Usted está aquí: sábado 15 de marzo de 2008 Opinión Los de Abajo

Los de Abajo

Gloria Muñoz Ramírez
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■ Alternativa para migrantes

El enorme baldío en que más de 300 familias cosecharon sus alimentos durante 14 años, donde se construyó un proyecto autogestivo y una comunidad solidaria, permanece cercado en la región sur centro de Los Ángeles, California. Los grandes árboles milenarios, los sembradíos y las más de 100 variedades de plantas medicinales fueron arrasados hace casi dos años por los bulldozer del gobierno de la ciudad. El objetivo era construir enormes bodegas encima del importante pulmón verde. Hoy, sin embargo, no hay nada. Un cerco de alambre de púas rodea el terreno donde se levantó una alternativa de convivencia y organización comunitaria, protagonizada, en su mayoría, por migrantes mexicanos y centroamericanos.

Los sembradíos en las seis hectáreas que ocupaba la Granja del Sur Centro de Los Ángeles fueron destruidos, pero no la resistencia que un pequeño grupo de familias sostiene en contra. Libero Tlatua, campesino de Puebla, participó ocho años en ésta. Después del desalojo, junto con otras familias, continuó organizándose en una cooperativa. “Con el desalojo agarramos más fuerza. Fue difícil, pero cuando están destruyendo tu casa es como cuando los animalitos miran que a sus cachorros les hacen daño y uno saca sus garras. No podíamos quedarnos de brazos cruzados. Ellos pensaron que nos iban a intimidar. Nos quisieron cortar, pero no cortaron de raíz y el retoño salió más bonito y con más fuerza”.

Actualmente la cooperativa cuenta con terrenos en Bakersfield, a tres horas de Los Ángeles. “Estoy muy orgulloso de lo que estamos logrando y de seguir sembrando vegetales orgánicos. Cuando llegamos al mercado, te sientes feliz porque dices: este es nuestro producto. Va a llegar el momento en que vamos a ser más grandes. Las luchas no se ganan fácilmente y ahorita vamos empezando”, dice Libero.

El gran reto fue seguir organizados después de la represión. Muchos se fueron, pero otros continuaron dando la batalla. Cuenta Rufina: “no podíamos ser campesinos sin tierra, así que la primera tarea fue encontrar dónde sembrar”. Les prestaron, entonces, unos terrenos en Fresno, de los que tuvieron que salir por el fallecimiento del dueño. Después llegaron a Bakersfield. El proyecto, insiste Rufina, no es sólo la cosecha, sino crear una alternativa alimentaria “desde abajo”, pues “el verdadero cambio tiene que ser de abajo hacia arriba en todas las áreas”.

 
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