Usted está aquí: domingo 17 de febrero de 2008 Sociedad y Justicia Por falta de recursos, oncólogos frenaron su lucha contra el cáncer

Durante ocho años no pudieron dar continuidad a operaciones de mínima invasión

Por falta de recursos, oncólogos frenaron su lucha contra el cáncer

El perfeccionamiento de la técnica quirúrgica asegura menor tiempo de recuperación y que se preserven funciones vitales, afirma especialista

El futuro: la robótica; sustituirá a la laparoscopia

Ángeles Cruz Martínez

San Luis Potosí, SLP, 16 de febrero. Factores económicos impidieron, en 1997, que cirujanos oncólogos del Instituto Nacional de Cancerología (Incan) dieran continuidad a la realización de operaciones de mínima invasión. Hubo un “periodo oscuro” de ocho años, señaló Miguel Ángel Jiménez Ríos, jefe del Departamento de Urología, quien reconoció que los insumos necesarios para llevar a cabo el procedimiento son de muy alto costo, pero se compensa con el beneficio que reciben los pacientes en una mejor y pronta recuperación.

Apenas en 2005 los médicos pudieron retomar la cirugía laparoscópica y ahora es la terapia estándar para la resección de tumores en el riñón y, en breve, se establecerá también para el cáncer de próstata. En este caso, dijo el especialista, el perfeccionamiento de la técnica quirúrgica asegura no sólo un menor tiempo de recuperación, sino una mayor garantía de que se preservarán funciones vitales, como la potencia sexual y la continencia urinaria.

Durante la 25 Reunión Académica Anual del Incan, que hoy concluyó, Jiménez Ríos comentó que en 1982, cuando empezaron a practicarse las cirugías de prostatectomía radical (para extraer la totalidad del órgano dañado) en el mundo, los efectos secundarios eran “dramáticos”, por el daño que sufrían los pacientes en su calidad de vida.

Con la finalidad de evitar tales afectaciones se ha ido perfeccionando la técnica quirúrgica, comentó el especialista, quien también recordó que a principios de los años 90 la cirugía abierta podía durar entre seis y siete horas. Actualmente es un procedimiento de una y media a dos horas, y con buenos resultados. Sin embargo, admitió, pueden ser mejores con la laparoscopia y todavía más con la robótica.

Sobre la cirugía de mínima invasión, Jiménez Ríos explicó que a escala mundial ya ha demostrado fehacientemente su efectividad en el control de tumores, así como en una baja morbilidad. En México, sin embargo, la práctica de esta técnica es muy limitada, incluso con cirugía abierta, y ello quedó demostrado durante esta sesión de la reunión académica del Incan, cuando el experto preguntó al auditorio por los cirujanos oncólogos presentes.

Levantaron la mano más de 20, pero luego cuando Jiménez Ríos cuestionó sobre quiénes realizan la prostatectomía radical, el número de manos alzadas se redujo a unas cinco. Ahí mismo, el jefe del Departamento de Urología del Incan hizo una amplia exposición, con video, de la técnica que emplea para la cirugía abierta.

Luego comentó que pronto la sustituirán por la laparoscopia. Sólo hace falta que exista la garantía de los insumos necesarios, los que en su mayoría son desechables. También destacó que en los países desarrollados este método “ya va de salida. Lo que viene es la robótica”.

Enseguida presentó el video de una cirugía realizada en Australia con el apoyo de un robot y que le tocó presenciar. Dijo que la visibilidad del médico es de cinco a 10 veces mayor respecto de la cirugía abierta, lo que permite, entre otros factores, un mejor control del sangrado y que la cirugía tenga una duración de no más de 45 minutos.

Señaló que en Estados Unidos ya existen alrededor de 300 robots funcionando, mientras en Europa estos equipos cuentan, incluso, con visión tridimensional. En México sólo hay un robot, en Monterrey, el cual se utiliza para las cirugías de obesidad. En Venezuela tienen dos que emplean en las operaciones de las áreas de urología, cardiovascular y obesidad.

Jiménez Ríos indicó que en los países desarrollados la robótica es el procedimiento estándar para el tratamiento de las afecciones cardiovasculares.

 
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