Usted está aquí: lunes 24 de marzo de 2008 Espectáculos Nueva generación de trovadores cubanos no rehúye la crítica

■ Antes de que Raúl Castro pidiera “sinceridad” los cantautores ya abarrotaban plazas

Nueva generación de trovadores cubanos no rehúye la crítica

■ La vida cotidiana aún es la fuente de inspiración; los temas que cuestionan tienen el aplauso seguro, reconoce Ray Fernández

■ Cuba posee disqueras, pero la música circula de mano en mano

Reuters

La Habana, 23 de marzo. Mucho antes de que el presidente Raúl Castro pidiera a los cubanos que hablaran “con sinceridad” sobre sus problemas, algunos cantautores ya llenaban plazas y teatros con baladas críticas, casi nunca grabadas por las disqueras oficiales.

“Hay un pequeño espacio de tolerancia, prueba de ello es que puedo cantar en un teatro y decir las cosas que digo”, dijo Erick Sánchez, autor de Cuando aparezca el petróleo, canción que fantasea con la solución a los problemas de Cuba el día que brote oro negro frente a sus costas.

Las letras de los trovadores cubanos cuestionan los mismos problemas que emergieron del debate promovido por Raúl Castro a finales de 2007: la circulación de dos monedas, los altos precios de los alimentos, las desigualdades o las trabas migratorias para viajar al extranjero.

“En Cuba, los trovadores/ son como noticieros cantores/ que tienen mucho más filo/ que la cuchilla de los censores”, canta Frank Delgado, popular cantautor de 47 años.

Trovadores de varias generaciones tocan esporádicamente en teatros y cines, aunque a veces tienen que negociar el repertorio y dejar fuera sus canciones más polémicas.

Muchas veces, cuentan, usan instrumentos prestados y apenas les pueden pagar a los músicos acompañantes. Para ganarse la vida, Sánchez, por ejemplo, canta en un club nocturno temas del español Joaquín Sabina.

Uno puede recorrer todas las estaciones de la radio y rara vez encontrará sus voces en las emisoras estatales, en parte, dicen, porque los programadores están más interesados en la música comercial.

Cuba tiene una decena de sellos discográficos, pero la música de la mayoría de los cantautores sólo circula de mano en mano, mediante copias caseras de discos grabados, casi siempre, durante los conciertos en vivo.

“Estoy en pañales. Aún no sé qué es una disquera ni cómo se accede a ella, menos qué intereses tiene”, dijo Ray Fernández, de 35 años, quien sólo tiene un disco promocional producido por la Asociación Hermanos Saíz, ligada a la Unión de Jóvenes Comunistas.

El disco deja fuera canciones como Lucha tu yuca taíno o Mister policeman, dos de los temas más polémicos y populares de Fernández.

“Que la jugada está apretá/ todo el caney lo sabe/ que no abunda el taparrabo/ y no alcanza el casabe/ que está cara la magia y más la medicina./ ¡Ay! que se nos prostituyen las taínas”, dice Lucha tu yuca taíno.

Pero el disco incluye, en cambio, El obrero o El gerente, en las que Fernández, chef metido a cantante, describe sin tapujos las diferencias sociales que emergieron en el sistema socialista de Cuba.

La industria discográfica estatal no sólo ha estado cerrada para los más jóvenes.

Después de 29 años de carrera, los cinco discos de Frank Delgado fueron grabados fuera de la isla. Sus canciones, en las que habla sobre la emigración, el doble estándar o la corrupción, son, sin embargo, coreadas como himnos por cientos de jóvenes que lo siguen en cada concierto.

“Yo quiero decir al pan pan”

La vida cotidiana es la fuente de inspiración de los nuevos cantautores, como lo fue en la década de 1960 para la Nueva Trova, movimiento musical liderado por Pablo Milanés y Silvio Rodríguez, ligado a la revolución de Fidel Castro.

“Yo quiero decir al pan pan. Pero choqué con que las canciones muy críticas tienen el aplauso seguro y caí en la trampa de componer canciones criticonas”, dijo Fernández.

Pedro Luis Ferrer, veterano y popular autor que tiene canciones sobre la prostitución, la homosexualidad y el descreimiento político, dice que nunca le gustó que lo catalogaran como crítico o contestatario.

“Ocurre que, sea cual sea el país, si hay una prensa única o uniforme y un único empleador –como es nuestro caso–, cuando la sociedad no encuentra reflejado su criterio y punto de vista no tiene de dónde escoger”, dijo Ferrer, de 55 años.

“Así, apela a los medios que le proporcionan su anhelo: la lectura, la música, la canción”, agregó.

Pero los que en Cuba critican cantando aclaran que lo hacen desde dentro, otra coincidencia con el discurso actual de Raúl Castro.

Delgado, por ejemplo, cierra cada concierto con la canción La otra orilla.

“La dignidad y la distancia/ son más de 90 millas/ yo decidí a cuenta y riesgo/ quedarme aquí, en esta orilla”, canta en alusión a los opositores radicados en Miami, al otro lado del estrecho de Florida.

 
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