Usted está aquí: viernes 14 de marzo de 2008 Cultura Derrida y la desistencia

José Cueli

Derrida y la desistencia

Situándonos en el principio llamado aplazamiento “originario” y las nociones de “impreso, preimpresión y preinscripción” desembocamos en el pensamiento de la desistencia, que a partir de Jacques Derrida, según opinión de Major, se debería considerar un concepto central para el sicoanálisis.

De hecho, “algo empezó antes de mí, aquel que sobrelleva la experiencia. Yo llego tarde, si insisto en seguir siendo el sujeto de esta experiencia, tendría que ser como un sujeto prescrito, preinscrito, marcado de antemano por la impresión de lo ineluctable que constituye este sujeto sin pertenecerle”.

El vocablo desistence (cita textual) “aparece en la introducción de Derrida a una colección de ensayos escritos en inglés por Philippe Lacoue-Labarthe, quien emplea de manera recurrente el verbo désister y el sustantivo désistement”. El ensayo de Derrida comienza abordando el problema de traducción que estos términos plantean necesariamente, en particular en la medida en que, su sentido jurídico, el verbo désister requiere la construcción reflexiva (se désister) que no existe en inglés ni en español.

Derrida introduce del término désistance, pero advierte que no se lo puede traducir sin precauciones.

“Esta ‘desistencia’ se trataría de una desistencia constitutiva del sujeto que destina la demanda del significado o de verdad a la cuestión de su propia finalidad. Visto de esta forma la ‘desistencia’ desinstala o desmantela todo lo que asegura a la razón, sin llegar a caer en la locura o sinrazón.”

Tal como interpreta Major, “pensar la responsabilidad sobre la base de la desistencia del sujeto a partir de todas las determinaciones que surgen de la identificación que constituye su máscara es también pensar la responsabilidad desde el inconsciente, que ignora la diferencia entre lo virtual y lo real, entre intención y acción. Es extender la responsabilidad –aquello a lo que el sujeto debe responder– mucho más allá de la información de la conciencia, a la que el derecho y la moral se refieren usualmente. Es abrir el campo de la responsabilidad del sujeto a lo que las generaciones precedentes nos legan y a lo que se transmite por la memoria transgeneracional”.

Estas conceptualizaciones se acercan a la finalidad del sicoanálisis que encamina sus pasos al archivo, al nombrar lo no nombrado mediante el regreso al origen de las huellas mnémicas, a lo inconsciente.

Para Derrida: “La posibilidad de la huella, esta simple posibilidad, sólo puede dividir la unicidad. Separando la impresión de lo impreso”. Derrida extrae de Freud que “la contradicción (...) modula y condiciona la formación misma del concepto de archivo y del concepto en general –justamente allí donde soportan la contradicción”.

En su lectura de Más allá del principio del placer (Derrida, La tarjeta postal de Sócrates a Freud y más allá) Derrida señala de qué forma “Freud avanzó únicamente suspendiendo, sin ninguna posibilidad de detenerse, todas las tesis en las que a sus sucesores o herederos, a sus lectores en general, les habría gustado verlo detenerse. Esa lectura fue también una interpretación de lo que vincula la especulación sobre el nombre, el nombre propio o los apellidos a la ciencia, particularmente a la teoría y a la institución psicoanalítica”.

 
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