Usted está aquí: sábado 1 de marzo de 2008 Opinión Los de Abajo

Los de Abajo

Gloria Muñoz Ramírez
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Universidad indígena

La DQ University, un proyecto educativo indígena y chicano de la ciudad de Davis, al norte de California, está tomada por los estudiantes desde 2005, año en que perdió la acreditación del gobierno estadunidense y pretendieron cerrarla. Hoy, dentro de sus instalaciones y pese a las amenazas de desalojo, alumnos y ex alumnos construyen de manera autónoma “la universidad que queremos y nos niegan”.

El significado de las iniciales de la DQ no puede escribirse ni pronunciarse más que en rituales sagrados. Es la única universidad tribal en el estado de California y también la única de los 34 centros de educación superior controlados por indígenas que se localiza fuera de una reservación. Ocupa un predio de 259 hectáreas en las afueras de Davis, en medio de una zona agrícola de trabajadores migrantes.

El humo del fuego encendido en el centro de la escuela recuerda a Chris, joven diné (navajo), el paso por aquí de The longest walk (La caminata más larga), que decenas de indígenas de este lado de la frontera realizan de California a Washington DC, para llamar la atención sobre los problemas ambientales, los conflictos que atraviesan los sitios sagrados indígenas y para conmemorar el 30 aniversario de la marcha original. Alrededor del fuego se reúnen todos los días los estudiantes, indígenas y chicanos, que apuestan a la construcción de un proyecto autosustentable.

La ocupación del inmueble y del terreno les ha permitido volver a los principios originales del proyecto: la creación de una universidad que responda a las necesidades culturales de los estudiantes y no a la educación occidental, además de vincularlos con la comunidad. Talleres de mejoramiento de la tierra, hortalizas y huertos encaminados al fortalecimiento de una agricultura orgánica y autónoma, cursos de energía (paneles solares y transformación de aceites vegetales en biodiesel), medicina tradicional y artesanías, entre otros, les permiten fortalecer su cultura e identidad (con la permacultura, por ejemplo, se rescatan las tradiciones tribales en el cultivo orgánico, como los rituales sagrados en el proceso de siembra).

Desde que ocuparon la universidad, los estudiantes se han esforzado por tejer redes con otros movimientos indígenas del país y del continente y con otros sitios sagrados en Estados Unidos. La idea, explica Chris, uno de los ocupantes, “es apoyar a los pueblos indígenas no reconocidos oficialmente, quienes tienen presencia en zonas de muchos recursos naturales y por eso no los reconoce el gobierno”.

Fundada en 1971 sobre el predio que ocupaba un comando del ejército estadunidense, la DQ University obtuvo la acreditación oficial en 1977, misma que perdió en 2005 por “problemas en el manejo de los fondos de la junta directiva”. En realidad, asegura Chris, “la administración estaba negociando estas tierras”. A más dos años de la toma, la universidad, dicen los estudiantes, “hoy está más cerca de lo que buscamos”. Diné, pomos, wintun, lakota, wichita, miwok, ute, yagui y chicanos, entre otros, comparten el proyecto.

 
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