Usted está aquí: lunes 24 de marzo de 2008 Política Para salvar a la vaquita marina

Iván Restrepo

Para salvar a la vaquita marina

Hace 10 años, un informe preparado por los especialistas más calificados del país, advertía sobre el elevado número de especies que se encontraban en peligro de desaparecer del territorio nacional, o de engrosar la lista de amenazadas. La pobreza rural, el avance de la frontera agropecuaria, las formas irracionales de explotación agrícola y forestal, la introducción de especies “exóticas” en diversos ecosistemas, el tráfico ilegal, la expansión de la mancha urbana, la contaminación del suelo, aire y agua, y las prácticas cinegéticas irresponsables, figuraban entre las principales causas que ponían y ponen en riesgo la sobrevivencia de muchas especies animales y vegetales.

Los estudiosos mencionaban destacadamente el caso de 32 mamíferos, 30 aves, 13 reptiles, un anfibio, 10 peces, igual número de invertebrados, 56 plantas y 10 hongos. Los científicos ofrecían medidas para protegerlas y evitar su desaparición. En la lista destacaban lo mismo los cocodrilos, el águila real, el berrendo, las guacamayas, que el oso negro o las tortugas.

Entre las especies que mencionaron estaba la vaquita marina, el mamífero más amenazado del mar y de los más pequeños del mundo y que habita solamente en el norte del Golfo de California y el delta del río Colorado. Hace medio siglo no se tenía un registro científico de ella y se desconoce el origen de su peculiar nombre. Hoy se sabe que, en condiciones naturales, vive unos 20 años, mide metro y medio y tiene apenas una cría cada dos años, lo que pone de relieve su vulnerabilidad. En 1990 se creó un comité técnico para elaborar recomendaciones con el objeto de protegerla a la par que a un gran pez que se asocia con ella: la totoaba.

Pese a las medidas tomadas, destacadamente prohibir la pesca de mamíferos marinos y el uso de redes con malla mayor de 25 centímetros (utilizadas entonces para capturarlas), lo cierto es que la depredación continúa. Destaquemos también que como parte del esquema protector se decretó la Reserva de la Biosfera Alto Golfo y Delta del Colorado. Todos los reportes científicos y oficiales, sin embargo, señalan que tanto la vaquita como la totoaba siguen cayendo en las redes utilizadas para capturar tiburones, rayas (recientemente protegidas por la ley), corvinas o macarelas; o en las redes de arrastre de los barcos camaroneros.

Hace 10 años los expertos recomendaron buscar fuentes alternativas de empleo para los pescadores de la región donde habitan ambas especies. Proponían impulsar la acuacultura de camarón y ostión, el ecoturismo, la agricultura, las maquiladoras de productos marinos, a la par que mejorar las artes de pesca.

Los funcionarios responsables del sector ambiental y pesquero anunciaron igualmente fondos públicos en apoyo de dichas actividades. Todo apunta a que fallaron, pues la realidad nos muestra que hoy existen unos 100 ejemplares de la vaquita cuando hace 15 años eran 500, mientras se desconoce el número de la totoaba. Al paso que vamos, ambas especies caminan hacia su desaparición.

Hace dos semanas se puso en marcha un nuevo programa para salvar a la vaquita marina. Como hace una década, se habla nuevamente de crear fuentes de empleo alternativas, sustituir las artes de pesca depredadoras y apoyar económicamente al programa salvador; inicialmente, con 100 millones de pesos. Se espera que todo lo anterior cambie parte de la realidad social y económica del norte de Baja California y el delta del Colorado, donde coexisten cientos de permisos legales de pesca y muchos más ilegales. A esto se suma la corrupción de ciertas instancias oficiales y grupos de pescadores, la sobrexplotación de especies locales, artes de captura obsoletos y menos utilidades para los hombres del mar.

Los funcionarios prometen que el nuevo programa sí tendrá el éxito esperado. Deseamos que así sea, pero no está de más recordar la senda del fracaso por el que transita otro programa que también se anunció salvador: el de la mariposa monarca, cuyo hábitat se reduce diariamente por la acción de los talamontes, la pobreza rural y la corrupción.

 
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