Usted está aquí: domingo 3 de febrero de 2008 Opinión ¿La fiesta en paz?

¿La fiesta en paz?

Leonardo Páez
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Tres carteles, 11 toreros

Escribe, muy indignado, Javier Nieto, de Purísima, Guanajuato, para reclamar “una actitud de aguafiestas amargado disfrazado de rigorista seudoconocedor” –¡bolas!–, por no haberme unido al coro de focas aplaudidoras que exigieron el indulto del toro de Barralva Pitito, lidiado en cuarto lugar en la Plaza México, el domingo pasado.

Ojalá que la patria sólo anduviera despistada en materia taurina, pero como consecuencia de la falta de rumbo y de guías, y el exceso de ruido, el despiste es generalizado, desde sesudos economistas hasta aficionados bien intencionados, anhelantes de apoteosis a como dé lugar.

Perdonarle la vida a un toro, luego de haber sido lidiado, es algo serio. No se trata de emociones contagiosas ni de compasiones emergentes, sino del homenaje intemporal, con conocimiento de causa, a la auténtica bravura, base de la tauromaquia, como sustento de una embestida noble y emotiva.

Pitito recibió un puyazo, es decir, sólo cumplió en varas, salió alegre de la suerte y permitió un bello quite por gaoneras y luego un gran par de Cristian Sánchez, por el que debió desmonterarse. Pero en el último tercio Pitito fue un “bravo tuerto” que mostró calidad y recorrido sólo por el lado derecho, acusando mal estilo y violencia por el izquierdo, sin permitir la ligazón de los pases.

Ese hecho, airado señor Nieto, la falta de bravura y nobleza por ambos lados en la muleta, hace que el juego de un toro, por bravo que sea, deje de ser excelente, así “haya habido una notoria petición mayoritaria del público”. Y si no hay excelencia total en el comportamiento de un toro con edad y trapío, no se justifica el indulto.

Tres días tres consecutivos de corridas de toros, como en los buenos tiempos, cuando tantos otros espectáculos aún no competían con la fiesta brava, se anuncian para este domingo 3, lunes 4 y martes 5 de febrero, con motivo del 62 aniversario de la inauguración del enorme coso.

Hoy parten plaza el rejoneador Gastón Santos hijo, que tan buena impresión causó la tarde de su presentación, llevándose una oreja, y a pie Humberto Flores y Leopoldo Casasola, con similares triunfos y trofeos en tardes anteriores, así como “el resucitado” Xavier Ocampo, a quien por poco mata en tablas un toro de Gonzalo Vega. El ganado será de San José, y para el caballista uno de Los Ébanos.

Mañana lunes regresan tres auténticos triunfadores: el tlaxcalteca Uriel Moreno, El Zapata; el sevillano Morante de la Puebla, y el francés Sebastián Castella. Completa el cartel Alejandro Amaya, también conocido como el “ya merito”. Lidiarán cuatro de Teófilo Gómez y cuatro de Barralva.

Y el martes 5, pero a las seis de la tarde, harán el paseíllo José Tomás, quien cortó dos orejas en la inauguración de la temporada; Ignacio Garibay, que se llevó otras tantas en la doceava corrida, y confirma su alternativa Joselito Adame, quien ha causado sensación en plazas de Francia y España. Se las verán con tres reses de Xajay y tres de Los Encinos. Hay, pues, de dónde escoger.

 
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