Usted está aquí: martes 25 de marzo de 2008 Sociedad y Justicia El intento de criminalizar la protesta social, acto aberrante: Raúl Vera

■ Condena el obispo prácticas que propician desigualdad y pobreza

El intento de criminalizar la protesta social, acto aberrante: Raúl Vera

José Antonio Román

Es “aberrante” la actitud del Estado mexicano al pretender criminalizar la protesta social, en casos donde los conceptos de legalidad, estado de derecho y democracia son utilizados con absoluta discrecionalidad para proteger a funcionarios públicos, y negando toda garantía cuando se trata de juzgar a líderes sociales, denunció el obispo de la diócesis de Saltillo, Coahuila, Raúl Vera López.

En su mensaje de Pascua, el prelado dijo que los mexicanos tienen no sólo el derecho, sino la obligación de participar de manera plural y libre, en el contexto de respeto a los derechos humanos, para que se destierren de nuestro país las prácticas corruptas que tanto daño han causado.

Además, dijo que los cristianos saben que las prácticas económicas que propician la desigualdad social, la inequidad en el acceso a las oportunidades y la pobreza escandalosa de millones de seres humanos, son contrarias al plan de Dios, pues él ha destinado los recursos de la tierra para beneficio de todos. “Nosotros tampoco podemos ser cómplices de dichas prácticas ni por acción, ni con nuestro silencio.”

Vera López señaló también que la justa distribución de los bienes tiene que ver con los sistemas políticos, que deben velar e intervenir para frenar los abusos de quienes quieren aprovecharse de manera deshonesta, directa o indirectamente, de los recursos financieros que provienen de las aportaciones de los ciudadanos al Estado.

En su mensaje, el obispo dijo que los cristianos no pueden enfrentar solos las numerosas violaciones a los derechos humanos que se perpetran de múltiples maneras. Con confianza en el poder de Cristo, dijo, deben unirse en espíritu ecuménico y solidario a las múltiples iniciativas de la sociedad civil para restaurar el orden público en una democracia verdadera, con valores, para cuidar la naturaleza, humanizar la economía y proteger a los grupos vulnerables, entre los cuales están los niños de la calle, las víctimas de feminicidios, las mujeres violentadas de Atenco, los deudos de Pasta de Conchos y las comunicadoras que defienden la vida digna de los niños y los derechos humanos.

 
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