Usted está aquí: miércoles 6 de febrero de 2008 Cultura Amplia revisión de una de las máximas vanguardias artísticas de Argentina

Presentan exposición itinerante de Claudio Girola en el Tamayo Arte Contemporáneo

Amplia revisión de una de las máximas vanguardias artísticas de Argentina

Invención y travesías, 1923-1994 incluye 16 esculturas y 31 dibujos del fallecido creador

Sus últimas obras relacionadas con el paisaje anticipan temas del land art, dice curadora

Merry MacMasters

Ampliar la imagen Triangulación, 1952, plancha de aluminio es una de las 16 esculturas de Claudio Girola (1923-1994) que se muestran en el recinto de Paseo de la Reforma y Gandhi Triangulación, 1952, plancha de aluminio es una de las 16 esculturas de Claudio Girola (1923-1994) que se muestran en el recinto de Paseo de la Reforma y Gandhi Foto: Cortesía del museo

Como parte de un proyecto curatorial sobre los movimientos de la abstracción en América Latina, que comenzó hace más de ocho años, el Museo Tamayo Arte Contemporáneo acoge la exposición itinerante Claudio Girola: invención y travesías, 1923-1994, integrada por 16 esculturas y 31 dibujos.

Nacido en Rosario, Argentina, Girola ingresó en 1941 a la Escuela de Bellas Artes, de la que se retiró cuatro años después con un manifiesto en contra de los lineamientos de la enseñanza que allí se impartía.

En 1946 cofundó la Asociación de Arte-Concreto Invención, considerada una de las principales vanguardias artísticas argentinas. En 1952 fue nombrado miembro fundador del Instituto de Arquitectura de la Universidad Católica de Valparaíso y un año después se mudó a Chile. Allí fue profesor de diseño, no de escultura.

Viaje poético

Para Cecilia Brunson, curadora de la muestra –con Tomás Browne–, si Girola ha sido el artista menos estudiado del grupo de Arte-Concreto Invención, quizá se deba a su ida a Chile. Ésta, de hecho, es la primera vez que se puede ver “más o menos” la totalidad de su obra, con énfasis puesto en la relación con su segunda patria y con la escuela de arquitectura donde trabajó.

El proyecto, sin embargo, empezó como un libro, cuya idea fue catalogar toda la obra de Girola, consistente de alrededor de 700 piezas.

Fue entonces que se hizo un taller para “pensar cómo hacer un nuevo planteamiento acerca de su trabajo. Cómo podríamos entender su obra hoy en relación con los postulados del arte concreto, pero también el estado de la abstracción y de la escultura contemporánea.

“Sus últimas obras en relación con el paisaje anticipan temas que hoy denominamos land art. También en qué medida la arquitectura comienza a habitar un tipo de territorio nuevo, sale del pedestal y de las galerías”, expresa Brunson.

De hecho, el montaje de la exposición consta de una intervención arquitectónica, diseñada por Browne, quien fue estudiante de Girola, cuyo ambiente de taller o laboratorio resulta muy atractivo para el museo Tamayo.

El montaje, apunta Brunson, tiene que ver con el proceso de trabajar todo en grupo, a la manera en que se elaboran las ideas en la escuela de arquitectura. Se trataba de no poner las esculturas sobre bases, sino sobre mesas, que en el fondo es un horizonte diferente. Eso porque el propio Girola, dentro de su lógica interna, decidió dejar el pedestal de lado y entrar hacia el problema del paisaje y cómo la escultura se plantea allí.

Un apartado de la muestra se refiere al viaje poético Travesía de Amereida, que Girola comenzó en 1965, junto con un grupo de poetas, filósofos, pintores y arquitectos de origen chileno, argentino, francés e inglés. Partieron de Tierra del Fuego y después de tres meses llegaron a Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, donde el viaje fue interrumpido.

Durante la travesía, Girola creó signos escultóricos sobre el paisaje, al aire libre y en medios naturales.

De acuerdo con Browne, Travesía de Amereida representa “la primera mirada sobre la identidad americana y sobre el arte original que no mira ni a Europa ni a Estados Unidos. Es propia.

“Es una visión poética que se funda en la teoría del regalo, de que América fue encontrada y no buscada. A partir de eso se formula toda una propuesta artística en la que se plantea como materia el incesante no volver a no saber.

“Girola –quien murió en 1994, en Viña del Mar, Chile– fue el pilar de esa vanguardia que, para mí, es el único movimiento creativo, poético, artístico, que ha sido verdaderamente original en los años 60, antecediendo a muchas otras situaciones.”

 
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