicantes que mucho tiene de magia y de misterio, así como de lógica implacable. La definición de Pierre Boulez de que la música es arte, ciencia, artesanado, se cumple a cabalidad en una novedad discográfica esplendorosa: Orquesta Baobab. Hecho en Dakar, bajo el sello mexicano CoraSon, empresa cultural independiente que trajo a México a esta orquesta de privilegio y anuncia nueva gira para este 2008. La serie de conexiones ultramarinas, supraterrenas, celestes y cósmicas son hartas y bonitas: uno escucha música africana mientras escucha son cubano mientras escucha música pretérita mientras escucha sonidos sin tiempo mientras escucha coros venidos de un sueño mientras escucha el rumor del mar que moja al mismo tiempo las playas sinuosas de Veracruz, Cuba y Dakar.

Así el prodigio, así la magia, así las venas abiertas de la madre África que se extienden por el planeta con su canto en wolof. Esta orquesta tuvo su época áurea en los años 70 del siglo pasado y su reunión fue un episodio que espejea al rearrejuntamiento de Buenavista Social Club. Más que revival, tenemos vida mecida en ritmos de oleaje de espuma y de falda en la oscura espalda del tiempo. Privilegio.

 
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