Usted está aquí: lunes 3 de marzo de 2008 Deportes Abucheos y crítica severa para El Pana en Madrid

TOROS

■ El ABC alude al alcoholismo del matador

Abucheos y crítica severa para El Pana en Madrid

Lumbrera Chico

Rodolfo Rodríguez El Pana logró al fin vestirse de luces para torear en Madrid y aunque no partió plaza en Las Ventas hizo el paseíllo en el Palacio de Vistalegre, para medirse en un mano a mano con Morante de la Puebla. Por desgracia, las cosas no le salieron bien y la prensa española acabó criticándolo con verdadera saña.

La agencia francesa Afp reprodujo partes sustanciales de la crónica del rotativo conservador ABC, que describió al maestro de Apizaco como “un veterano de 56 años, conocido por su alcoholismo, su propensión a fumar puros en la arena y su debilidad por las prostitutas”, que “a pesar de algunos pases pintorescos a la mexicana” y de “unos guiños teatrales a la galería”, no pudo “conectar” con el público.

Por su lado, el también conservador diario El Mundo, comentó que El Pana es un torero “de formas arcaicas y envejecidas (que) sólo está para tentaderos entre amigos, y eso aplicándole un juicio piadoso”. A nadie, por lo visto, según se desprende de los cables de otras agencias internacionales, le gustó la propuesta del tlaxcalteca, quien a lo largo de su abnegada carrera, en la que han abundado las cornadas y la pobreza, se empeñó en rescatar los usos y costumbres de los padres de la tauromaquia moderna, aquellos que reinventaron la fiesta.

Algo debe de haberles molestado a los aficionados de Castilla, cuyos bisabuelos crecieron aplaudiendo a Belmote, a Carnicerito, al Gallo y a Lagartijo, porque en cuanto El Pana salió por la puerta de cuadrillas, ataviado con un terno color naranja, con medias blancas, sin ceñirse el capote de paseo y fumando un puro, el techo retráctil de la plaza de Vistalegre se abrió de inmediato para ahuyentar el humo que despedía su tabaco.

Después… bueno, después todos sabemos cómo se las gasta El Pana, la mala condición física en que se encuentra luego de la triple cornada del 6 de enero, la incapacidad expresiva que tiene al torear de capa, y lo mucho que se entrega tanto al poner banderillas como, sobre todo, al emplear la muleta. Pero en su primera, y quizá única corrida en un ruedo ibérico, los toros de Núñez del Cuvillo no lo animaron a cubrir el segundo tercio, y con la franela todo lo rescatable de su labor fue un estatuario pase del péndulo.

Del resto es mejor no hablar. Estuvo pésimo con la espada al tirarse a matar a sus tres enemigos y al término del festejo debió retirarse en medio de un abucheo generalizado, mientras Morante de la Puebla, de 28 años de edad, extactamente la mitad de los que tiene El Pana, regalaba un séptimo cajón para cortar una muy esforzada oreja. Qué lástima que la muerte se llevó hace años a Joaquín Vidal, el gran crítico taurino de El País, que en sus evocaciones de los antiguos maestros de la tauromaquia española contaba cómo éstos entraban a los cafés de Madrid en pos de las putas, montados a caballo y fumando puros, y todos se ponían de pie para aplaudirlos. ¡Vaya señoritingos los de hoy, que abren el techo para salvarse del humo!

 
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