Usted está aquí: viernes 28 de marzo de 2008 Opinión Penultimátum

Penultimátum

■ A salvar el queso Tana

Toda información es oportuna, sobre todo cuando sale a tiempo. Dimos cuenta en su momento histórico del júbilo cotijense (de Cotija, Michoacán, la de los niños del padre Maciel) por la designación del queso del lugar, el quijotesco queso de Cotija, como una de las maravillas del paladar. En el mundo hay quesos, pero donde llegan los de Cotija el hambre se pulveriza. Comentamos entonces la aparición de un nuevo producto alimenticio, fruto de la inteligencia empresarial de un grupo de clérigos. Sí, usted se acuerda bien: el Queso Tana fue una de las aportaciones a la riqueza alimentaria hechas en honor de Marcial Maciel, quien no sólo encauzó la fe desde la más tierna edad, sino también propició el matrimonio entre fe y apetito. Queso Tana, el de las preses del estómago vuelto corazón, está sin embargo en grave riesgo. No de desaparecer sino de llegar tarde a la convocatoria del rugido de las santas tripas.

Como se informó recientemente en La Jornada, un grupo de investigadores universitarios lanzó la voz de alarma: después de detallados trabajos de campo encontraron 33 diferentes quesos artesanales auténticamente mexicanos y dignos de figurar en el concierto internacional. Pero de ellos hay varios en peligro de desaparecer, lo que, aseguran los estudiosos, sería un “despojo cultural irreversible, porque se pierde el conocimiento de la elaboración de un producto”.

Ante estos datos, cabe preguntarse: ¿Atentará la globalidad, el neoliberalismo y el mareo identitario contra el Queso Tana? ¿Se negarán las grandes cadenas alimentarias a utilizar en sus indigeribles champurrados el queso que salva para siempre el alma de los quesos? ¿No habrá un movimiento de feligreses del apetito que, Queso Tana en mano, desfile por las calles al grito de “El estómago se ufana/ porque come Queso Tana”.

Deténgase lector… ¿te puedo tutear? Detente lector, baje el volumen lectora. Mientras tú te empeñas en negar la recesión, el Queso Tana muere sin confesión. Si tú creíste en las bondades de la sobremesa, si tú estás seguro o segura que no hay mayor milagro que el de la conversión de la comida en acontecimiento histórico, si crees que la parábola por excelencia es la de las bodas de Canán, has circular por Internet una oración dirigida al santo de la gula, San Judas Tadeo: no sé qué tengo en los ojos que puros manjares veo. La oración dice así:

“Querido San Judas Tadeo, sabemos de las dificultades que tienes para cumplir con tu agenda. Sin embargo, haznos un huequito y dile a quien ya sabes lo que no necesitamos decirte. Si quien ya sabes te hace caso, te enviaremos a vuelta de e-mail una caja de Queso Tana para que lo saborees en el cielo.

“Muchas gracias y ya no te hagas el muerto cuando pasamos frente a tu imagen.”

A mandar e-mails, a salvar el Queso Tana.

 
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