Usted está aquí: sábado 8 de marzo de 2008 Cultura Reivindican el impulso femenino para enriquecer la ciencia y el arte

Disparidad entre géneros

■ Artistas y científicas reflexionan con motivo del Día Internacional de la Mujer

Reivindican el impulso femenino para enriquecer la ciencia y el arte

■ Se omitió premiar a personajes como Rosario Castellanos, reprocha Elena Poniatowska

■ La crítica de arte Raquel Tibol deplora la ausencia de ellas en el ámbito de la caricatura política

Fernando Camacho Servín

Ampliar la imagen

Ampliar la imagen

Ampliar la imagen Elena Poniatowska, Julieta Fierro y Raquel Tibol externan sus opiniones a La Jornada, con motivo de la efeméride en honor de las mujeres Elena Poniatowska, Julieta Fierro y Raquel Tibol externan sus opiniones a La Jornada, con motivo de la efeméride en honor de las mujeres Foto: Carlos Ramos Mamahua, Luis Humberto González y María Luisa Severiano

Ampliar la imagen Remedios Varo (1908-1963), notable pintora surrealista Remedios Varo (1908-1963), notable pintora surrealista Foto: Archivo

“Mujer que sabe latín, ni tiene marido ni tiene buen fin”. Por años, esta frase representó un muro para bloquear el paso de las mujeres al conocimiento, y por tanto, a la independencia económica, la esfera pública y los altos puestos de gobierno.

En teoría, muchas cosas han cambiado, pero la equidad entre ambos géneros todavía dista de ser una realidad. El ámbito de las artes y las ciencias no es la excepción, e históricamente ha sido así. ¿Dónde está la Mozart mujer?, ¿dónde está la versión femenina de genios como Dostoievski, Einstein, Picasso, Leonardo o Miguel Ángel, para hablar del arte occidental?

En una reflexión colectiva con motivo del Día Internacional de la Mujer, que se conmemora este sábado, artistas y científicas consultadas por La Jornada se refieren al papel de las mujeres en la cultura y la forma en que han logrado abrirse paso en un entorno todavía dominado por valores y actitudes “masculinas”.

En busca de un cambio histórico

Para la escritora y periodista Elena Poniatowska, la causa de esta desproporción entre géneros se debe al hecho de que “las mujeres se dedicaron primero a la maternidad, a la crianza de los hijos; siempre estuvieron más cerca de la tierra y de las necesidades básicas de la familia”.

Aunque se han registrado cambios importantes, la autora de Tinísima considera que este es un proceso complicado que no dará frutos con la velocidad deseada. “Finalmente, la mujer ha sido marcada, sellada con un hierro candente sobre su papel social”, afirma.

Muchas veces, la respuesta de las artistas ha sido agruparse en torno a un concepto de “arte feminista”, o con un enfoque de género, en busca de reivindicar su punto de vista específico como mujeres, pero también se ha cuestionado qué tanto esta postura crea involuntariamente otro gueto.

“Aislarse –señala Poniatowska– no es provechoso para nadie, aunque a lo largo de los años las mujeres han aprendido a ser más amigas las unas de las otras y a protegerse.”

Una pequeña muestra de que los tiempos están cambiando, dice, es la concesión del Premio Nobel de Literatura a dos mujeres –Doris Lessing, en 2007 y Elfriede Jelinek, en 2004– quienes han incorporado el feminismo en sus obras como un tema esencial.

“Espero con toda mi alma que esto signifique un viraje histórico, porque muchas veces se ha omitido premiar a mujeres muy valiosas, como Rosario Castellanos en su época, para favorecer a hombres que no lo merecían tanto.”

La óptica femenina en las ciencias

Julieta Fierro, investigadora titular del Instituto de Astronomía de la Universidad Nacional Autónoma de México y una de las figuras más reconocidas actualmente en la ciencia mexicana, coincide en señalar que el tema de la maternidad fue utilizado durante mucho tiempo para reducir a las mujeres y apartarlas de la educación formal.

“Finalmente, las mujeres podemos decidir cuándo y cuántos hijos tenemos. Sin embargo, el sistema educativo está hecho para los hombres. Por eso hay menos mujeres que se dedican a varios campos del conocimiento, pero conforme haya más en puestos de toma de decisiones, aportaremos más trabajo creativo a la humanidad”, señala la científica.

Un ejemplo de las rémoras que todavía permanecen en todos los ámbitos, dice, es la declaración hace tres años del entonces rector de Harvard, Lawrence Summers, quien sugirió que las mujeres no podían ser tan buenas como los hombres para las matemáticas y las ciencias duras “por una diferencia biológica”, dicho que le acarreó fuertes críticas y generó todo un debate sobre el tema.

Y aunque la participación de las mujeres en la ciencias todavía no es suficientemente grande, señala la también integrante de la Academia Mexicana de la Lengua, es gracias a ellas que se han empezado a investigar algunos temas que antes se consideraban “poco serios”, entre ellos el amor.

Lo tradicional “era estudiar a una rata dando vueltas en una bandita, pero fueron las mujeres las primeras en estudiar por qué el amor no dura tanto tiempo, por qué se acaba y qué es el estado de enamoramiento”.

