Usted está aquí: miércoles 13 de febrero de 2008 Capital “Pensé que el Metro era una locura, que no se iba a llenar... han pasado 39 años”

Juan Cano, primer conductor del STC, recuerda el encuentro previo con este transporte

“Pensé que el Metro era una locura, que no se iba a llenar... han pasado 39 años”

“Imaginaba un trolebús o tranvía largo, pero no, vi un monstruo ingresar a los andenes a unos cien kilómetros por hora”

Inaugurar la prestación del servicio cambió mi vida, reconoce el ex empleado

Raúl Llanos Samaniego

Juan Cano Cortés, quien hace 39 años condujo el primer tren del Metro, con el que oficialmente se inauguró la prestación de este servicio a los habitantes de la ciudad de México, rememora el encuentro previo que tuvo con este sistema de transporte colectivo:

“Éramos un grupo de 70 conductores que ya habíamos recibido la capacitación teórica y el siguiente paso fue bajar a los andenes de la estación Isabel la Católica –a la que se daban todavía los toques finales– para la capacitación teórica, y desde ese momento todo fue un espectáculo impresionante.

“Vimos los andenes gigantes, ¡150 metros de largo!, y comentábamos entre nosotros: ‘esto es una locura, no se va a llenar, el que lo diseñó está mal del cerebro’. El tiempo no nos dio la razón.

“Recuerdo que los capacitadores nos dijeron: ‘esperen aquí, ya viene el tren’. Impacientes y fascinados esperamos varios minutos, hasta que al fondo del túnel empezamos a ver una luz intensa que crecía a gran velocidad. ‘Ahí viene, ahí viene…’, repetíamos con expectación, y en unos cuantos segundos el tren entró imponente a cien kilómetros por hora y, como de película, levantó una nube de polvo –por el yeso y el cemento de la obra– que hizo más dramática la entrada. Sólo alcancé a decir, ¡Ahhhh!, ¡un monstruo…!”

Ese día de agosto de 1969 comenzó, para Cano Cortés, la capacitación al frente de los mandos de control de los trenes del Metro, la cual concluyó el 5 de septiembre de ese mismo año, cuando en la cabina del tren 7 partió de la entonces estación inicial Chapultepec, de la línea uno, rumbo a la terminal Zaragoza.

“Aquel momento fue un shock, un hecho que me marcó de por vida, y a partir de ese momento, pienso yo, nació ese enamoramiento hacia lo que es el Metro”.

Golpe de suerte

La llegada de Cano Cortés al Sistema de Transporte Colectivo (STC) fue –por decir algo– mera coincidencia. A los 21 años cursaba sus estudios en el Politécnico, los cuales debió abandonar –antes de la matanza estudiantil de 1968, en Tlatelolco– para irse a Hidalgo, a hacerse cargo del rancho que le heredó su padre y sostener económicamente a su madre y dos hermanas.

En una de sus visitas a esta capital se encontró a un amigo de la familia, quien trabajaba en el STC y sin más le ofreció trabajo en esa obra, que avanzaba a marchas forzadas (la línea uno) y que complementaría la oferta de transporte de los tranvías y trolebuses en la ciudad. De inmediato se incorporó al grupo de conductores de trenes, quienes para ese entonces, por el puesto que ocupaban, “eran de los más cotizados” dentro de esa empresa pública.

–Antes de que el tren del Metro llegara a la estación Isabel la Católica, donde ustedes empezarían la capacitación, ¿cómo se lo imaginaba?

–Pues algo así como un trolebús largo, como un tranvía, con su chaca-chaca-chaca, y todo eso, pero no. Cuando llegó a la estación entró como un vértigo, a toda velocidad, con sus seis carros. No eran de nueve, como ahora.

Cano Cortés, quien en diciembre pasado, y con el cargo de jefe de línea operativa, se jubiló después de 39 años de servicio en el STC, trae a la memoria aquella fecha frustrada del 20 de julio de 1969, cuando las autoridades federales habían previsto hacer la inauguración. “Creo que les dio miedo, creo que les faltó algo, y ya no se operó el tren ese día, y se fijó como nueva fecha el 4 de septiembre”.

En esa ocasión, añade, se realizó una gran fiesta en cada una de las 16 estaciones que en ese entonces tenía la línea uno, y ya al día siguiente empezó a darse oficialmente el servicio a los capitalinos.

Vuelve a dar un giro a la rueda de los recuerdos y precisa cómo ese 5 de septiembre de 1969, cerca de las 5 de la madrugada, enfundado en su pantalón de lana gris Oxford, su chaquetín azul marino con tres botones dorados y con el logo del Metro, su camisa blanca, corbata naranja, su kepí y mocasines bieléctricos, sonó la chicharra del tren 7 para iniciar una larga trayectoria en el STC.

Juan Cano Cortés, primer conductor del Metro, quien en diciembre pasado, y con el cargo de jefe de línea operativa, se jubiló después de 39 años de servicio en el STC ■ Foto Cristina Rodríguez

 
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