Usted está aquí: sábado 8 de marzo de 2008 Opinión Jazz

Jazz

Antonio Malacara
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■ Festival Nacional de Jazz

■ La intensidad

La Tlaxcaltécatl Latin Jazz es una poderosísima banda de 12 integrantes (tres saxos, trompeta, trombón, dos pianos, bajo y todo un arsenal de percusiones) que no obstante su descomunal energía, ofrecen una verdadera cátedra en el manejo de los matices y las atmósferas. Nunca se quedan arriba; se la pasan más bien en el sube y baja, logrando así que el público se deje llevar, entusiasmado, en un vértigo que por igual visita a Óscar Kartaya, a Ralph Irizarry o a Israel Blancas Tlaxcaltécatl. Con el caribeño arreglo que montaron el sábado primero de marzo al Take five, de Desmond, hicieron que la sala Carlos Chávez estallara en gritos y aplausos.

Difícil fue entonces el reto para el siguiente grupo, Ensenada Jazz, que desde Baja California llegaba por primera vez a la ciudad de México (aunque su director, el excelente pianista Ernesto Rosas, tocó por acá hace tres décadas). Pero el respetuoso respetable igual los apapachó. El quinteto cumple, en este 2008, 25 años ininterrumpidos de hacer jazz en el norte de México, y estas tablas se notan de inmediato. Resulta sorprendente cómo el jazz estándar (Lullaby of Birdland, Caravan, entre otros) puede tener tanta majestad y presencia cuando es bien abordado. Lamentablemente, el monitor del bajo no funcionó bien, lo que estresó a todos en el escenario. No obstante, Ensenada Jazz fue requerido para el encore y regresó con Alain Derbez como invitado, quien ya había sacado su sax soprano cuando leyó poesía inmediatamente antes del grupo. Nadie se movió de su lugar.

El domingo siguieron bastos. De hecho, en las siete fechas que se han dado del Festival Nacional de Jazz, invariablemente ha habido gente que se queda afuera por falta de cupo. Pero el domingo 2 de marzo, en el Foro Cultural Coyoacanense, sucedió algo curioso. Después de iniciado el concierto, a las afueras del teatro seguía formada una fila de unas 100-120 personas; les habían prometido que si en algún momento se salía alguien del público periférico, situación que nunca falta en los conciertos gratuitos, dejarían entrar un número proporcional de retrasados asistentes. Y se formaron a esperar pacientemente.

Desde afuera escuchaban a Art Latin Jazz, de Roberto Aymes, que con su bajo de seis cuerdas y su proverbial sentido de la música, se fue de St. Thomas, de Sonny Rollins, a una muy disfrutable “irreverencia”, rediseñando dos movimientos de la Sinfonía 31, de Mozart, París, mediante las dinámicas del vals, el huapango y el chachachá. Luego llegaron temas recurrentes como Perdido, Todo y nada, Azul y Capullito de alelí. Su set se pasó del tiempo establecido por más de media hora, y Nunduva Yaa, el grupo invitado de Oaxaca, temía que nadie se quedara a escucharlo.

Pero he aquí la mayor sorpresa que nos ha dado del festival. El foro no sólo permaneció totalmente lleno después del larguísimo set de Roberto Aymes, sino que escuchó con gusto la poesía de María Cruz y recibió en la mejor de las formas a Nunduva Yaa, primero con curiosidad y después con total entrega hacia el grupo, que fue exigido con aclamaciones para que regresara al encore.

Las propuestas de Onésimo García (trompeta), Rodolfo Santiago (piano), Luis Cervantes (sax) y Oaxama (percusiones) parten de la música tradicional oaxaqueña, de las chilenas, los sones mixtecos y los jarabes, para filtrarlos por los códigos del jazz. Es una música que no puedes escuchar en otra parte del mundo, es un revisitar a los ancestros para doblar tiempo y espacio en una sala de conciertos. A los que ya habíamos escuchado al grupo nos dio un gusto enorme constatar la madurez que han alcanzado en su sonido (Oxama ha crecido enormidades). Quienes los estaban descubriendo no daban crédito. En verdad existe un sonido mexicanista en el jazz. Y lo que falta.

Para el sábado 8 de marzo estarán Los Dorados (Distrito Federal) y Orbis Tertius (Xalapa). El domingo se presentarán Alejandro Campos Cuarteto y el Trío de Héctor Infanzón, ambos del Distrito Federal. Los dos conciertos serán en la sala Carlos Chávez (Insurgentes Sur 3000) e iniciarán a las seis de la tarde. Salud.

 
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