Si bien la situación no ha avanzado como sería deseable, Julieta Fierro sí percibe cambios, sobre todo a partir de la segunda mitad del siglo XX. Fue el “ánimo revolucionario” de 1968 lo que le permitió escaparse de su casa para estudiar, contradiciendo a su madre, quien trataba de convencer a ella y a su hermana de cumplir un papel más tradicional.

El de la astrónoma bien podría ser tomado como un caso ejemplar del avance gradual de las mujeres por conquistar espacios. Alguien a quien se le prohibió bailar ballet en su niñez, “porque se me iban a ver las piernas”, logró tomar revancha bailando el mambo Y sin embargo se mueve (en honor a Galileo), en pleno Zócalo capitalino, el pasado 20 de febrero, durante el eclipse total de Luna.

“He descubierto que las mujeres somos capaces de hacer cualquier cosa que queramos. ¡Y los hombres también! Si yo voy a bailar mambo a los 60 años, cualquiera puede hacer lo que desee y merece una oportunidad. Ésa es mi postura.”

El siglo de las artistas mexicanas

Por su parte, la crítica de arte Raquel Tibol prefiere destacar el papel relevante de las mujeres en el siglo XX, periodo en el que éstas pudieron entrar como alumnas regulares en las escuelas de arte, lo que generó una buena cantidad de exponentes de gran nivel en fotografía, escultura y grabado, entre ellas Helen Escobedo, Graciela Iturbide y Lola Álvarez Bravo.

En la actualidad, son las mujeres quienes más han explorado tendencias posvanguardistas en las artes plásticas y escénicas, aunque tal vez no con total madurez, de manera todavía superficial o con falta de sentido del humor, señala Tibol.

“Hay algunas con gran originalidad, como Emma Villanueva, quien ofreció como performance una ‘clase de desnudo’ en pleno Zócalo, sin que nadie le faltara al respeto. Antes de que viniera Spencer Tunick, ella ya había hecho algo mucho más arriesgado.”

Pese a los avances de las mujeres en las artes plásticas, hay un terreno que por algún motivo sigue sin presencia femenina importante: la caricatura política. “No sé a qué se debe ese vacío. Tal vez a las mujeres les cuesta más trabajo manejar el asunto del sarcasmo, que sí han hecho, por ejemplo, en el teatro y la fotografía”.

Las “genias” y la lista de excluidas

A los anteriores puntos de vista, se suma el de una de las integrantes de las Guerrilla Girls (www.guerrillagirls.com), grupo estadunidense de artistas feministas que utilizan máscaras de gorila en sus actos públicos, y ponen de relieve con humor y atrevimiento, mediante carteles, performances y libros, las condiciones desiguales entre hombres y mujeres en todos los sentidos.

Las participantes del colectivo utilizan como seudónimos los nombres de célebres artistas fallecidas, y se han dedicado a señalar las injusticias y contradicciones de género tanto en el mundo de las artes como en la industria del entretenimiento.

“Por muchos siglos, a las mujeres no se les permitió convertirse en artistas, ir a la escuela, firmar un contrato o hacer negocios. Pero hemos descubierto que eso no les impidió crear, aunque tuvieran que lidiar con esas reglas que las excluían absolutamente”, considera en entrevista telefónica desde Los Ángeles, California, una guerrilla girl identificada como Frida Kahlo.

Ellas “debieron idear formas ingeniosas, únicas y hasta aventuradas para evadir esas reglas. Como algunas mujeres pintoras del siglo XIX, que tuvieron que vestirse de hombres para trabajar en las calles sin ser hostigadas o agredidas todo el tiempo.

“Las pocas que lograron subvertir al sistema fueron excluidas de la historia del arte cuando ésta se escribió.”

Parámetro con valores masculinos

El concepto mismo de “genio”, que por siglos ha servido como parámetro de calidad artística, “tiene que ver con valores masculinos. Todos hacemos cultura, no importa si somos Picasso o quien sea. Esta idea del mainstream del arte fue definida en una sola dirección por una especie de héroe.

“No hay mujeres genios, porque el concepto mismo excluye a las mujeres”, observa la activista.

Cuando se empieza a analizar la asimetría de oportunidades entre hombres y mujeres, es inevitable considerar también las que existen entre blancos y no blancos, ricos y pobres, habitantes del primer o tercer mundos.

“El mercado del arte está dominado por unas cuantas personas que invierten una gran cantidad de dinero en artistas individuales, y aun entre quienes tienen una formación e historial similar, hay diferencias y desventajas.

“Muchos artistas han sido sobrevaluados por el hecho de ser hombres, estadunidenses, europeos o blancos, y ese statu quo ha dejado a muchos fuera de la lista”, dice.

Por ello, aunque la palabra “feminismo” todavía provoca miedo en las buenas conciencias de Estados Unidos, “es absolutamente necesario” reivindicarlo en la esfera del arte.

En suma, apunta, las mujeres han tenido un “papel revolucionario” en diversas categorías artísticas, como la industria del cine a comienzos del siglo XX y la instalación de museos, en el caso estadunidense.

“Pero cuando la cultura se volvió un asunto más ‘serio’, ellas fueron relegadas.

“En general, ha habido un avance muy elemental, y el trabajo artístico de las mujeres también debe ser criticado, pero cuidando que esa crítica no tenga una naturaleza sexista.”

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.