Usted está aquí: domingo 24 de febrero de 2008 Mundo Elige hoy el Parlamento cubano al remplazante de Fidel Castro

En su último día en el cargo, el mandatario insiste en rechazar demandas externas de cambios

Elige hoy el Parlamento cubano al remplazante de Fidel Castro

Su hermano Raúl aparece como el más probable candidato a la presidencia del Consejo de Estado

No se descartan sorpresas si se permite el ascenso de personajes de menor edad a ese órgano

Gerardo Arreola (Corresponsal)

Ampliar la imagen El secretario de Estado vaticano, cardenal italiano Tarcisio Bertone, dialoga con el ministro de Cultura cubano, Abel Prieto (derecha), y Esteban Lazo (centro), miembro del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, ayer durante una misa al aire libre en la ciudad de Santa Clara El secretario de Estado vaticano, cardenal italiano Tarcisio Bertone, dialoga con el ministro de Cultura cubano, Abel Prieto (derecha), y Esteban Lazo (centro), miembro del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, ayer durante una misa al aire libre en la ciudad de Santa Clara Foto: Reuters

La Habana, 23 de febrero. Cuba comienza este domingo una etapa de su vida moderna que aún encierra numerosas interrogantes, agitadas por las pocas confirmaciones disponibles, la principal de las cuales es que el próximo jefe de Estado no será Fidel Castro, por primera vez en 31 años.

En su último día en el puesto, el mandatario insistió este sábado en rechazar las demandas externas de cambios estructurales en Cuba, para lo cual publicó un texto en el que reprodujo notas de prensa, entre ellas dos de La Jornada, y se burló de la Organización de Estados Americanos (“por casualidad me enteré de que existía, al leer hoy un cable”).

También anunció escuetamente que espera “la decisión trascendente del 24” y que ahora estará “varios días sin usar la pluma”, que ha estado muy activa en los últimos tiempos.

Este domingo quedará instalada la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP, Parlamento), integrada por los 614 diputados que fueron ratificados en las votaciones del 20 de enero.

La sesión empezará a media mañana y podría llevar varias horas. Al principio la conducirá María Esther Reus, ministra de Justicia y presidenta de la Comisión Electoral Nacional, quien hará el informe final de los comicios, para declarar válida la integración de la séptima legislatura del Parlamento.

Luego serán elegidos, sucesivamente, los integrantes de la directiva de la ANPP (presidente, vicepresidente y secretario), de una lista única que presentará una comisión nacional especialmente integrada para elaborar las propuestas al Parlamento.

Tras tomar posesión, la directiva del Parlamento conducirá la elección del Consejo de Estado (presidente, vicepresidente primero, cinco vicepresidentes, un secretario y otros 23 miembros), también a partir de una lista única.

Ambas listas fueron elaboradas en consultas individuales que realizó la comisión ad hoc entre los diputados, pero cuyos perfiles se desconocen públicamente.

Tradicionalmente el presidente del Consejo de Estado concluye la jornada con un mensaje a la nación, que en este caso será la primera señal de los márgenes dentro de los cuales correrá la futura dirigencia cubana.

Castro fue electo presidente del Consejo de Estado por primera vez el 3 de diciembre de 1976 y después fue relecto en cinco ocasiones. Su hermano menor, Raúl, siempre fue desde entonces el vicepresidente primero, prolongando así una decisión más antigua, que lo ubicaba como el remplazante inmediato del líder máximo en caso de una emergencia.

Grandes interrogantes

A cargo provisional de todos los puestos de primer nivel, desde que estalló la crisis de salud de Fidel, en julio de 2006, Raúl parece ahora el más probable candidato a la presidencia del Consejo de Estado, equivalente a una jefatura de Estado y de gobierno.

Pero en ese punto radica la primera de las grandes interrogantes de este trance: si la dirigencia cubana ha dispuesto ejecutar un relevo generacional suave y paulatino, concordante con la línea histórica conocida, o bien efectuar un remplazo más acentuado, dejando al menor de los Castro al frente de las fuerzas armadas y permitiendo el ascenso de otro personaje de menor edad.

En cualquier caso, una segunda cuestión es la forma en que serán compaginadas las funciones públicas con el liderazgo político de Fidel Castro, libre del compromiso que impone la investidura presidencial, pero activo en la polémica y, en cualquier caso, todavía al frente del Partido Comunista de Cuba.

También es una interrogante la forma en que serán mezcladas las generaciones de líderes en la dirigencia del Parlamento, la composición del Consejo de Estado y la integración del gabinete ministerial subsecuente: siguiendo la línea actual, de avance pausado, o más radicalmente, implicando la virtual jubilación de algunos de los veteranos.

Es posible, por fin, que la forma en que se resuelvan esas incógnitas, más el discurso del próximo presidente de este país, ofrezcan las claves del fondo de la cuestión: de qué manera, a qué ritmo y con qué alcances se realizará la reforma que esperan los cubanos, si bien dentro del marco del sistema, para empezar a caminar la ruta de recuperación de su nivel de vida.

 
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