Usted está aquí: viernes 14 de marzo de 2008 Cultura Revaloran el juguete popular ante el de hechura industrial

■ Muestra en una galería cercana al Zócalo

Revaloran el juguete popular ante el de hechura industrial

De tin, marín incluye 70 piezas y se inauguró ayer

■ Combaten “la práctica del regateo”

Ericka Montaño Garfias

Ampliar la imagen Juguete elaborado por artesanos, incluido en la exposición que se puede visitar en la Galería Arte Mexicano para el Mundo, la cual concluirá el Día del Niño Juguete elaborado por artesanos, incluido en la exposición que se puede visitar en la Galería Arte Mexicano para el Mundo, la cual concluirá el Día del Niño Foto: Ericka Montaño

Que levante la mano quien nunca jugó con un trompo, un balero o un yo-yo de madera, dio vuelta a una pequeña manivela para que una tejedora se pusiera en movimiento, o para que dos gatitos jugaran, que alce la mano quien nunca tuvo en sus manos una muñeca de trapo o mueblecitos de madera, o quien nunca haya visto un soldadito de hoja de lata.

Para los que no han tenido esa experiencia y para quienes sonrieron al recordar, se presenta la exposición De tin, marín: juegos y juguetes populares mexicanos, que ayer se inauguró en la Galería Arte Mexicano para el Mundo.

La muestra consta de unas 70 piezas provenientes del acervo particular del escritor Carlos Monsiváis, algunas pertenecientes al Museo del Estanquillo, y una pequeña parte de la colección de María Teresa Pomar, quien la donó a instituciones del estado de Colima.

“Deseamos que se conozca el juguete popular frente al industrial que inunda los mercados. Éste es el juguete ingenioso hecho por artistas populares, en ocasiones por los padres de familia y muchas veces por los propios niños”, dijo Pomar, quien comenzó su colección hace varios años y ahora se muestra en espacios culturales como el Museo Universitario de Arte Popular de la Universidad de Colima.

El juguete tradicional está pensado para enseñar a los niños, para que se familiaricen con el medio ambiente y con su condición social, agregó la maestra, una de las principales especialistas en arte popular y fundadora, entre otras instancias, del Fondo Nacional para el Fomento de las Artesanías y de la Casa de las Artesanías del estado de México.

Parte de su colección se encuentra también en el Museo del Papalote y en Guanajuato. “No sólo me interesa que se difunda el arte popular, sino que se reconozca a sus autores”, indicó María Teresa Pomar.

Piratería y deficiente distribución

De tin, marín: juegos y juguetes populares ocupa la sala de exposiciones de la Galería Arte Mexicano para el Mundo, un proyecto de la iniciativa privada que comenzó hace dos años, cuando un grupo de empresarios decidió transformar el edificio localizado en Monte de Piedad número 11, a unos pasos del Zócalo.

Este proyecto, de carácter cultural y comercial, se inició con 17 artesanos y ahora son más de 300, explicó Silvia Mancilla, directora de la galería.

Además de la sala de exhibición, dos pisos están destinados para la venta de arte popular a precios accesibles, incluidas piezas ganadoras de concursos, y se planea que en unos meses se utilicen dos pisos más para dicho propósito.

Las exposiciones “vienen de la necesidad de contextualizar lo que es el arte popular, para que las personas lo vayan conociendo mejor.

“Queremos cambiar estos paradigmas de la industria del regateo, nosotros no vamos con estas prácticas, entendemos que si se comprenden mejor los procesos de elaboración, los tiempos en los que se crean, los materiales, se va a percibir mejor el arte popular”, añadió Mancilla.

Esa vertiente creativa enfrenta graves problemas, entre ellos la piratería, la mala distribución, el uso inadecuado de la materia prima, que la actividad no es económicamente viable, entonces la dejan y emigran, o bien no se produce lo que el mercado requiere, enlistó la directora del centro.

Sin embargo, “es fundamental que haya muy buena calidad, sin excesiva autoexigencia: como muchas veces las piezas se venden en mercados, tienen la calidad de esos sitios, y si se venden en el piso tienen ese tipo de calidad, entonces los artesanos se ven inmersos en varias problemáticas.

“Por tanto, entendimos que dando pláticas sobre visión empresarial: administración, planeación, contabilidad en un nivel accesible, se puede dar ese brinco para que los talleres familiares se vuelvan pequeñas empresas.

“La artesanía es un muy buen negocio si se arma todo el canal de distribución y la cadena de valor.”

La exposición De tin marín: juegos y juguetes populares concluirá el 30 de abril, Día del Niño. La entrada es gratuita y puede visitarse de las 10 a las 19 horas, de martes a domingo.

 
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