Usted está aquí: martes 5 de febrero de 2008 Opinión Itacate

Itacate

Marco Buenrostro y Cristina Barros
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Tragar camote

Si bien esta frase se utiliza para quienes tienen que pasar algo con dificultad y aguantarse, comerlo, que no tragarlo, tiene múltiples ventajas. El camote, planta originaria de América, de la familia de las convolvuláceas, del género Ipomoe y de la especie batatas, es un alimento que desde aquí se difundió al mundo y ha salvado del hambre a millones de personas.

En este continente se le conoce como camote, palabra náhuatl para raíz, como boniato que es vocablo caribe y como batata que puede ser deformación de patata. En quechua es kumara; en Perú hay registradas 2 mil 16 especies de esta planta.

En la Historia natural de Nueva España (h. 1570), Francisco Hernández registra diversos camotes a los que clasifica de acuerdo con el color de su piel y su carne. Menciona el acamotli, el ihaicamotli, el xochicamotli, el camopalcamotli y el poxcauhcamotli, “nombres impuestos desde hace muchos siglos según la variedad de los colores”. Su sabor, escribe, semeja al de las castañas. Menciona diversas maneras en que lo comían los indios: crudo, cocido o asado.

Llegó a Europa en 1500, muy poco después de que Colón encontrara estas tierras. Los españoles lo llevaron también a Filipinas, de donde los portugueses lo introdujeron en India, China e Indonesia. De China fue a Japón, donde se convirtió en un importante cultivo. Por eso no asombra que ahí haya camote rebosado, esto es, tempura de camote.

En algunas regiones de África, el camote se conoce como cilera abana, que significa “protector de los niños”. Y es que el camote de carne amarilla contiene importantes cantidades de beta carotenos, precursores de la vitamina A. Esta vitamina evita diversas enfermedades, entre otras, la ceguera parcial o total. Hay un programa en África dedicado a la difusión del consumo de camote en papillas infantiles.

El camote contiene de 1 a 2.5 por ciento de proteínas; de 18 a 28 por ciento de almidón, 50 a 60 por ciento de agua, 1.5 a 5 por ciento de azúcares, además de la ya mencionada vitamina A, vitamina C, calcio, ceniza, potasio y algo de hierro.

Investigaciones recientes permiten afirmar que comer camote puede prevenir cáncer de estómago y algunas enfermedades del hígado; también retarda el envejecimiento gracias a presencia de los beta carotenos, que son antioxidantes.

En los años 60 del siglo XX, el camote salvó de la inanición a millones de chinos. De ahí que China sea actualmente el mayor productor de este tubérculo, con 114 millones de toneladas anuales. Otros productores importantes son diversos países de África, como Uganda, Nigeria y Ruanda; Indonesia, Vietnam, India y Japón. El camote ocupa el séptimo lugar entre los cultivos alimentarios en el mundo.

En América Latina, el mayor productor es Brasil; otras naciones donde es considerable la producción son Perú, Costa Rica y Argentina; en Cuba se le considera como artículo de primera necesidad. Llama la atención que México, uno de los centros de origen y domesticación del camote, produzca apenas 50 mil toneladas al año.

 
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