Usted está aquí: viernes 28 de marzo de 2008 Cultura Reordenan las colecciones del Museo Nacional del Prado

■ En la ampliación del recinto muestran selección de cuadros y esculturas del siglo XIX

Reordenan las colecciones del Museo Nacional del Prado

■ El acervo permanente ya no terminará con la obra goyesca, sino con la pintura decimonónica

■ Abrirán Goya en tiempos de guerra, exposición que coincide con los 200 años del mayo de 1808

Merry MacMasters

La ampliación del Museo Nacional del Prado, proyecto que tardó más de una década en concretarse, facilitará la integración del acervo de pinturas del siglo XIX a las salas permanentes del recinto.

Con ese espacio abierto al público el pasado 7 de octubre, el acervo permanente ya no terminará con la obra de Goya, sino con la pintura decimonónica, lo que implica reordenar las colecciones.

Cabe mencionar que ese acervo se exhibió de 1971 a 1997 en el Casón del Buen Retiro, fecha en que el edificio fue cerrado para hacer la ampliación, ya que se convertirá en el Centro de Estudios y Escuela del Prado.

Embodegada durante una década, una selección del acervo ahora alimenta El siglo XIX en el Prado, exposición que concluirá el 20 de abril y con la cual el museo inaugura las salas de exposiciones temporales del nuevo edificio de los Jerónimos, diseñado por el arquitecto Rafael Moneo.

A pesar de ser una de las colecciones más numerosas del museo, también es de las más desconocidas.

Integrada por 95 pinturas y 12 esculturas, la muestra es una antología de las obras más destacadas de esas vertientes estéticas del siglo XIX que conserva el recinto, lo cual permite conocer el arte español de esa centuria.

Dibujos y estampas goyescos

En el recorrido que parte de la producción última de Goya hasta las obras más modernas de Sorolla, puede advertirse la profunda influencia de la pintura del Siglo de Oro sobre los principales maestros españoles del XIX a partir de la fundación, en 1819, del Museo del Prado, así como la estrecha relación de muchos de ellos con los principales focos artísticos de París y Roma.

Entre la obra seleccionada figuran tres retratos de la primera actriz María Guerrero (1867-1928), quien fue muy cercana a México; inclusive, un teatro de la calle Brasil llevó su nombre.

María Guerrero, niña (1878), es de Emilio Sala, destacado pintor de historia y de decoraciones murales para edificios de la alta sociedad. El padre de María, Ramón Guerrero, entabló estrecha amistad con Sala, al que encargó varias decoraciones teatrales, y “rodeó a su hija de ese ambiente erudito, despertando en ella el gusto por ser retratada”.

Raymundo de Madrazo pintó La actriz María Guerrero como Doña Inés (1891), papel que le dio sus mayores triunfos, mientras que en 1906 Sorolla realizó La actriz doña María Guerrero como La Dama Boba. Al respecto, Sorolla dijo: “Pedí a María que me dejara hacerle este retrato, que he pintado para que después vaya al Museo del Prado. Porque es lo que yo le digo: ‘tú deberías estar en el museo y pintada por mí”’.

También hasta el 20 de abril se exhibe en la nueva extensión Goya: el toro mariposa. El vuelo, la diversión y la risa, que de alguna manera da pie a Goya en tiempos de guerra, exposición anunciada para el día 15 de ese mes, que coincide con el 200 aniversario de los acontecimientos de mayo de 1808 y el comienzo de la Guerra Española de Independencia. Integrada por alrededor de 150 obras, entre pinturas, dibujos y grabados, se centra en los grandes lienzos del Dos y Tres de Mayo de 1808, que son limpiados y restaurados.

La muestra actual celebra la adquisición, en 2006, del dibujo de Goya El toro mariposa, realizado en la fase final de su vida, en Burdeos (1824-1828), que constituye la síntesis de algunos aspectos temáticos y formales de su obra desde la época en que trabajaba en la creación de los Caprichos (1794-1799).

De acuerdo con información proporcionada por el museo, éste conserva una importantísima colección de dibujos y estampas de Goya. Los bocetos de los álbumes fueron desmembrados por el hijo del pintor, Javier Goya, en diferentes lotes, y a su muerte, vendidos por su hijo Mariano. Uno, formado por 186 dibujos, fue adquirido en 1866 por el Museo de la Trinidad, pasando en 1872 al del Prado.

Los bocetos para sus series de estampas también fueron vendidos. Los adquirió hacia 1854-1860 Valentín Carderera, tras cuya muerte un lote de 284 obras fue vendido al museo, en 1886, por su sobrino Mariano Carderera.

No obstante este extraordinario conjunto, el recinto ha continuado adquiriendo obras del artista para subsanar lagunas o añadir obras excepcionales. Al respecto, las primeras ediciones de las estampas han ingresado en los años recientes mediante compra y donación. Del mismo modo se han adquirido dibujos que ayudan a comprender la variedad de la obra de Goya, como El toro mariposa.

 
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