Usted está aquí: viernes 29 de febrero de 2008 Opinión Ciudad Perdida

Ciudad Perdida

Miguel Angel Velázquez
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Las irregularidades de Eulen

¿Quién ampara a los dueños?

Cámaras ¿de seguridad o para dotar de videos a la tv?

La empresa española Eulen, dedicada ni más ni menos que a la seguridad en el aeropuerto internacional de esta ciudad, fue clausurada por la Secretaría de Seguridad Pública porque no cumplió con los requisitos legales para operar, y por tanto deberá dejar de prestar sus servicios a las empresas que la contrataban, a partir de hoy.

Ya en otra ocasión en este espacio nos ocupamos de Eulen, que creció desmesuradamente durante el sexenio de Fox, y que pasó de ser una empresa dedicada a la limpieza a otra que maneja la seguridad, como ya hemos dicho, de la terminal aérea del DF.

Una serie de irregularidades, por decirlo de algún modo, rodea a la española. Antes de concluir 2007 se les hizo saber que su licencia para operar estaba a punto de caducar, pero se hizo caso omiso a la advertencia; además, el jefe de las operaciones de la empresa no estaba registrado en la Secretaría de Seguridad Pública, requisito indispensable para poder trabajar en cuestiones de seguridad.

Eulen tiene un contrato con el aeropuerto por casi 318 millones de pesos, que tendría efecto este año y en 2009. Lo ganó en una licitación que parece no tener explicaciones, ya que durante 2006 y 2007 se despidió de sus labores a mil 111 empleados por las constantes quejas de los usuarios del AICM.

Y es que sólo en la terminal uno del aeropuerto esa empresa emplea más de 900 personas; es decir, en el transcurso de dos años tuvo que cambiar a todos los empleados, a quienes se acusaba de malos tratos y robo. Por eso parece inexplicable que se les renovara el contrato.

Además, la empresa que tiene a su cargo la seguridad desde 2004 desplazó a la policía auxiliar del DF, que antes era la encargada de la vigilancia en ese lugar, pero que también había sido acusada de malos tratos contra los usuarios del aeropuerto, aunque el mayor número de denuncias penales se hizo en contra de los empleados de la española.

Eulen tiene un edificio en Santa Fe, pero sólo usa el octavo piso; allí se hacen las contrataciones del personal y se le explica cuáles son sus funciones, y debería quedarle claro que no tiene derecho a la revisión de documentos de quienes transitan por la terminal aérea.

Aunque es posible que la empresa logre sortear la clausura que se le impuso, las autoridades del AICM tendrían que tener en cuenta, por si no lo hicieron con anterioridad, los reclamos constantes de la gente en su contra, por si es posible revocar el contrato. Lo que no se sabe es quién ampara, en los círculos políticos, a los dueños de Eulen. Sería bueno saberlo.

De Pasadita

El Distrito Federal se convertirá dentro de poco tiempo en una de las ciudades más vigiladas del mundo. Más de ocho mil cámaras velarán los pasos de los citadinos, y servirán, asegura el gobierno central, para acelerar la identificación de delincuentes y para disuadir el crimen.

El paso parece muy importante para la seguridad de la ciudadanía, mientras no se convierta en la proveedora de videos para la televisión, como sucedió con el caso del artefacto que estalló en las proximidades de la estación del Metro Insurgentes.

El video sirvió, dicen algunos investigadores, pero lo cierto es que los dos personajes que aparecieron en la cinta, y que hablaban por teléfono celular, simplemente huyeron. De nada sirvió que se les identificara, seguramente en cuanto se dio a conocer la grabación salieron de la capital, porque hasta el momento no se sabe nada de ellos.

Así que si las grabaciones sirven para que, como en el caso de Alejandro Gertz, se alimente su ego, aun si esto implica que no se logren las detenciones, de nada servirán las dichosas cámaras que nos vigilarán día y noche.

Por último, vaya desde aquí una felicitación a Nora Patricia Jara, colaboradora de esta sección, quien obtuvo el Premio Nacional de Periodismo José Pagés Llergo.

 
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