Usted está aquí: jueves 7 de febrero de 2008 Política De libros a rompevientos, los regalos de funcionarios a Calderón en su cumpleaños

Durante la celebración de su 45 aniversario el michoacano recibió 115 obsequios

De libros a rompevientos, los regalos de funcionarios a Calderón en su cumpleaños

La canciller le envió unas luces para equipar su bicicleta; Mouriño, una escultura de papel

Claudia Herrera Beltrán

En la celebración de sus 45 años, el presidente Felipe Calderón fue agasajado con 115 obsequios, esto sin contar los otros 32 que devolvió y los 54 que llegaron a la casa presidencial a lo largo de ese mes de agosto.

Alonso Lujambio, presidente del Instituto Federal de Acceso a la Información y asistente al banquete privado de cuyo costo la Presidencia no ha informado, aparece como uno de los personajes que enviaron regalo ese mismo mes en que el michoacano celebró su cumpleaños, y éste fue el libro La cristiada, de Jean Meyer.

Por el perfil de los obsequios entregados aquel 17 de agosto en Los Pinos, se pueden definir lo mismo gustos de familiares, colaboradores y amigos del panista, que su grado de cercanía y cuánto se esmeraron algunos funcionarios para escoger los presentes para su jefe.

Unos fueron más originales que otros, como Ernesto Cordero, entonces subsecretario de Egresos de Hacienda y ahora titular de la Secretaría de Desarrollo Social, que llegó a aquel banquete con un “rompevientos azul” muy panista; Juan Camilo Mouriño, entonces jefe de la Oficina de la Presidencia y actual secretario de Gobernación, con una “escultura de papel color verde”, y la canciller Patricia Espinosa con unas luces para equipar la bicicleta del michoacano.

Haciendo honor a sus actividades como director del Centro de Investigación y Seguridad Nacional, Guillermo Valdés Castellanos obsequió al Presidente de la República la película alemana La vida de los otros, que transcurre en el Berlín oriental durante los últimos años de existencia de la República Democrática Alemana, la cual muestra el control ejercido por la policía secreta (Stasi) sobre los círculos intelectuales.

Hablando de los integrantes del gabinete de seguridad, Ardelio Vargas, director del Centro Nacional de Análisis, Planeación e Información (Cenapi) de la Procuraduría General de la República, prefirió una estatua de Cuauhtémoc, y el secretario de Marina, Mariano Francisco Saynez Mendoza, un reloj mecánico de madera.

Salomón Chertorivski Woldenberg, director general de Diconsa y quien es asiduo donador a la biblioteca presidencial, eligió para esa ocasión el título Confieso que he vivido, las memorias del poeta chileno Pablo Neruda.

El ex director de Atención Ciudadana de la Secretaría de la Función Pública y nuevo coordinador de ayuntamientos del Comité Ejecutivo Nacional del PAN, Agustín Torres Ibarrola, aportó a las lecturas del panista El último encuentro, del escritor húngaro Sándor Márai.

Y quizás para vacunar este sexenio de exabruptos foxistas como el de “José Luis Borgues”, el senador Alejandro Zapata Perogordo acudió a la casa presidencial con un libro de Jorge Luis Borges, cuyo título no está especificado.

Otros huyeron de las complicaciones y llevaron bebidas: un vino tinto entregado por el diputado Rogelio Carbajal, un “barrilito de cristal con tequila y carta de felicitación” del gobernador de Querétaro, Francisco Garrido Patrón, y una botella de mezcal del secretario de la Función Pública, Salvador Vega Casillas.

También hubo quienes se mostraron pragmáticos, como el secretario de Turismo, Rodolfo Elizondo, quien llevó una corbata Chester Peck; el titular de Medio Ambiente, Juan Rafael Elvira Quesada, una pluma plateada, o el titular del Seguro Popular, Daniel Karam, un cinturón beige.

En la lista entregada a este diario se consignan incluso los regalos provenientes del círculo más íntimo, el de la familia. Carmen Hinojosa de Calderón, madre del Presidente, optó por un disco compacto de Guadalupe Pineda, y Carlos Díaz y su hermana Luisa María por otro de Voces de mujer cantan a Joaquín Sabina.

La farándula que respaldó la campaña del panista también estuvo representada en el cantante Pepe Aguilar y en la actriz Laura Zapata, que coincidieron hasta en el regalo: unas mancuernillas, sólo que las de la hermana de Thalía eran “plateadas”.

 
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