Usted está aquí: sábado 29 de marzo de 2008 Cultura El escritor Tom Sharpe, “patrono de la incorrección política”, cumple 80 años

■ La vena satírica y el humor negro sustentan el exitoso estilo del creador de Henry Wilt

El escritor Tom Sharpe, “patrono de la incorrección política”, cumple 80 años

■ En sus novelas retrata todo tipo de vicios, debilidades, perversiones y sueños humanos

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Ampliar la imagen "Sé lo malas que son algunas de mis bromas. Sé que hieren, pero las dejo porque sé que le gustarán a alguien", manifestó alguna vez el autor británico Tom Sharpe, aquí en su estudio “Sé lo malas que son algunas de mis bromas. Sé que hieren, pero las dejo porque sé que le gustarán a alguien”, manifestó alguna vez el autor británico Tom Sharpe, aquí en su estudio

Londres, 28 de marzo. Hace unos años, Tom Sharpe sufrió un infarto ante las cámaras de una televisora española. Al recuperarse, el autor británico regaló una copia de la filmación a sus hijas: es para que se diviertan, explicó.

Ese fue un caso más del emblemático humor negro del autor, que muchos califican de obsceno, pueril y chocante, y otros de rabiosamente cómico.

Más de 10 millones de ejemplares vendidos, en 22 idiomas, atestiguan el éxito de ese estilo. El inventor de Henry Wilt, el lastimoso personaje que lo llevó a la fama, celebra este domingo su cumpleaños 80.

Crítico severo del apartheid

En sus novelas, Sharpe retrata todo tipo de vicios, debilidades, perversiones y sueños humanos, siempre exagerados de forma satírica y grotesca, pero sin perder jamás el contacto con la realidad.

Travestis negros con tutú de baile, una pelea con una muñeca inflable o una universidad inundada de condones: el “patrono de la ‘incorrección política’”, según la definición del Daily Telegraph, no tiene reparos a la hora de criticar conductas humanas.

Sharpe tiende a la comedia sexual y en ocasiones roza la descripción violenta: “Sé lo malas que son algunas de mis bromas. Sé que hieren. Pero las dejo porque sé que le gustarán a alguien”, explicó alguna vez.

Nacido en Londres en 1928 con el nombre Thomas Ridley Sharpe, el autor descubrió su vena satírica relativamente tarde. Su infancia y juventud estuvieron marcadas por una rabia constante, según explicó. Su madre, enferma, apenas pudo prestarle atención. Su padre, un párroco británico, pasó del socialismo al nacionalsocialismo.

Después de servir en la Marina británica y de estudiar en Cambridge, Sharpe viajó a Sudáfrica como trabajador social, maestro y fotógrafo.

El autor escribió entonces nueve obras de teatro políticas que no tuvieron repercusión alguna, hasta que fue expulsado del país en 1961 por su crítica contra el apartheid.

De regreso a Inglaterra, Sharpe se dedicó a la docencia. Su primera novela, Reunión tumultuosa (1971), se centró en la arrogancia, la brutalidad y el autoritarismo blanco contra los negros en Sudáfrica.

Diez años de alergia editorial

El descubrimiento de esa veta satírica le trajo los primeros éxitos y con ellos llegó la posibilidad de concentrarse en la escritura como actividad principal.

Once novelas fueron el saldo de los siguientes 13 años de trabajo. Y a ese fructífero periodo sucedieron 10 años de silencio, que el autor explicó como “alergia editorial”, “bloqueo de hija adolescente” y otras similares.

Más tarde atribuyó el paréntesis, sencillamente, a haber tenido demasiado dinero: “Para un escritor es mejor ser pobre. Implica que está obligado a seguir trabajando”.

Sharpe escribió otras dos novelas a mediados de los años 90 antes de que su salud empeorara. “No puedo escribir en la cama, ni siquiera puedo pensar”.

El cuarto volumen de la serie de Wilt vio la luz en 2005, tras siete años de correcciones y mil 500 páginas escritas y quemadas: “Comenzaba, pero simplemente no lo encontraba divertido”. El libro llegó a estar terminado sólo gracias a la presión del editor.

Hoy Sharpe escribe cada de que su estado de salud se lo permite. El autor vive hace más de 15 años en la Costa Brava, noreste de España. Rara vez visita a su mujer y sus hijos en Cambridge, pues desconfía del sistema de salud británico. “Si me hubiese quedado en Inglaterra, hoy estaría muerto”, asegura.

 
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