Número 140 | Jueves 6 de marzo de 2008
Director fundador: CARLOS PAYAN VELVER
Directora general: CARMEN LIRA SAADE
Director: Alejandro Brito Lemus



8 DE MARZO DE 2008
Vigencia del derecho a decidir de las mujeres de la ciudad de México

Este 8 de marzo, Día Internacional de las Mujeres, quienes vivimos en la ciudad de México tenemos un motivo para celebrar y para reflexionar: un poco más de seis mil mujeres han podido interrumpir sus embarazos en las mejores condiciones posibles, sin poner en riesgo su salud o su vida. Es cierto también que una joven de 15 años perdió la vida en uno de estos procedimientos, como consecuencia de una errónea evaluación de la edad gestacional, aunada a una complicación hemorrágica severa que no pudo ser controlada.

Este hecho nos debe llamar a la reflexión, pues estamos convencidas de que ninguna mujer debe morir por un aborto. Es necesario por lo tanto, reforzar todos los mecanismos de monitoreo y vigilancia del cumplimiento de los lineamientos para preservar la calidad de la atención que se está brindando a las usuarias de la interrupción legal del embarazo (ILE) de manera que no vuelva a presentarse un hecho tan lamentable y triste como este. Nosotras enviamos nuestras condolencias a los familiares de la jovencita y confiamos en que la Secretaría de Salud tomará las medidas necesarias y les ofrecerá los apoyos que requieran en este difícil trance. Esta muerte evitable no debería haber sucedido.

En todo caso, a casi un año de la aprobación de la ley que despenalizó el aborto en el Distrito Federal hasta las 12 semanas de gestación, las más de seis mil mujeres que han acudido a los hospitales del DF lo han hecho ejerciendo un derecho que la ley les garantiza después de haber puesto en consideración todos los factores a favor y en contra de continuar o no con un embarazo que ellas no desearon o no planearon. Un porcentaje muy alto de estas mujeres (alrededor de 85 por ciento) se han declarado católicas; estas mujeres han enfrentado el serio dilema ético que entraña la decisión de interrumpir un embarazo y han tomado esta decisión ejerciendo su libertad de conciencia.

Siempre es bueno recordar que a ninguna mujer le gusta abortar, que las mujeres no abortan con alegría en sus corazones y que nadie está a favor del aborto. En todo caso las mujeres católicas deben tener presente la primacía de la conciencia sobre las enseñanzas morales de la jerarquía eclesial, que aunque son serias, nunca han sido declaradas dogma. Y que la misma doctrina dice que cuando hay duda acerca de un tema, hay libertad de tomar decisiones de acuerdo con la conciencia, aunque estén en contradicción con las enseñanzas de la jerarquía.

A casi un año del cambio en la ley, nosotras queremos reconocer el compromiso y la labor de la Secretaría de Salud, que a pesar de haber tenido que enfrentar dificultades de diversa índole, ha asumido la responsabilidad de proveer los servicios necesarios para que las mujeres puedan ejercer este derecho.

Reiteramos asimismo, nuestro reconocimiento al compromiso de legisladores y legisladoras que impulsaron y aprobaron las reformas al Código Penal y a la Ley de Salud del DF dando lugar a una ley moderada e integral que provee no solamente la prestación de los servicios con especial énfasis en la consejería, sino la puesta en marcha de medidas de prevención del embarazo no deseado que incluyen el ofrecimiento de toda la gama disponible de métodos anticonceptivos y campañas de educación sexual integral. Prueba de ello ha sido el hecho de que de las 14 mil mujeres que han solicitado la consejería para ILE, apenas un poco más de seis mil han decidido realizarla. De la misma manera, nos parece importante destacar el apoyo del Jefe de Gobierno de la ciudad, quién promulgó la ley a dos días de su aprobación, permitiendo que se pusiera en práctica tan pronto estuvieron los lineamientos técnicos para la prestación de los servicios. Y destacar, asimismo, la labor del Instituto de las Mujeres del DF, que ha asumido con responsabilidad y compromiso, la consejería y el acompañamiento de las mujeres que acuden a sus unidades.

Hacemos también un reconocimiento a las feministas históricas, a las organizaciones de mujeres y a todas aquellas personas que durante muchos años han impulsado la defensa del derecho a decidir de las mujeres sobre su maternidad, pues gracias a su incansable lucha se logró este histórico avance para la autonomía de las mujeres de la Ciudad de México. Destacan la visión estratégica y el compromiso de Marta Lamas, que desde nuestro punto de vista, fueron decisivos para alcanzar este logro.

Somos concientes de que apenas inicia un proceso no exento de dificultades y que es necesario asumir los riesgos que conlleva, siempre y cuando el objetivo sea ofrecer a las mujeres cada vez mejores condiciones para que puedan ejercer su derecho a decidir sobre su maternidad. A casi un año de la ley que permite la ILE hasta las doce semanas de gestación en el Distrito Federal, Católicas por el Derecho a Decidir reitera que esta ley constituye un reconocimiento a la autoridad moral de las mujeres para tomar decisiones en todos los aspectos de su vida, así como un triunfo de la democracia.

Un importante aspecto de este cambio lo constituye el hecho de que el debate que se suscitó puso una vez más a prueba el proceso de democratización de este país, el grado alcanzado por la secularización de la sociedad mexicana y la legitimidad ganada por los derechos humanos de las mujeres, específicamente por nuestro derecho a decidir sobre nuestra sexualidad y reproducción. El contundente apoyo de profesionales, intelectuales y líderes de opinión, así como de los medios de comunicación al cambio de la ley y a la separación de las iglesias y el Estado —específicamente de las diputadas y los diputados que antepusieron su función pública y su compromiso con los derechos de las mujeres a los dogmas y las descalificaciones— así lo demuestra.

Nosotras seguiremos acompañando este proceso, convencidas de que miles de mujeres, sobre todo las más pobres, se beneficiarán inmensamente de estas nuevas condiciones para el ejercicio de sus derechos reproductivos.