Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 23 de marzo de 2008 Num: 681

Portada

Presentación

Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA

Cinco cuentos populares serbios
JELENA RASTOVIC

El rey y el pastor

Un carnero con el vellón de oro

La mujer mala

Una doncella más astuta que el zar

Un castillo entre el cielo
y la tierra

El diario
JELENA RASTOVIC ENTREVISTA
CON NEBOJŠA VASOVIC

Columnas:
Galería
JORGE VALDÉS DÍAZ-VÉLEZ

Las Rayas de la Cebra
VERÓNICA MURGUíA

Bemol Sostenido
ALONSO ARREOLA

Cinexcusas
LUIS TOVAR

Corporal
MANUEL STEPHENS

El Mono de Alambre
NOÉ MORALES MUÑOZ

Cabezalcubo
JORGE MOCH

Mentiras Transparentes
FELIPE GARRIDO

Al Vuelo
ROGELIO GUEDEA


Directorio
Núm. anteriores
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Jorge Valdés Díaz-Vélez

Dos poemas

LA MESA

Para Wislawa Szymborska    

Me contemplo en las caras ocultas de la noche
sin rasgos de mi acento del sur, sin evidencias
de ser el extranjero que alarga un punto móvil
sobre una servilleta doblada en dos. Estoy
en medio de personas de las que no sé nada
y que hablan de lugares apócrifos, de valles
desterrados del tiempo, distancia o geografías;
me observo desde mi soledad, desde afuera
del aire, de las formas del sillón que soporta
el peso de las vidas que tuve y me contienen
al pie de nuestra mesa. Me reconozco aquí,
con la ingenua cautela con la que se vislumbran
animales fantásticos en un libro de viajes
cuya última página no depara emociones,
ni algún final feliz que salve la memoria
de un bar donde la dicha se mire al otro lado
de esta sombra entre tantas estólidas fronteras.

PLOMARI

La pesada silueta de los barcos
te dijiste una vez, cuando el verano
carga con la inscripción de sus estelas.
Reventaba la luz en los olivos,
y el oleaje de sangre tras tus párpados
era entonces metáfora del alba,
la vida sin futuro y pocos años.
Mucho tiempo después, escribirías:
Partir es regresar a ningún sitio
en un bar clausurado, ante los muelles
donde atraca el olor de la marisma.
Ahora te recuerdas en los versos
que otro talló por ti sobre una mesa
mientras cruzan los pájaros rasantes
en búsqueda del aire al pie del día
y miras a estribor cómo la playa,
ese latido insomne del deseo,
vuelve tu corazón reloj de arena.